sábado, 10 de enero de 2009

GALILEO

Galileo no tuvo suerte cuando nació en éste mundo.
Tal vez porque era muy fea su nariz, los ojos pardos algo saltones, la boca pequeña de labios finos no invitaba a besar. Su cuerpo grande no era armónico, más bien deforme, los pies demasiado grandes y una maldición familiar en las manos que las hacía ásperas para acariciar.
Igualmente un día no quiso hacer caso al espejo, ni a las burlas de los chicos en la escuela, ni a los comentarios hirientes de su madre y se llenó de optimismo, tan común en los jóvenes, o por que era primavera, se sintió feliz.


Le gustó su perfil acomodó su cabello negro, se perfumó, y salió porque leyó, “El amor te hace bello” en una revista del corazón.
Pensó en el amor, en lo bello que lo haría, lo feliz que al fin sería y repasó todo lo que tenía para dar.
Tenía en el corazón un libro de poemas escondido, un amor incondicional por las tardes de verano, quería regalar paseos de la mano, caricias en la espalda, buenos días a la mañana, besos en las mejillas y silencios absolutos para mirarse con amor.
Todo…todo lo dio…
Nadie habló con él de recibir.
Nadie lo aconsejó a tiempo.
Porque nadie creyó que hiciera falta decirle nada, para eso estaba el espejo.
Galileo…Galileo…Ahora sabe que en su pecho hundido por el asma, latía un corazón que hoy carga en la joroba de su espalda destrozado por el dolor.
Ahora sabe que no hay que dar hasta que no te quede nada.
Ahora sabe la verdad.

2 comentarios:

Taller Literario Kapasulino dijo...

Muy lindo Susy... y muy triste...

Orion dijo...

Muy bueno, se refleja claramente la crueldad de los seres humanos…
Saludos!