Estoy buscando mi lugar
el pedazo de tierra que me corresponde
con la cantidad justa de aire que necesito para vivir.
Quiero al menos una planta
y como sea, también un animal
un poco de luz cada mañana
y poder la luna y las estrellas observar.
Un minuto, dos minutos nada más.
Quiero que el tiempo ahogue y refresque
sentir calor un día de frío
y del frío no sentir el cuerpo después del calorcito.
Necesito que la fuerza del viento
ahuyente esta angustia húmeda y sofocante
que me paraliza al instante
sin poder pronosticar lo cotidiano
teniendo nada al alcance de las manos.
Quiero una sonrisa recuadrada
en un marco de madera
que me recuerde al mirarlo
que quizás todavía vale la pena.
Sonreír una vez más
y tener cada mañana, una caricia asegurada.
...Porque no hay como una sonrisa que bese el abrazo que forman las palabras que guardan el secreto de aquello que decís...
Cosas simples y claras
ojos observadores, inquietantes
y el corazón saliéndoseme del cuerpo.
y yo, viéndolo salir
pensando que ya no hay quien lo pare.
miércoles, 10 de septiembre de 2008
Un regalo para el alma.
Etiquetas:
Noelia Arizaga,
poemas
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2 comentarios:
Noe, sos increible! Comento en este pero para todo lo que estas escribiendo: Chapeaux, me saco el sombrero.
Querés mucho!!!
Hermosos versos.
Te felicito.
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