martes, 31 de agosto de 2010

Hasta que vuelva a llover. Por Noelia.

No sabemos bien de donde venimos, ni cuando vamos a dejar de existir; Pero si de algo estoy segura, es de querer estar a tu lado mientras recuerde qué fue vivir. Te amo Rami.

Hasta que vuelva a llover

voy a revivir los besos y las veces que nos amamos.

Cada te quiero y cada vez que estuvimos juntos tocando el cielo.

Todas las emociones que día a día me hacés sentir,

y cada latido acelerado gracias a tu presencia,

a una gota de mar,

a un llamado.

Tu voz.

Mi espera.

Hasta que vuelva a salir el sol

te voy a pensar.

Te voy a recordar

intacto tal cuál la última vez,

tal cuál la primera.

Sintiéndote cerca y acariciando el sueño,

bendito sueño que me lleve a vos

para poder acompañarte cuando sea necesario.

Hasta que vuelva la luna a brillar,

la voy a acariciar con la yema de los dedos,

animándola a hacerse ver,

a que reine en la noche,

como la vimos tantas veces

y fue testigo de momentos inolvidables.

Hasta que vuelva a despertar, te voy a anhelar…

Después te voy a amar más.

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viernes, 27 de agosto de 2010

Silencio impuesto por Lisandro



Huele a rosas quemadas
en el hastío de mi conciencia,
y sobre las horas ya gastadas
las utopías se enardecen
reviviendo como el viento
a los recuerdos ardientes,
de un pasado que lo fue cierto,
de una incertidumbre presente.
Delirios con aroma a rosas
quemándome la mente…



A veces suelo perder la cordura
en el viaje de mis versos
cometiendo los excesos
sin medir las consecuencias,
pero como no hay acertada ciencia
en parte no me arrepiento
más callo lo que siento,
con incierta certeza…
Si bien hoy estas letras
sólo se expresan por expresar
por la necesidad de desahogar
y trasladarme a otro lugar…


Igual la encuentro.
Entonces gira nuevamente el poema
gira mi idea, gira la inspiración
¿qué hablo?
¿qué cuento?
y vuelvo a lo mismo…
Bastardo destino…
me sigue obligando a callar.

Y si comienza a sangrar la garganta
si ardo en el humo de mi cigarro
si rompo los esquemas de barro
aquellos que invente un día
ensuciándome las manos de desprecio,
grito en el silencio y prefiero sangrar
antes que volverla a nombrar
antes de decir que la quiero
antes de comenzar a delirar.

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sábado, 21 de agosto de 2010

DESAPAREZCO… (Y ojo que va en serio.) por Susana



Hoy me cuesta,
despertarme a la mañana,
deshacerme de las sábanas,
distinguirme en el espejo,
desenmarañar mi cabello,
idear para que despierto,
hablar solo con recuerdos.

Hoy me duele,
arrastrarme por la casa,
encontrarme con fantasmas,
sin sonidos conocidos,
sin respuestas,
sin demandas,
sin guerras
ni luchas santas.

Sin pasiones.

Yo convivo
con los ecos del olvido.

Solo observo y enfrento
el principio del final.

Yo transcurro…
como un triste mortal
(uno más)
Me deslizo… fluyo y sorbo
del eterno laberinto la piedad.

Da igual…

De mis manos
mis dominios se deslizan,
hacia un abismo sin prisa
( donde todos iremos a parar.)

Desaparezco…
( ¡ Que más da?!)

No obstante,
no ostento ni uno solo de tus besos,
no blasono conquistas ni distinciones.
No expongo a los vientos la verdad…
No revelo los latidos de tu cuerpo
momento en oscuridad, relámpago y brevedad.
Y están conmigo seguros
los gemidos y promesas que supiste regalar.

Yo subsisto
regodeado de dolor y soledad…
y cubriendo a mi boca…
que aún sedienta no te deja de nombrar.
………………………………………………………

Nada queda de nuestro designio perfecto.
De nuestro embeleso excelso,
de aquella pasión voraz.


¿Que más da…? Desaparezco sin piedad.
Pues, aunque por siempre perpetuo
EL TIEMPO, no volverá

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miércoles, 18 de agosto de 2010

DE NIEBLA Y ALAS, por SIL

El D.R.A.E. es un instrumento vital para quiénes intentamos transmitir una idea a través del lenguaje. Personalmente, albergo un profundo respeto y me atrevería a decir, una exagerada fascinación por él.
Pero, admito, que también constituye una formal limitación; una reglamentada urbanización de etimologías que nos obliga (si se lo permitimos…) a transitar por rígidos senderos, cuya organizada
cuadratura puede volverse una cárcel.
Es en ese instante, y por esa causa, que surge la necesidad del escritor de cruzar los muros, de saltar la valla, de atreverse a la alquimia, con el objeto único de intentar que dos palabras comunes se unan y potencien su fuerza, logrando un efecto inesperado y multiplicando su belleza natural.
Los sustantivos inventados que aparecen en el poema que sigue, aspiran a revestir carácter de metáfora.

SIL

_________________________

DE NIEBLA Y ALAS


Si de aguacielo se vistió la tarde
para que nubesnácares cubrieran
tu luzdiamante y mis pupilas fueran
de llantoespejo heridas sin alarde.

Yo le aseguro al brumatul cobarde,
que ni al volcar su sangremar artera,
mi fuegosol que abrasa tu litera
se apagará, porque es eterno y ¡arde!

Muy a pesar del manto de albanieve
que me hace hincar ante esa dagaespino
el malpuñal de su borrasca aleve.

Aunque mi lenguaespada el diablo lleve,
aunque mis dedosalas pierdan tino
y aunque mi bocalava se congele;

que mi aveluz despliegue el ala y ¡vuele!
porque mi amor por fin irá a tu nido
(para que no se muera sin sentido
dolido y breve,
a sólo un tris de haber amanecido…)

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domingo, 15 de agosto de 2010

TALLER ABIERTO AGOSTO 2010

Como ya todos saben una vez por mes publicamos el trabajo de nuestras visitas.
En este caso nos visitan Danilo Martin Gatti y Gustavo Cresta.
A continuación encontrarán una pequeña reseña de cada uno, luego, para leer sus textos, cliqueen "leer mas".

Danilo Martin Gatti: 25 años. Estudiante de Licenciatura en Periodismo y Comunicaciones.
Actualmente colaboro en la revista digital y escrita: Evohé y en la revista SUBURBIA de la comunidad de escritores "Versoliberados".
Además administro y participo en 7 blogs: entre ellos: Poetas Anónimos, La Gaceta de Medianoche, BOHéRASE AUTORES, Poetízame, Notas y Opinión, El tiempo de los autores
Actualmente estoy trabajando en mi primer novela titulada: "El hombre que al amor esperaba" y participando en distintas selecciones de la Editorial Dunken para una publicación.


Gustavo Cresta: Trato a través de lo que escribo satisfacer una casi compulsión a hacerlo. Tengo dos pequñas novelas publicadas "Los Custodios de Sello" (Dunken 2006) y "Las Brumas del Destino" (Dunken 2007). Ahora esta por salir en Abril de 2009 publicado por la Editorial Reloj de Arena "busqueda Insensata" un volumen que reune 20 cuentos y una novela corta. Mi otra gran pasión es la medicina soy cirujano. Espero no requieran mis servicios. Espero compartir con ustedes textos y opiniones.

Naturaleza muerta por Danilo Martin Gatti
No era la primera vez que estaba en su casa, pero estaba seguro que sería la última.
Lo recuerdo hoy y puedo verlo con claridad, aquella claridad que nunca tuve estando a su lado.
No sé porque, pero siempre que la recuerdo, recuerdo humo... recuerdo su figura transparente desvaneciéndose en el.
Todo su hogar parecía estar cubierto de una espesa niebla, todo era gris.
Al estar allí estaba siempre a punto de ahogarme, mi garganta se cerraba al extremo de no poder hablar y mis ojos comenzaban a llorar... vaya metáfora para nuestra relación.

Ese día la distancia ya era insalvable, entre nosotros había un océano que ninguno podía, ni estaba dispuesto a cruzar.
Ella nunca levanto la mirada de la sucia evidencia del mediodía... y mientras fregaba esos platos con frenética virulencia, lo note...

Su pequeña cocina da a un patio, más pequeño aun... Ella adentro y yo afuera, en ese patio donde una hilera de plantas sin vida me escuchaban preguntarme: "¿Porque?".

“Ni siquiera les da el sol” pensé y seguí mirando ese patio pequeño, techado y lleno de plantas artificiales…. "Ya basta de metáforas" me dije a mi mismo...
Fue allí cuando me di cuenta... Tenía que dejarla.

Todavía estaba afuera cuando se lo dije, mejor dicho, cuando se lo notifique, porque fue frío y seco, como un policía leyendo los derechos a un criminal, como un verdugo anunciando tu final.
Su mirada, claro, permaneció en el mismo lugar, el cigarrillo que colgaba de su boca pareció caer pero se mantuvo. Solo se digno a correrse el pelo de su cara, coloco su brillante mechón rubio detrás de su oreja y le dio la pitada más larga del mundo a ese cigarro que encontró su final en la boca que alguna vez tanto deseé.

“Es tan hermosa”, pensé.

Descalza, con el maquillaje corrido por toda su cara, mal dormida, con los ojos a punto de estallar en llanto y enfundada en una vieja remera mía que rezaba “Choose Life”…
Aun así... “Dios… Es tan hermosa”.

Tan solo dos palabras bastaban para definirla: Salvaje, arruinada…

Y quizás, al fin y al cabo, solo eso nos mantenía unidos… Y hoy no éramos nada más que una postal algo que alguna vez fue.
Su cuerpo fotografía de un pasado mejor, su estado consecuencia de una vida anterior...
Y de aquello ya no quedaba nada mas, tan solo una naturaleza que una vez fue salvaje y hoy está encerrada… hoy es artificial como ese patio… "Naturaleza muerta".

“Debo dejarla… Debemos dejarnos” volví a repetirme, valga la débil redundancia.

Agarre mi campera y antes de irme, me beso en la mejilla… “Frío nuevamente”…
Ya ni sabia hace cuanto no nos besábamos, ya ni sabia hace cuanto no me miraba directo a los ojos... Por un momento titubeé, quise volver sobre mis pasos y abrazarla... pero tome una inusual bocanada de coraje... y salí de ella para siempre.


Las Murmuradoras por Gustavo Cresta
A Gonza con cariño

Sus cuellos son largos y delgados, siempre andan con sus cabelleras al viento. Escuálidas mujeres que miran sobre los techos. Curiosas y a la vez enigmáticas. Figuras asomadas desde lo alto. Escudriñándolo todo, con insaciable avidez, desde sus balcones etéreos.
Yo mirándolas, silencioso, ahora que lo sé. Sentado aquí, en este banco de madera y escuchándolas murmurar. Al fin y al cabo son viejas y las viejas siempre murmuran. No debería sorprenderme de ello. Pero ahora lo sé. Sé sobre que murmuran éstas viejas que miro callado.
De pronto cierro los ojos y siento su voz en mis oídos y el viento sur suave sobre mi rostro, como una caricia. Como esas caricias frías de las manos enguantadas a la salida de la misa, los domingos a la tardecita. Y esa analogía me conduce hacia los senderos polvorientos de la memoria. En ellos me interné como quien camina distraído por veredas conocidas. Por sitios impregnados de cotidianeidad. Con la naturalidad de los visitantes asiduos. Mis pies transitaron aquellos caminos pisando sobre pasos antiguos, olvidados ahí. Polvos hollados antes. Antes de saber lo que hoy se. Y mis pies de nuevo jóvenes volvieron a cruzar casi corriendo hacia la plaza Libertad, luego de bajar velozmente los escalones del atrio de la basílica. Y entre todas las chicas que caminaban del brazo por los veredones rodeados de césped y flores, entre la constelación de luces, la música de la propaladora, los perfumes incitantes, elevadas sobre todo, estaban ellas, vigilantes. Y yo las ignoraba, con la misma naturalidad con que se ignoran los muebles de la casa, los cuadros descoloridos que cuelgan de las paredes, lo que vemos a diario. Con la misma naturalidad con que ignoramos nuestra mortalidad, por evidente que ella sea, comportándonos como deidades y no como organismos perecederos. Pero a pesar de esta conducta, ellas estaban allí, inmiscuidas en cada pequeño acto de nuestra juventud, ellas, oteándolo todo, recordándolo todo. Especie de registros vivientes, donde han sido anotadas nuestras vidas. Monitores. Libros secretos.
Yo, muy niño, las miraba desde el techo de mi casa, quietas o moviéndose apenas con un cierto balanceo no exento de gracia. Y me refiero a ellas en plural, porque son muchas y viven en distintos puntos de la ciudad. Las hay nogoyaénses del norte, del centro, del sur, del este y del oeste. Del barrio San Blas o de las Ranas, de Lourdes o Santa Teresita. Ellas no son de un solo lugar. No es que sean multitud, apiñadas. Son más vale una tropa dispersa, diseminadas en toda la geografía urbana. Ellas están por todas partes en definitiva. Y yo las miro con mis ojos niños tirado sobre las chapas tibias de la mañana. El sol les ilumina sus melenas lateralmente dándoles el aspecto de seres duales compuestos de luz y de sombras. De densidad y de evanescencia.
Si se me pregunta un momento específico, un instante en que empecé a sospechar de ellas, no podría determinarlo. Lo cierto es que poco a poco me fui internando en el proceso que desemboca en la verdad. Mi grado de sospecha fue cada vez mayor. Desde distintos lugares yo las he observado. Durante distintos momentos. Recuerdo aquella oportunidad desde las ventanas de la sala de cirugía del Hospital San Blas, tendido en mi cama miré hacia fuera, buscando escapar del dolor y el aburrimiento. Y de pronto note su presencia, silenciosa, casi solapada. Giré un poco la cabeza y vi las otras. Esas otras que están ahí, donde todos duermen. Ellas no dejan escapar detalle. Para ellas ninguna precaución es excesiva. Eso, lo aprendí con el tiempo. Por eso permanecen allí, donde su presencia podría considerarse inútil. Y las escucho murmurar, ahora tengo esa capacidad. Puedo escucharlas murmurar y entiendo de que murmuran. Viejas, al fin y al cabo no son otra cosa. Peralta sospechaba que fueran eternas. Viejas eternas.
En realidad, para ser estrictamente sincero, estaba convencido de ello. Él afirmaba que ellas ya habitaban estas tierras antes siquiera que la ciudad se creara en forma espontánea. Esto no es un detalle menor, Nogoyá es una ciudad que se formó de la nada, sin nadie que la fundara. Una ciudad que contradice a Pasteur, ya que reivindica la generación espontánea.
Apareció, como aparecen las estrellas sin causa aparente. Creo estar seguro que es la única ciudad de Entre Ríos y una de las pocas de nuestra América Latina que simplemente se auto creó. ¡Si hasta nos inventamos un fundador y una fecha ficticia de fundación! Como esos niños abandonados que se inventan padres y cumpleaños. ¿Pueblo huérfano o hijo bastardo? Siempre recuerdo esas palabras cuando las miro desde el Este, desde el arroyo, desde ese sitio se puede ver en parte su disposición. Peralta afirma que ellas no fueron ajenas a éste fenómeno, el de la autocreación. Debería decir afirmaba, pero en mi recuerdo lo afirma ahora, en presente.
Peralta es cierto tenía algo de loco. Pero ese algo fue posterior a su descubrimiento.
Al descubrimiento casi intuitivo, ¿o quizás habrá sido una revelación? Los elegidos, muchas veces son seres extraños, inesperados. Impensados receptores de algunas verdades. Los elegidos muchas veces caminan por los márgenes de la multitud.
En los años cuarenta cuando él afirma haber tomado cabal conciencia de todo esto, no era fácil contarlo, comunicarlo. Se corría riesgo de ser internado en un hospicio para dementes o a ser excomulgado. No se cual de las dos alternativas era la peor. Así me lo contó él.
Hablar de Darwin era pecado mortal, ni imaginar revelar el secreto de ellas, las murmuradoras.
Además vigilaban. Él sabía que vigilaban, muchas veces truncó por la mitad una frase confidente, al ver un largo cuello o una melena ondulante. Peralta había sido prácticamente condenado a la soledad. Por eso ese rasgo de desequilibrio que de alguna forma caracterizaba su personalidad.
Volviendo al tema central él afirmaba que ellas ya estaban acá antes de que las primeras casas se comenzaran a agrupar en lo que hoy es el límite entre el barrio de las ranas y el de san roque. De alguna forma atrajeron a los primeros habitantes, como quizás antes habrán atraído a los pueblos aborígenes. ¡Quien sabe! Las mujeres tienen esa capacidad de atraernos. Como las Sirenas a los arrecifes.
Ellas además están en una cierta formación. Me refiero a una disposición que no es casual, no es aleatoria. Cada una de ellas está en un punto justo. Ni más acá ni más allá de donde debe estar de acuerdo a un orden que me es desconocido. Por eso le llamo formación, como la de una escuadrilla. Y esto lo descubrí yo. No me lo alcanzó a contar Peralta, si es que él tenía alguna idea al respecto. Sospecho que sí pero nunca me lo comunicó. ¿si ellas estaban antes que el embrión de ciudad empezara a desarrollarse? ¿Quién les indicó ese orden? ¿a qué responde el mismo? ¿Qué patrones han seguido a lo largo del tiempo y como se han mantenido constantes? Si la teoría de Peralta es cierta, nadie más que ellos le pueden haber indicado el orden. En realidad ellas son algo muy distinto a lo que su inocente apariencia nos indica. Ahora lo se. Y debo confesar que temo que ellas se enteren. Y aquí sentado mirándolas y escuchándolas silencioso, tengo un poco de miedo. Ellas son por así decirlo bivalentes. Tienen capacidad de recepción y de transmisión. Inspiran y expiran. Son como ojos orientados hacia el espacio, o como bocas o como oídos. Nos ven, nos degustan, nos oyen. Quizás hasta nos huelen o nos tocan. Como hicieron antes con otros, con los pueblos originarios, con los españoles, con los patriotas, con los federales, con los unitarios, con el ejército grande, con las milicias de López Jordán, con las fuerzas represoras de Sarmiento, con los radicales de Irigoyen, con los peronistas de Evita y el general. Con todos en fin y ahora con nosotros. Ahora mismo me estoy dando cuenta que su disposición espacial es por así decirlo, un figura. Un signo. Quizás un código. Un código que ellos utilizarán para volver.
Una criptoescritura cuyas letras son ellas, antenas vivientes. Sirenas. Obeliscos vivos. Volver, si es que realmente se han ido, sino están escondidos tras la luna o en el cono de sombras de Marte esperando. Como esperan los científicos el proceso de sus experimentos. Pacientes. Esperando y recibiendo la información que ellas les envían. ¡Que continuamente les han estado enviando a lo largo de siglos!
Sabemos que hay una especie de logia que las protege. Nunca ninguna de ellas cayó por mano del hombre. Logia integrada por iniciados, por depositarios concientes o inconscientes de la responsabilidad de protegerlas. Si, como lo descubrió Peralta y como yo lo se ahora. Él incluso investigó los sucesivos propietarios de los predios donde ellas habitan. Descubrió muchas cosas. Cuando lo mató la policía caminaba con un hacha por la calle San Martín y en su casa encontraron varias docenas de ellas. Quizás actuó la Logia. Quizás actuaron ellos directamente.
Vuelvo a cerrar los ojos, y las escucho murmurar. Una tras otras, como una cadena de marineros.
Ahora murmuran, las palmeras de Nogoyá. Esas viejas maléficas que nos vigilan e informan todo sobre nuestras vidas, como si llevaran un libro de registro. Un libro diario. Esas malditas espías que me miran desde lo alto de sus largos cuellos, mujeres escuálidas, que comprendo, por fin me han descubierto. Pienso en correr. Pero desisto. ¿Donde podría ir si ellas todo lo ven? En este banco de madera me quedo quieto esperando.
Pronto ellos lo sabrán y adoptarán un correctivo.

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jueves, 12 de agosto de 2010

Traigo... Por Noelia.

Este es un texto que escribi hace más o menos un año... Espero que les guste...
Todos traemos algo, no se bien qué, no se hasta que punto nos sierve o no pero es lo que somos, lo que nos mantiene sobreviviendo....

Me enamoro con poco. Y sigo buscando huellas, rastros y gestos.
Me abstengo con poco. Y me vuelvo ciega, vacía y sin vestigios de lo que alguna vez haya sentido.
La vida te lleva y te trae. Los estados cambian y yo sigo acá dando giros, tratando de creer que no estoy confundida, de que camino sobre aquello que decido, hasta que una luz se prende al final del pasillo, y agachando la cabeza suspiro, por que el brillo vuelve a los ojos, el aliento continúa saliendo de tu boca, la tormenta pasa. Me conformo con poco…
Pero me consuelo con menos. Intento salir, sin remedio y hasta sin dinero. Con agua o sin agua me zambullo en la esperanza de que lo que me hace sentir bien es lo correcto, es realmente lo que quiero. Que la vida pasa y no se si es una sola. No me acuerdo de cuando comenzó y no se si termina. Por lo tanto, ¿Está mal pensar que es infinita?
Quizás el día de mañana sea un dicho eterno, quizás yo continúe equivocándome hasta que ya no me acuerde, la esperanza tal vez no me deje sorpresas, y hasta alguna vez quizás piense que ya nada de esto vale la pena.
Pero me reanimo con poco. Vuelvo a decidir de a poco. Todo se construye de nuevo, se taparán y sellarán puertas, se abrirán nuevas hendijas por donde mirar, por donde dejar pasar sueños agarrados de la mano, problemas enredados en una madeja de lana, lágrimas en un vaso de vidrio, dolor dentro de una caja de curitas vacía, un corazón entero dibujado en las hojas de un cuaderno viejo…
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domingo, 8 de agosto de 2010

Pero... por Lisandro



Enséñame las reglas de tu juego,
te lo pido, lo imploro, y te insisto,
aduéñate de lo que soy en mi instinto,
avívame en la llama de tu fuego.


Conjura mis deseos escondidos,
implorándome a tus dioses mi rendición,
transfórmame como fiel a tu religión
que vacilo ante los ruegos perdidos.


Muéstrame el camino del sortilegio
que aunque sienta miedo estaré presente
con palabras, de incertidumbre latente,
si interrumpo condéname al silencio.


Y por todos los santos, y tus muertos
y por todos mis miedos de tus creencias
entregaré mis deseos sin ofensas
a la brisa de los cuatro vientos


Me condeno a los suspiros del alma,
al cansancio que acarrea mi tormento,
a mis proyectos llevados al intento
a tu caricia que secó mi lágrima.


Pero no hagas trampas con mi sentir.
No juegues con lo que siento en mi interior
porque puede que llueva encima del dolor
y otra lagrima nacerá del sufrir.


Ya clamadas mis vagas rendiciones,
fui sincero implorándote en mi verso,
me entrego a tus leyes, pero te profeso
que yo también impongo condiciones.
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lunes, 2 de agosto de 2010

DE LOCOS Y OTROS TONTOS por Susana


Y total se hizo demente…
Se sabía no era sano.
Ese amor tan indecente,
no podía ser fundado.


Se enfermó de chifladura,
ramalazo y arrebato,
atontamiento incoherente,
perturbación y pasmado
La ofuscación fue tan dura
que un tiempo… lo confinaron.
La extravagancia es locura
o capricho para varios.
La obsesión no es cordura
si hace falta lo operamos.
Le pusieron en las venas
el antídoto indicado.
Recetaron con pociones
y algún menjunje acertado
todo el llanto y al amor
con bisturí lo extirparon.
Al ver ese corazón latir así,
mortal desmembrado
lo cocieron con suturas,
y a un pedazo… lo botaron.
Dispusieron de brebajes
tónicos bien preparados
No le falto revisión
del galeno más cursado.
Ni diagnostico preciso;
“Hipocondría, tristeza, pachucho desamparado,
suplicio descontrolado… un poco desorientado,
“Delirium Tremens de Amor”…
Caso cerrado.

Se debió su evolución
y curación tan perfecta
a la triste exposición
de sus llagas a la ciencia.
No hay locura de amor
que no cure un buen prelado,
con penitencia y rigor
cualquier loco se hace salvo.
Y si no…
lo encadenamos….

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