viernes, 31 de diciembre de 2010

REQUIESCAT…IN PACE por Susana



Que descansen en paz las promesas
y las noches cubiertas de estrellas.
Que descansen también los suspiros,
los te quiero, los suaves gemidos,
que ésta noche enterré los latidos
de un corazón que ya no era mío,
en la infausta raíz de una rosa
que era blanca y hoy esta roja.


No murmuren ya más los poetas
sobre historias tan viejas desechas,
no recuerden ya más los latidos
que la rosa mantiene escondidos…
que si escucho llorar a sus hojas
que si veo temblar sus retoños
se me ahueca en el alma la noche
y su manto se cuela en mis venas
-junto con mi pena-
como muerte helada en cavernas negras.



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lunes, 27 de diciembre de 2010

LA CASADA INFIEL, por SIL



¨- Sabed, vecinas,
que mujeres y gallinas
todas ponemos,
unas cuernos y otras huevos.
Viénense a diferenciar
la gallina y la mujer,
en que ellas saben poner,
nosotras, sólo quitar;
y en lo que es cacarear
el mismo tono tenemos.
Todas ponemos:
unas cuernos y otras huevos.¨


Don Francisco de Quevedo y Villegas
(1580-1645)
______________________________






LA CASADA INFIEL
I
Desalentada y cautiva en la prisión del hastío,
ama de nada, aburrida, decidió aprender boxeo
y tomar en tiempo libre las clases del Club del pueblo,
gastar algo de energía y paliar un poco el frío.


II
El dilema comenzó cuando asestó el primer golpe
y enamoró al instructor (sin mala fe ni deseo)
lo juró por la salud de su pre-infartado abuelo,
que no fue por su actitud tal impensado desborde.

III
La persiguió por semanas, le prometió amor eterno;
con diez rosas la esperaba cuando bajaban del ring,
que ella al volver revoleaba con un funámbulo swing
sobre la gris balaustrada dentro de un ruin basurero.

IV
Tanto el cántaro a la fuente, fue que la chispa hizo fuego
y se rompieron torrentes de besos (de ésos que envician)
de volcanes, de titanes y de exceso de caricias
en una lucha encendida cuya hoguera tocó el cielo.

V
Los amantes se despojan de las ropas y las horas,
las bocas arrojan mieles y el tiempo estruja las penas,
los relojes se detienen y sus agujas se queman
dentro de arenas calientes que ex profeso, se demoran.

VI
Pero siempre hay un final y un tope a la sinrazón.
Le dijo que era formal, que su esposo era un gran hombre,
que no podía manchar ni por esbozo su nombre,
y tenía que olvidarla, dando coto al culebrón.

VII
El instructor de boxeo, que era un apuesto gigante,
se opuso y se descompuso con profuso desconsuelo.
-¡Que debía resignarse! –ella insistió con denuedo,
y resuelta a replegarse tiró la toalla y los guantes.

VIII
El barrio estaba dormido bajo un sopor indolente.
(¿Su cónyuge? Abducido: centro al área y otro gol…)
Trozaba el jamón cocido cuando observó con pavor
que el que tocaba la puerta ¡era su audaz pretendiente!

IX
- ¡Vengo a llevarme a la que amo y apuesto en ésto mi alma,
no mediré consecuencias, le ofrezco pelea airosa!
El marido, sin renuencia, dijo - ¿Pretende a mi esposa?
Pase amigo, sientesé, y hablemos de ésto con calma.


X
-¿Gusta tomar un café? ¿ Azúcar o edulcorante? -
habló con voz de homilía y tono cuasi de hielo,
dirigiendo con maestría la oratoria sin desvelo
e imperturbable sosiego al quijotesco galante.

XI
-Mi esposa brilla de noche (como la luna) se enciende.
Si no esboza algún reproche, le aguardarán buenos ratos,
si Usted se esmera y la cansa, no escuchará sus relatos
y si Morfeo se apiada, dormirán cuando ella duerme.

XII
Del alba al primer fulgor comenzarán las arengas;
y si comete un error, jamás se lo haga saber,
pues los ecos del: ¨TE DIIIIIJE¨ lo arrollarán como un tren;
y no deje que maneje ni sus cuentas ni su agenda.

XIII
Y si hoy viene a secuestrarla (por dar glamour a esta historia)
yo no voy a denunciarla ni a impedir el disparate,
no andaré tras de sus huellas y no pagaré el rescate.
Vayan en paz... que la estrella del bien los cubra de gloria.

XIV
Eso sí … ¡ya se lo advierto! Cuando esta casa abandonen
y mi trazo sea un recuerdo borroneado por la brisa,
y el paso férreo del tiempo les apague las sonrisas,
y hubiera arrepentimientos: No acepto devoluciones.

XV
Lo que se da no se pide, Usted parece un buen pibe,
y le cedo con honores a la dama de sus sueños,
las mujeres no son flores que deban tener un dueño
y no puedo violar yo una ley que lo prohibe.

XVI
El retador se excusó, tomó el café atribulado,
agradeció a su anfitrión los datos que le aportara,
se levantó como un tiro de la silla que ocupaba
y corrió despavorido, tras estrecharle la mano.

XVII
La mujer se acomodó patidifusa y maltrecha,
se acercó hasta su marido, clavándole la mirada,
y recordando las clases que antiguamente tomara,
desestimó hacer las paces y le dio un cross de derecha.
___________*___________

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jueves, 23 de diciembre de 2010

Conakry por Iván Ignacio

1-El Capitán

Recuerdo que cuando era portuario, hace ya varios años, cuando caían con frecuencia las heladas que hoy escasean y los veranos eran mas amigables.
Trabajé en un puerto perdido en una bahía sin faro, donde se trabajaba de día, y de noche se descansaba.
Ningún barco se adentraba en la bahía por las noches, ni siquiera en noches estrelladas o con luna llena. Ninguno a excepción del "Conakry", entraba a la bahía muy despacio, casi a paso de hombre, iluminaba su camino con un reflector direccional y que destellaba una luz extraña, era una luz un tanto verde.

Me desempeñaba en el turno noche, en ese turno solo trabajábamos dos personas. Yo era el sereno, recorría alumbrando todo con una linterna, caminaba por los muelles y los galpones; La vida se desperdicia en un trabajo solitario y monótono, tal es así que a veces me entretenía con un palangre o pasaba por la portería (Donde trabajaba el otro empleado, mi amigo Yuri, el portero).


2-El Conakry

El Conakry era un barco pequeño, el puerto tenia un calado mínimo; Llegaba de vez en cuando, no venía todos los años, pero sí venía siempre con las calmas aguas de finales de verano. Su capitán era un hombre de mi edad, suponía que era de algún lugar de África Occidental. A pesar de haberlo visto siempre en la cabina, daba la impresión de ser alguien seguro y de sonrisa difícil. Siempre me saludó desde la cabina con respeto y simpleza. Dejaba su bote tan prolijamente cerca de la orilla que no hacia falta que alguien me tirara el amarre, solo me estiraba a tomar de la antigua y gruesa cuerda de yute y amarrarlo yo mismo. Desde detrás del vidrio me agradecía con una saludo y una sonrisa pobre pero real. Una vez asegurado todo, apagaba la luz y la despintada cabina se teñía de oscuridad, y seguro iba a descansar.
Mi turno y el de Yuri se terminaban cuando salia el sol. Cuando volvía a la siguiente noche el barco ya se había ido.


3-La luz

Muchas veces me pareció ver entre la neblina nocturna iluminada por ese reflector verdoso algo que escapaba de lo remotamente de lo normal, en un lugar el vapor se concentraba en un extraño suceso, de la nada y de a poco una imagen un tanto humana aparecía frente a mí, no poseía perfecta definición, tampoco era tan difusa.
Pero entendía con claridad que me tendía la mano, pidiendo algo. Y quedaba ahí, Así como solo aparecía con la extraña luz verde del barco, solo se volvía a la habitual neblina al darle yo la espalda.
Como no todos los principios del otoño traían al Conakry, no todas las veces que venia me hacia ver a ese ente.
Sin nadie nunca a mi lado que me ayude a confirmar si era real lo que se me presentó al menos una docena de veces o era producto del cansancio, la soledad y el aburrimiento.


La anécdota relatada en el Conakry continúa en una segunda parte "La busqueda del Conakry". Clic aquí
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domingo, 19 de diciembre de 2010

Señas de Identidad. Por Noelia.

Ves esa mirada.
… ¿La ves?...
Escuchas esa voz diciendo un montón de palabras que no podés descifrar exactamente qué es lo que te quieren comunicar.
…¿La escuchas?...
Y estás ahí, adivinando ese resto de esperanzas que se te presentan día a día, sintiendo a cada paso crecer dentro tuyo toda la pasión que te llevó al estado en el que hoy te encontrás, y querés pensar que no te estás equivocando.
…¿Ahí estás?...
Vos, que siempre lees todo entre líneas, que te crees dueña de los sentimientos no expresados, pero que de seguro el resto de las personas piensan.
…¿Quién sos?...
Y a pesar de todo… nunca pisas fuerte tus propias convicciones, ni aquellos pensamientos que nacen en tu consiente, se retuercen y quedan vegetativos, latentes, para morir por fin en lo profundo de tu memoria. Y ante el diluvio de aquella mágica ilusión repensada y soñada, caes derrotada en aquellos brazos que todavía no sabés si te sostienen o te dejarán caer.
…¿Realmente caes?... Leer más...

miércoles, 15 de diciembre de 2010

TALLER ABIERTO DICIEMBRE 2010

Como ya todos saben una vez por mes publicamos el trabajo de nuestras visitas.
En este caso nos visitan Juan y Mercé Cardona.
A continuación encontrarán una pequeña reseña de cada uno, luego, para leer sus textos, cliqueen "leer mas".

Juan (aunque siempre firma como Paz), tiene 26 años, nos cuenta que estudia psicología, y si todo va bien estudiará también artes que es todo lo que le gusta y necesita. Este último año le surgieron muchas ganas de escribir, disfruta mucho de hacerlo. . Su blog es: http://pazskocdopolova.blogspot.com/


Mercedes nos cuenta: Me llamo Mercé Cardona Samso, soy de Barcelona Cataluny, hace 10 años resido en Monzón, vivo con mi hija y dos nietas.
No tengo ningún estudio, solo los primarios, escribo desde siempre, tengo cajones enteros de ellos, lo hago porque me sale del corazón, no se si lo hago bien o mal, los que me leen les gusta
y yo me lo paso bien.
Me gusta leer, porque con ello obtengo más cultura, y ensancho mis horizontes.
Les cuento que soy lo que llaman disminuidad fisica, voy en silla de ruedas eléctrica, ella me ha dado libertad, toda la que me permite la sociedad con las barreras arquitectónicas ,que aun hay muchas, sobre todo en los transportes, por lo que no podemos viajar como cualquier ciudadano.
Tengo muchos años de vuelo, y ahora despues de muchos baches que nos da la vida, hago lo que me gusta, y soy feliz con esto.
Pueden visitar su blog: Mis Pensamientos


NUNCA ESTOY SOLA por Mercé Cardona
¡Que grande es el amor!
Y que difícil de atrapar,
Como una mariposa
Huida del cielo….

No se donde lo leí. Esta mañana al despertar lo tenía en mente, y todo el día lo recitaba dentro de mí. ¿Porque será? Casualidad. Obsesión, Falta de cariño. ¡Pueden ser tantas cosas!

Para despejarme, me puse ropa cómoda, y como estoy enamorada de la gran Naturaleza a ella me dirigí. Cruce por un puente que cruzaba sobre las aguas. Me senté sobre las rocas. La piedra desprendía el calor que había acumulado durante el caluroso día. Mis ojos se pasearon lánguidamente por encima del enigmático mar, azul y violeta, la noche caía, en el cielo apuntaron las primeras estrella, se replegaban sobre las aguas y una no sabia donde estaba el cielo. Todo unido. ¡Que hermoso seria poder estar en concordancia de esa manera todos los seres que poblamos este planeta ¡

Delante de mi divise un camino estrecho, me adentre en el, al fondo un banco de piedra junto al agua, me apoye en el. Se escuchaba el sonido de las olas que chocaban contra unas rocas. El olor a algas enmohecidas impregnaba el aire. La luna se reflejaba en el brillo de la superficie negra.

Me sentí tan acompañada que no necesitaba nada más….¡Porque las olas me hablaban!




CERCOS por Juan
Detrás de la estación del tren una casa vieja y descuidada aguantaba cada temblor con las ventanas abiertas, las pestañas se movían a su paso, pesado, incansable, repleto de gente. Esta casa siempre llamó la atención de quienes no hacíamos mas que caminar por sus alrededores, sin obligaciones y sin la vertiginosidad que propone toda estación, pues, siempre tuve la duda sobre si estaba abandonada o no, o si alguna vez sus habitantes, al salir a disfrutar en el patio de entrada, se encontraron con que les habían construido ya una ciudad, unas torres a unas cuadras, kioscos a los costados y locales de comida al paso. Siempre había pensado que en el caso de no estar abandonada sus habitantes deberían ser ya mayores y sordos, que se habían visto ante la imposibilidad de mudarse. También pensé que sus hijos posiblemente habían ya tratado de convencerlos para abandonar la vivienda, haciendose ellos con el dinero de la empresa ferroviaria y los viejos condenados a un geriátrico de mala muerte. En sí, un geriátrico.

Esta mañana, vi movimiento, había un señor de unos 40 años haciendo trabajos de jardinería y me acerqué de poco, siempre con mi poca actitud y con mi cámara de fotos como escudo. Por muchos segundos no me dirigió la mirada, lo cual me ponía en el aprieto de pensar si dando pasos más fuertes o quizás tosiendo podría lograr que me mire, y luego algo diría. Tenía la piel bronceada como la gente que ha trabajado incansablemente bajo el sol durante años, como si se hubiesen enterado que la sabiduría se encontraba cavando. ¿Y por qué no? De chico había aprendido que si algo hacía la gente para salvar sus posesiones era enterrarlas.

No había pasado mucho tiempo, yo había empezado a tomar algunas fotos mientras el sujeto desde adentro parecía disponerse a descansar, pues encendía un cigarro y se secaba la frente con la toalla que llevaba colgada en su espalda. Le pregunté si era el dueño de la casa y si le molestaba que le saque algunas fotos, me contestó con el cigarro de costado pero no pude entender sus palabras claramente, aunque con su mano me indicaba que espere. Se acercó luego de darle unas pitadas mas, tirar y pisar el cigarrillo.

El reflejo del sol en la cámara daba contra los vidrios de la ventana trasera, luego se desviaba hacia algún punto en su interior, se veía un placard antiguo, de una madera oscura. Mientras me hablaba trataba de seguir los reflejos, de mirar hacia el interior de la casa. Me preguntó si quería pasar a verla, me dijo que solo quedaban algunas pertenencias de los dueños anteriores y que no era el primer interesado en ella.

“Ya has venido tres veces, la conoces, sólo que no lo recuerdas”

Mucho de lo mágico de aquella casa estaba en que al salir a jugar en los pastos cercanos a la estación uno se encontraba con su hermoso patio, sus ventanas siempre abiertas y lucia como recién abandonada, aunque nunca nos animamos a entrar, pero sobre todo era curioso como se diferenciaba de todo su entorno, parecía tener una vida propia y lejana al común del barrio.

Mientras caminaba hacia la puerta que daba al patio, sentí otra vez la mirada, él me miraba fijamente a los ojos, sus cejas y sus labios eran tan fríos, sin voluntad, solamente me miraba como sabiendo que me entregaba, no se molestaba en apartar la mirada si yo volteaba a verlo. Abrí la puerta y él se detuvo, siguió mirándome hasta que entré. Los pisos de madera, un pasillo iluminado por la luz del sol entre las cortinas, el ruido era a soledad, sentía mis pasos retumbar contra todas las paredes, casi podían mover los retratos que adornaban todo el largo del pasillo. Caminé hasta el final y vi un gran comedor vacío, quedaban algunos muebles tapados con sábanas viejas y todo estaba cubierto por polvo. Hacia un lado y hacia otro había algunas puertas, era difícil orientarme, tenía la sensación de encontrarme perdido todo el tiempo. De verdad estaba perdido.

Un ventilador de pie todavía seguía girando, a medida que me acercaba se hacía más fuerte su ruido, un ruido casi áspero, ruido oxidado, las aspas chocaban alguna parte de la protección y esa fricción marcaba los segundos como un cronómetro improvisado. El pobre viento que producía el aparato hacía mover los papeles de la mesa, no era mi intención revisar la casa, buscaba volver a la puerta con algunas fotos para demostrarle al jardinero lo que había hecho y solamente satisfacer algo de la curiosidad que siempre me había producido, pero las hojas comenzaron a volar, cayendo a mi lado. Recogí una pequeña hoja con un breve texto, el papel ya estaba amarillento y parecía fácil de resquebrajar.

"Las cucharas golpeaban las tazas, de estar tan acostumbrados el uno al otro revolvían al unísono, faltaba poco para que todos den sorbos al mismo tiempo también, así fueron todas sus tardes gran parte de sus vidas. Yo desprecio cada segundo en la mesa con ellos, desearía poder gritarles que se han convertido en un montón de nada, pero una nada que logra enfurecerme. Ellos no contestarían más que con llantos y gritos escandalosos, seguramente todos al mismo tiempo, se levantarían de la mesa y se irían a sus cuartos y quizá, con suerte, alguno finalmente abra la puerta del patio, cruce el cerco y se deje arrollar por el tren. Pero no podía hablar, su estupidez era el escudo más efectivo, yo no sabía si deseaba lastimarlos tanto, se veían al mismo tiempo inocentes en su superficialidad, en sus risas exageradas y en sus modales"

Mis ojos se habían quedado fijos en el papel, lo sostenía cada vez más fuerte, cada palabra podía haber sido mía, eran mías, y lo apreté hasta que se fundió en mi piel, en mis manos, y luego solo pude abrazarme, con cada brazo temblando.
Ahora el viento corría de ventana a ventana, caminé y otra anotación vino a mí, desde las ventanas podía ver que el sujeto del patio seguía mi recorrido, podía ver sus manos en la ventana, apoyándose para mirar hacia adentro mientras los papeles volaban por toda la habitación. Estaba asustado, perdido, lleno de emociones encontradas y mis emociones siempre habían tendido a jugarme en contra.

"El vaso se rompió, sus restos se esparcieron por todo el piso, yo caí de espaldas golpeando contra una mesa. Fue una vergüenza levantarme ante la mirada de todos en la casa, mientras se tapaban la boca con ambas manos en un gesto de asombro, pero había dado el primer paso, mi padre sangraba, tenía el labio partido, pudo haber avanzado sobre mí y terminado todo, pero yo me levanté, ambos nos quedamos quietos mirándonos fijo, maldiciéndonos. Ya no nos unía nada, se dio vuelta y se fue rechazando la ayuda de mi madre que corrió detrás de él. Mis hermanas me miraban sorprendidas, poco hubiesen hecho ellas para liberarse de semejante escoria, pero no, ellas no lo harían, eran lo mismo, eran iguales, todos acá lo eran. Debía marcharme, empacar y salir de la casa en sus narices, ya no me podían prohibir nada."

Oí la puerta, oí pasos pero los oía en todas direcciones, no podía adivinar de donde procedían. Había ingresado el jardinero, su mirada era extrañamente parecida a la de mi padre, su rostro también. Sacó un arma y me la lanzó, me sonrió y bajó la cabeza en un gesto que me llenó de serenidad. Tomé el arma y le disparé en la cabeza.

Otra vez crucé el cerco, esta vez para no regresar




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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Carlos Ruiz Zafón por Lisandro

Carlos Ruiz Zafón


(Barcelona, 1964) Escritor español, autor de La sombra del viento, uno de los best sellers más destacados de la literatura reciente. En junio de 2008 se habían vendido de esta novela más de diez millones de ejemplares en todo el mundo.
Carlos Ruiz Zafón se educó en el colegio de los Jesuitas de Sarrià y, pese a que posteriormente cursó estudios de periodismo, encaminó su trayectoria profesional hacia la publicidad. En 1992 decidió abandonar su trabajo como director creativo de una importante agencia de la Ciudad Condal (“Antes de quedar atrapado en un nivel económico del que no me podría desacostumbrar”, dijo) y dedicarse a escribir.

Su primera incursión en la narrativa de fantasía, terror y aventuras, El príncipe de la niebla (1993), ambientada en un pueblo marítimo del sur de Inglaterra durante la II Guerra Mundial, obtuvo el premio Edebé de literatura juvenil. El flamante novelista decidió entonces invertir los tres millones de pesetas del galardón en hacer realidad un viejo sueño de infancia (“De pequeño tenía fijación por el cine americano clásico y por el mundo del jazz. Decía a mis amigos: Cuando sea mayor viviré en Los Ángeles”) y se estableció en Los Ángeles, California, ciudad donde reside desde 1994 y donde compagina su carrera literaria con la de guionista cinematográfico.
A El príncipe de la niebla le seguirían El palacio de la medianoche (1994), cuya trama se desarrolla en la Calcuta de los años treinta, y Las luces de septiembre(1995), en torno a un misterioso fabricante de juguetes, sendos títulos también dirigidos al público juvenil que, con el anterior, se reunirían posteriormente en el volumen La trilogía de la niebla(2007). En 1999 aparecería Marina, ambientada en una Barcelona brumosa y estilizada que preludiaba la de La sombra de viento.
En 2001 Ruiz Zafón publicó su primera novela para adultos, La sombra del viento, una historia ambientada en la Barcelona de la posguerra al más puro estilo del folletín decimonónico de Charles Dickens o Victor Hugo, con una trágica historia de amor como trasfondo, en la que se amalgamaban, con gran fuerza narrativa, los elementos clásicos del género: novela histórica, costumbrismo, intriga y suspense. La novela había quedado finalista del premio Fernando Lara 2000, que ganaría Ángeles Caso con Un largo silencio, y, aunque las bases del galardón limitaban la publicación a la obra ganadora, Editorial Planeta decidió hacer una excepción ante la calidad de la novela y “el acierto con el que se ha aproximado a temas universales como el amor, el misterio o la pérdida de la inocencia”.
El éxito del libro no fue inmediato. Aquel año la novela pasó totalmente desapercibida por parte de la crítica nacional, aunque pronto se vería que no fue así entre los lectores, que conseguirían, a través del boca-oreja, convertirla en un fenómeno literario, algo parecido a lo que ocurriera con Javier Cercas y su novela Soldados de Salamina (2001). Pronto, la estela de Ruiz Zafón se extendería a otros países. En Alemania, por ejemplo, el canciller Gerhard Schröder recomendó públicamente su lectura y pronto se comparó la repercusión del escritor en ese país con la de Javier Marías.
En 2004 La sombra del viento había sido traducida a cuarenta idiomas. Ese mismo año obtuvo el premio José Manuel Lara Hernández a la obra más vendida en España; la biblioteca central de la ciudad de Nueva York la seleccionó como “libro para recordar”, y fue reconocida en Francia como la mejor novela extranjera del año. El jurado, compuesto por escritores, críticos y editores, destacó que la novela de Zafón era "a la vez accesible al gran público y una obra de erudito". La obra consiguió también un notable éxito de crítica (el diario The New York Times comparó al autor con Borges). Convertido inesperadamente en uno de los fenómenos editoriales más importantes de la literatura reciente, el libro permitió a su autor acabar con lo que él mismo definió como "mi etapa con las novelas juveniles".
Cuatro años después, en junio de 2008, La sombra del viento llevaba 247 semanas en la lista de los diez libros más vendidos en España, y en todo el mundo se habían vendido 10 millones de ejemplares. Aunque Ruiz Zafón había recibido suculentas ofertas para llevar la novela a las pantallas cinematográficas, se resistió a ceder los derechos si no le ofrecían “garantías de que se va a hacer con un cierto decoro; si no, prefiero que no haya película, lo importante es el libro”.
El 17 de abril de 2008, con una campaña mediática sin precedentes y una tirada de un millón de ejemplares, llegaba a las librerías españolas la nueva novela del escritor, El juego del ángel, en la que el autor retomaba el universo del Cementerio de los Libros Olvidados. La presentación del libro tuvo lugar en el Gran Teatro del Liceo barcelonés, engalanado para la ocasión con una puesta en escena espectacular que recreaba una antigua biblioteca. Pocas veces un acto de estas características había generado tanta expectación y tal impacto en los medios de comunicación (150 periodistas y 15 cámaras de televisión cubrieron el evento). Si La sombra del viento había conseguido conquistar a millones de lectores sin apenas promoción, en esta ocasión la nueva entrega venía avalada por una campaña promocional más propia de otro tipo de eventos, como la presentación de una película o de un grupo de rock.
El juego del ángel nacía, desde un principio, para convertirse en best seller, y así fue. Diez días después de la aparición del libro, coincidiendo con la festividad de San Jordi en Cataluña (el 23 de abril), Ruiz Zafón fue la estrella más solicitada del firmamento literario. Ante la carpa habilitada para la firma de libros, ambientada como si se tratara del Cementerio de los Libros Olvidados, las colas superaron todas las expectativas. Cientos de personas esperaron durante horas para hacerse con una dedicatoria del autor. Según las cifras facilitadas a última hora de ese día, sólo en Cataluña se habían vendido 250.000 ejemplares (unos 20.000 cada hora, o lo que es lo mismo, más de 300 cada segundo). En una semana se habían vendido 580.000 ejemplares. Lo mismo ocurrió en junio en la Feria del Libro de Madrid. Un éxito esperado, pero apabullante, al que habría que añadir el que se esperaba en otros países, como Francia, Alemania, Portugal o Inglaterra, con los que la editorial ya había firmado los contratos de distribución.
El novelista tiene previsto completar La sombra del viento y El juego del ángel con otras dos novelas; construir, en definitiva, una tetralogía ambientada en el mismo universo literario: la Barcelona misteriosa y gótica que va desde la era de la revolución industrial hasta los años posteriores a la guerra civil española. Casado y residente en Los Ángeles, California, Carlos Ruiz Zafón no descarta volver a instalarse en España y mantiene su estudio de Barcelona junto a la Sagrada Familia. Aficionado a coleccionar figurillas de dragón, escribe siempre de noche.
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viernes, 3 de diciembre de 2010

DEL MUNDO Y YO... (en pie de guerra) por Susana



Del mundo en que me encuentro,
no me gusta,
ser la única en el frente de batalla.
La que ataca, la que defiende la que grita,
la que mata, la que muere, la que escapa.

Del mundo en que me encuentro,
me gustaba,
cuando mi padre en sus hombros me paseaba,
y llegada la noche descansaba,
tranquila vencedora de batallas.

Al mundo que me enfrento lo traiciono,
cuando miento que a sus brazos me abandono.
Junto fuerzas, calmo dolor y ya retomo,
la batalla en soledad que no perdono.

Al mundo que me envuelve lo maldigo,
cuando transforma la salida en laberinto.
Cuando se ríe de mi ejército de sola,
cuando me dice que mi guerra es sin corona.

El mundo en que subsisto era más fácil,
con tu mano infundiéndome coraje,
con tu vos presagiaba la victoria,
con tus ojos el amor era mi gloria.

El mundo en que respiro no da pausa...
Es una trampa cuasi mortal es una farsa
la gran comedia donde somos la farándula
donde vivir es la parábola inventada.
.
Al mundo que me mira,
hoy dejo en calma,
(Tal vez él crea me venció, que no cometa ese error,
es una tregua…hasta mañana)
porque hoy tengo a tu traición como escarmiento,
para arrasar a este mundo que no entiendo.


20 /11/2010 SUSANA

Muy enemistados……..
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