lunes, 29 de marzo de 2010

Noche Definitiva por Lisandro


El viento silbaba agudamente, dejándose oír por las rendijas de las persianas. Altamirano lo oía entre dormido. La agitación de sus ronquidos junto con el canto del viento se mezclaba en sonidos densamente espesos dentro de la habitación.

El ventilador seguía golpeando el aire produciendo molestias en Altamirano, este se levantó suavemente decidido a darle un fin al aparato, y así corrió la perilla hasta apagarlo. Las patas de la cama relincharon dando señal que el hombre volvió a acostarse.
No podía dormir bien, estaba ahogado, apretado y molesto en su mismo lugar. Suspiraba insatisfecho y quejoso, relinchando como un caballo, por no conseguir aunque sea un MINUTO de sueño, y resalto minuto porque cabe destacar que también las agujas del reloj se complotaron con hacer un recorrido abruptamente retumbando sobre el oído del mal dormido. Ni que hablar de los grillos con sus cánticos intolerables produciendo eco sobre las cuatro paredes.
Y así fue, por tanta desesperación, por no pegar ni un ojo, Altamirano se pegó un tiro.

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jueves, 25 de marzo de 2010

UN HOMBRE DESESPERADO por Carla Kowalski.

Marcos vivía en Montecarlo, tenía un mono-ambiente donde habitaba solo. A sus 52 años no tenía hijos ni novia, ya que era homosexual. Pero como era celoso de su vida privada, nunca se lo había confesado a nadie, y tampoco había logrado tener una relación con un hombre.
Su único entretenimiento era el casino, a veces ganaba y otras perdía, pero eran sumas insignificantes.

La noche del viernes se dirigió al casino. Como estaba fastidiado de su trabajo, decidió jugárselo todo, y apostar el sueldo del mes.
Jugó la suma al 32. La ruleta giró, los segundos se hicieron horas. Comenzó a sentir el repiqueteo de la bolilla en su vuelta final. 30, 31, 32, 33… 32.
Marcos no lo podía creer, por primera vez en su existencia, la vida lo había premiado. Un millón de euros, todo para él.
Lo que siguió a esa noche fue inesperado: botellas de champagne, vodka, whisky, gente desconocida a su alrededor, gente felicitándolo, el casino dándole vueltas en su cabeza.
Parecía ser otro hombre, totalmente borracho no se daba cuenta de nada. El problema, fue al día siguiente, se despertó en la cama de un hotel junto a un hombre.
¡Que espanto! ¡Que desesperación! – Sentía Marcos. ¿Cómo pudo llegar a hacer lo que nunca había logrado en su vida, lo que siempre había tratado de evitar?.
Se cambió rápidamente y salió de la habitación todo asustado. Católico devoto fue a la primera Iglesia que encontró, se confesó… pero el párroco no consideró su situación, su tristeza, su ofuscación y prácticamente lo condenó al infierno.
Marcos salió desolado, su millón de euros habían sido una maldición. ¿De que le habían servido, si todo en lo que se había esforzado en su vida para reprimir su homosexualidad se había perdido en una noche?
¿De que le servirían, si Dios, el único ser en el que creía, no lo iba a perdonar, según el párroco de la Iglesia?
Su vida no tenía sentido, todo su esfuerzo se había esfumado en esa noche…
Según sus pensamientos, lo único que le quedaba era suicidarse.
Llegó a su casa, y lo hizo.

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lunes, 22 de marzo de 2010

OTOÑO por Susana

Me duele en otoño que caigan las hojas,
que expiren las rosas,
que acorten los días.

Que la arena suave que cubre la orilla
se vuelva tan fría.
Me duele en otoño tu risa marchita,
el eco lejano de ardientes caricias,
de manos sin vida.
Me duele en otoño que siga el invierno,
pesado,
tan lento,
con manto de hielo.
No tengo en las tardes de brisas heladas
más que mi tristeza de que estás con ella,
cuando cae el sol,
cuando te despiertas.
Hoy tengo en otoño toda la certeza
que el invierno acecha.

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jueves, 18 de marzo de 2010

NO VA A LLOVER HASTA OCTUBRE (parte1) por Iván

Ante todo aclaro que este cuento sera publicado en dos partes, esta es la primera, la segunda vendrá en quince o veinte días. Si les interesa la nefasta historia de este cuento de humor negro, les puedo enviar un mail cuando salga la segunda parte.
Les aclaro que me hubiese gustado ser mas expresivo y descriptivo pero se estiraba en demasía. Y como se dice: Espero les haya gustado y vuelvan por mas.

El último disparo (1era parte)
Yo sostuve siempre que en una batalla nadie recuerda quien disparó la última bala.
El olor a pólvora desaparece siempre antes de que aparezca el olor a carne podrida, el campo de batalla es duro hasta cuando se terminan los disparos. Ver amigos muertos o mutilados no es fácil, desparramados por todos lados, se escuchan siempre de fondo los gritos y lamentos de los malheridos pidiendo ayuda.

La tensión de la batalla hace que uno transpire demasiado, uno se puede deshidratar en verano. Mi reservorio de agua había sido perforado por un plomo sin fortuna que nunca tocó mi piel. Caminé unos metros hacia un bañado próximo para juntar algo de agua para beber, mientras bajaba por un barranco, se me agregó corriendo Felipe, Él era un soldado con una inteligencia subnormal, algo tonto e ingenuo en algunos aspectos, pero con un terrible pulso y gran destreza como tirador.
-Sargento, sargento yo tiré la última bala.-Contó con alegría
Lo mire, sonreí (no le creí) y le asentí con un gesto afirmativo.
-Vio que usted siempre dice que nadie recuerda quien dispara por ultimo y culmina la batalla.-
Lo volví a mirar.
-Fui yo.- Lucía orgulloso
Seguimos caminado. Llegamos al bañado, el agua estaba roja de sangre, intomable. Varios cuerpos flotaban, llenándose sus heridas de hambrientas mojarras que hacían burbujear el agua ensangrentada.
-El General está por llegar, mejor escóndete, que no te vea.-

En las tolderías donde se practicaban precarias curaciones, el nerviosismo reinaba, ahí se escondía Felipe del General.
-Quédate aquí y si viene con la hija: no la mires y que no te vea.-
-Será muy General, pero no aguanta ver unas tripas colgando.- dijo Felipe. Todos los que escucharon, rieron, incluyendo los convalecientes.
-La risa es el remedio del alma.- dijo el médico, mientras preparaba un serrucho.
-Doctor Ordoñez, ¿qué dirá el General si en la enfermería se ríen como en el teatro?-

Me retiré callado a dar una recorrida a caballo por el campo. A mi lado estaba José, uno de los pocos soldados que había ido a la escuela, se encargaba de contabilizar en un libro de actas, las bajas y los heridos de ambos lados.
-Se retiraron para el este y se reagruparon para marcharse a toda prisa sin cuidar la retaguardia.-
-Ellos huyeron, pero no se puede decir que hayamos ganado, quedaron pocos en pie.- Comenté
-Falta gente. Los hombres de Lynch los siguieron unas cuantas leguas.-
-Me cago en ese tipo, en lugar de quedarse a ayudar a los heridos, se florea de guapo para notarse con el General.
Me mordí los labios de bronca, nunca me gustó la gente rastrera, y Lynch lo era con alevosía.
Seguimos al trote mirando todo, llegamos a unos cajones de madera, no los había notado anteriormente. Median un metro por dos y uno, uno y medio de alto, tenían dos ranuras de dos o tres pulgadas a lo largo y en el interior había una luz.
Al acercársenos le dije a José.
-Luna dígame que es esto. ¿Qué es este cajón?- Y le pegué una patada. Luego otra.
-Acá están los pintores Sargento. Bah… un pintor, hay uno en cada cajón-
-¿Los pintores?- Pregunte extrañado.
Hubo un silencio, yo estaba muy sorprendido.-
-¿Cuántos cajones hay?- volví a interrogar
-Por lo que vi, hay tres.- Me respondió.
Levante la tapa y vi a un cristiano dibujando con carbonilla sobre un lienzo grande, una decena de velas clavadas en las tablas iluminaban el interior.

El General (2da parte)
Este personaje hablaba raro, algo gangoso, no entendí lo que decía. Al parecer se había enfadado con mi persona. Me gritó como si fuera un niño. No dude en sacarlo de ahí y agarrarlo por el cuello; No podía permitir que uno de mis subordinados vieran afectada mi imagen como autoridad, tal es así que le dije: -Usted me habla con respecto.- A lo que siguió vociferándome.
Ya iracundo le arrojé al suelo y comencé a golpearlo. Luna trató de sostenerme, de evitar la paliza. –Sargento, Sargento… Él habla en francés, no le está faltando el respeto. Simplemente no lo entiende.-
El francés tampoco entendía lo que hablábamos, tal vez pensó que lo querría ejecutar.
Vaya uno a saber porque, lo cierto es que el pintor, ante mi descuido salió corriendo como liebre, huyó hacia el campo de batalla, bordeando un monte de espinillos. No dude en perseguirlo, de seguro lo contrato el ego del Generalísimo; Si se perdía seria tanto o más catastrófico que perder la batalla.
El francés no era tan rápido, pero yo estaba exhausto y no le pude dar alcance. Desde unos ochenta metros mis hombres comenzaron a disparar, se oían los típicos gritos de final de batalla: -Queda uno.-,-Vamos a darle.-, -Tírale, tírale. Que no se escape.-Luna se detuvo a gritar: - No le disparen, no le disparen.- Hacía gestos saltando y agitando sus brazos.
Al oír disparos el francés busco huir a través del monte, muchos de mis hombres se fueron uniendo a la persecución.-Lo queremos vivo, no lo maten.- gritábamos al unísono con Luna.
-Volvamos.-Le dije.-Que los busquen los otros, para que soy Sargento.-

Nos volvimos hacia lo que en la mañana fueron nuestras posiciones, los soldados estaban desarmando todo, preparando las tumbas. Todo era barullo; Risas, gritos, felicidad salvo los llantos en la enfermería. Toda esa mezcla auditiva que tenía todas las frecuencias sonoras se cortó en unos pocos segundos: Había llegado el contingente del General. Grandes y cómodos carruajes, limpios y modernos habitáculos. Caballos impecables.
El General se bajo cuidando de no pisar barro o bosta, hicimos el saludo correspondiente, no se molestó en mirarnos, miro el lugar detenidamente, sonrió, me miró.
-¿Ganamos?- Preguntó
-A cualquier precio había que ganar… y así se ganó mi General.-
-¿Lynch?- Preguntó preocupado y necesitado de un lamebotas.
-Se arriesgó en una persecución innecesaria, mi general.- Respondí
-No pido una opinión, pido una respuesta.- Hubo una pausa incomoda, siguió interrogando:-¿Los pintores?-
-No lo sé- Respondí.
-No lo sabe, muy bien… no lo sabe… ¿sabe cuánta gente murió?-
-En este momento mi hombre de confianza y estadista José Luna está procesan…-
-¡No importa el número exacto!-Interrumpió furioso.-Esa gente murió y… ¿quién va a retratar la batalla por la que dieron su vida?-
-General, no se me informó en ningún momento que habría pintores en el campo de batalla.-
-¿Me dice que Lynch no informó?- preguntó extrañado. Asentí con la cabeza.
-Se le habrá olvidado… es extraño porque idea de Él.-
-Vamos a ver entonces que ha pasado con los artistas.-Dijo buscando a alguien que le indicara el camino. El siempre confiable Luna se ofreció a guiar a la troupe que incluía aparte de su “Excelencia” y su hija y los típicos cinco o seis “cortesanos” rastreros, al alcahuete de Lynch que tomaba nota de todo y yo por ultimo.

Mientras caminábamos miraba al Cabo Cardozo, (que solo le faltaba limpiarle el culo a Lynch) y me indignaba sobre cómo era la escala rastrera. Cardozo lamia las botas de Lynch, este las del General, este las del Caudillo, este las de los terratenientes.
Una vergüenza, cero dignidad tenia esta gente de ciudad.
Íbamos todos en fila india, yo de ultimo, delante mío el más bajo de la escala; Creo que mi indignación se retroalimentaba cada segundo que veía a estas inmundicias humanas, solo pude descargarme con un puntapié en la “retaguardia” de Cardozo.
Asustado y desparramado en el piso, me miró sorprendido, seguí en la fila observándolo fijo a los ojos, con bronca y desprecio. No le saqué los ojos de encima. Nadie vio nada.
Se levantó y tomó nota de lo ocurrido.

La segunda parte se encontrará detrás de éste Link:
http://literariokapasulino.blogspot.com/2010/04/no-va-llover-hasta-octubre-parte2-por.html
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lunes, 15 de marzo de 2010

TALLER ABIERTO MARZO 2010

Como ya todos saben una vez por mes publicamos el trabajo de nuestras visitas.
En este caso nos visitan Silvina y Florencia Estigarribia
A continuación encontrarán una pequeña reseña de cada uno, luego, para leer sus textos, cliqueen "leer mas".

SIL tiene 38 años y vive en un remoto y pequeño paraje perdido en medio de la República Argentina.
Según sus propias declaraciones, escribe (o al menos trata) de escribir poesía desde los 10 años de edad, y tiene en la actualidad un blog llamado : ¨LAS ÚLTIMAS PALABRAS¨
Nos ha contado, entre mates y masas de crema pastelera, que envió su texto porque se considera con honor y alegría, una gran amiga de los integrantes de este grupo.
Para éso, nos acerca un texto llamado: ¨ LA LIRA QUE DELIRA¨

Florencia Estigarribia, tiene 15 años, es de Quilmes (zona sur) y ha vivido allí desde que nacio. . Nos cuenta que es muy lectora; sus autores preferidos son Jorge Luis Borges, Stephen King, Richard Bach(por Juan Salvador Gaviota que es un libro que la marco para toda la vida), Jane Austen, Sidney Sheldon, Paulo Coelho (por El Alquimista), entre muchos otros. Escribe desde los 8 años. Sueña con ser una reconocida escritora y pretende ser licenciada en Letras. Pueden visitar su blog: http://impertinenciaas.blogspot.com


LA LIRA QUE DELIRA por Sil

I
En liras que deliran
mis versos se han reunido e insolentes
se rozan y se miran,
se ríen de las máculas silentes
que trágicas mis yemas les inspiran.


II
En liras que deliran
mi pluma va dejando descarada
palabras que respiran,
caderas como péndulo y espada,
quimeras libertinas que se embriagan.

III
En liras profanadas
poesía sin su cuerpo se vacía,
al alba entre las gradas
se eleva y con sufriente alferecía
asperja con la lluvia su alcancía.


IV
En liras que bostezan
la noche no perdona su lejía,
las bocas ya no rezan,
las rimas se desnudan sin bujía
en un voraz incendio de herejía.


V
En liras delirantes
yo trato de quedarme con tus brazos
de fuego y de diamantes,
cortantes que abran vallas con sablazos
y rompan mis murallas con sus trazos.

VI
En liras rebeladas
me arrastro con cadenas de arrebato.
Mis venas incendiadas
entregan mi condena a tu mandato
y aceptan que te adoro sin recato.


CIERTO DIA… por Florencia Estigarribia
"Cierto dìa senti ganas de llevarme por delante cada objeto mortal que se posaba frente a mi, atravezar paredes, muebles y utilerìas para ser yo por una vez al menos. De aquel día solo puedo recordar atrofias cerebrales y pensamientos ilogicos, perseverancia en el arte de adoptar estigmas y volver a plantear locuras e incoherencias. De acuerdo con el archivo de mi vida solo aquel dia pude centrar mi mente en lo que verdaderamente me preocupa, pensar quizas en el por què de la vida y de las ocurrencias de los mortales aqui presentes. ¿Que ganan con ser pesimistas? ¿que ganan con alejarme de la sola felicidad que anhelo? ¿por que?. Simplemente una locuaz impertinencia hace la diferencia. Aquella que me hace parecer una desquiciada anormal que solo piensa en si misma y no en los demàs, una de las tantas que centra su placer personal en su egocentrica filosofia. La monotonia del paisaje se hace cada vez màs ensordecerdora para mis ansias de volar. Ellos solo piensan en guiarme hacia la falda de la conveniencia y alejarme por completo de las alas de la felicidad... de MI felicidad, no admito variantes. Una mera impertinencia, una grieta para el mal en este mundo, un eco de deformidad, una sensacion de omnipotencia permanente, un ataud que solo enciera fiasgo. ¿alguien puede definirme de una mejor manera?, no lo creo. Aunque muchos cercanos y quizas queridos digan que las atrocidades que yo llamo definiciones propias, son eso mismo: atrocidades, la verdad es que en eso concluyo. Sin embargo, ¿que verdad es posible sin la realidad que persevera en mi y me hace sentir que a cada segundo nace una nueva dosis de locura inmediata?. Al fin y al cabo, ellos lograron definirme perfectamente y de eso, al menos, debo estar agradecida. A eso llamo yo ironìa. ¿que PRECISAS facultades debo tener para agradar a esas personas a las que todo el mundo considera sabias solo porque atraviezan por el paso del tiempo? ¿a caso la sociedad me impone un resplandor de seriedad con el solo fin de llegar a ser ESO que TANTO anhelan? ¿por que deberia yo responder a ese llamado? ¿que me ata a ser seria con la sociedad si no consigo ser seria conmigo misma?. ¡que ironia!. Pensar en la sola insolencia de obedecer, me causa un estupor extraño y definitivo. No creo ver en mi la necesidad de responder a determinadas actitudes altamente explosivas que me llevarìan al borde del abismo. Quizas, algunos me digan que no tengo futuro, que la vida no elabora recompensas para aquellos egoistas impertinentes, que solo conseguire darles la razon y como cierre del telon se rian en mi cara y me demuestren su concepto de egocentrismo e impertinencia. A pesar de todos ellos, seguirè el camino que, solo yo se, me he asignado y algun dia, yo debere reirme de ellos. ¡A ese dia llamaran ellos IRONIA!"


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jueves, 11 de marzo de 2010

Un amor para mi. Noelia.

Este cuento, fue a partir de una consigna de la última reunión del taller. Espero que les guste, ya que no suelo escribir cuentos, me resulta un poco difícil, y no se cuando me voy a volver a animar...
La idea era... "Un hombre, en Monte Carlo, va al casino, gana un millón, vuleve a su casa. Se suicida."

La vida entera en un segundo, un sueño en blanco, los ojos mirando al cielo.
Rubén se levantó, se dio una ducha y se dispuso a sacarse de la cabeza la noche anterior.
Salió de su casa con doscientos pesos en la billetera y el alma vacía. Soñó con un cambio de suerte, con perderlo todo, con la familia inexistente, con el juego desmedido, con lecciones que sorprenden cuando tenés gente que te rodea. Caminaba solo.
Veinte cuadras y llegaba. Quince pesos de remis y las luces lo esperaban. Un atado de cigarrillos largos que durarían lo que durasen.
“Maquinitas pagadoras”, “Esta nunca da plata”. Se sentó y como rutina comenzó a perder una a una cada ficha.
Como si a sus deseos alguien hubiese atendido, con ruidos y con luces, y frente a una multitud se encontraba. Frente a él, el premio mayor y la suerte golpeándolo por la espalda hasta dejarlo sin aire.
Se cruzó con muchas miradas, de desprecio y de envidia, de sorpresa y de desilusión, y ante todas, sin pensarlo si quiera, respondía con una sonrisa que no demostraba nada. Ni grandezas. Ni pobrezas.
Se llevó el efectivo que marcaría su destino. Decidió no volver a jugar, no apostar a nada, no medir los actos, volver a su casa y llamar a María.
Ella lo había dejado. Después de unas horas apasionadas con el corazón en la mano y un futuro en los ojos, lo había dejado.
La llamó para decirle que había conseguido dos pasajes hacia una nueva vida para ellos, una vida juntos sin preocupaciones ni problemas, para decirle que compraría una casa para poder, por fin, terminar con los miserables días pasados. La llamó para decirle que la amaba, que iban a poder ser felices…
La llamó una vez.
La llamó dos veces hasta que atendía el contestador. Nunca dejaba mensajes. Le resultaban fríos, le parecía que nadie les daba importancia.
La tercera es la vencida.
María contestó. Rubén solo atinó a decirle ¿Porqué me dejaste?, la misma pregunta que tantas veces se había repetido la noche anterior, la misma pregunta de la que no obtenía respuesta alguna, una pregunta que al menos pudiera aceptar.
María no lo amaba, no lo iba a amar.
- María, gané! Podemos ser felices! Ahora si!
María cortó.
Con la fuerza que rompen las olas a la orilla del mar y con la fuerza de los vientos que azota a los árboles, María terminó de quebrar a Rubén en último silencio que no llegó a escuchar.



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domingo, 7 de marzo de 2010

Llueve por Lisandro


Llueve en este atardecer, es la muerte menos triste del Sol, porque no se hace ver detrás de esta ventana, son esas nubes grises que no reflejan ni un destello dorado, entonces sigue lloviendo, y le doy nacimiento a mi lapicera en este escrito.

Llueve, y me mojan los sentimientos lejanos de un recuerdo. Llueve y nada puedo hacer para cubrirme de la tinta que derramo en mis sentidos, es como que se coagula mi sangre y la tinta cubre su espacio, ni que hablar del corazón que cumple el rol de dicho papel.
Esas gotas de lluvia que rozan mi ventana y el suave zumbido del viento que da placer a mis oídos y el impulso que trae el sonido de estas gotas… me hacen cerrar los ojos, concentrándome en mi mismo.
Amo la lluvia en cualquier estación, amo la voz del viento que entra minucioso por las rendijas de mi puerta, amo el gris y la tormenta porque no me permiten ver la muerte del Sol, amo el aroma de la tierra mojada porque me limpia la conciencia.
Creo que la lluvia es la mejor limpieza para toda frustración, es la salvación a la sofocación de ideas y de miedos, es el placer más grande sentirla en mi mismo, me da paz… me tranquiliza los nervios, me hace creer en mi mismo, y me hace soñar en toda ilusión.
Amo la lluvia porque escucha mis credos… Amo su perdón.

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miércoles, 3 de marzo de 2010

PARA IVÁN por Carla Kowalski


Al final del camino te voy a encontrar
buscando en cada mirada la luz de la paz
sintiendo con fuerza el amor que está en mi
porque se que existe alguien perfecto para mi


Y con sorpresa descubrí...
que el final del camino llego sin pensar
y encontré en unos ojos la alegría que busque,
en una sonrisa el beso del amor,
en un abrazo la familia que soñé
Y en tu nombre, Iván, el hombre para mí

Y se que el camino será uno para los dos,
y se que esta vida es nuestra mi amor.
Porque siempre y para siempre estarás en mi corazón
Por siempre y para siempre serás mi gran amor.
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