miércoles, 17 de septiembre de 2008

ANGELA

Suena la campana de la escuela y María obediente se forma junto a los niños que la rodean, la empujan y no la miran.
María no tiene amigos, lleva puesto un guardapolvo blanco, una corbata azul en el cuello, una golosina, para el recreo en un bolsillo y un pañuelito en el otro.
Cuando entra al salón se sienta sola. No habla con nadie. El bullicio no la llama a integrarse, pero es bueno estar ahí observando como todos los demás juegan y se ríen.
En el mundo de Maria no hay risas, pero es tan lindo escuchar las carcajadas y verlas flotar en el aire, es fresco el sonido que flota, rueda por los pasillos entre los bancos y la señorita detiene.
-”Niños presten atención, hoy comienza con nosotros una nueva compañera. Su nombre es Ángela y viene de otra escuela”. “Ángela te vas a sentar acá con María, este será tu lugar”-Ordena la maestra -

Ángela es una niña alta para este 2’ grado, tiene el cabello bien cortito y las piernas flacas.
-”Es una nena por que usa pollera” - piensa María - pero el guardapolvo es de varón y la corbata cuelga por un costado, aunque parece que no le importa.”
No se hablan entre ellas. María no habla en clase porque molesta a la maestra y porque no tenía compañera, además nadie habla con ella. Los ojos de Ángela la miran de reojo.
-¿Me prestás los colores? ¡Cuantos colores que tienes Que lindos son! ¿Me prestás el rojo? ¿Me das la goma?
Ángela no tiene nada más que un lápiz, en la cartuchera gastada, uno de los que da la maestra y restos de lapicitos de colores sin punta.
María le presta sus cosas ¿Se enojará su mamá?
Cuando suena la campana para el recreo, la señorita les avisa:
-¡Los que toman la leche hagan fila en la cocina con la taza en la mano y la señora portera les irá sirviendo!”-
Ángela saca una bolsita de su portafolio de cuero marrón y desenvuelve una tacita de plástico. Luego desaparece en el enorme patio del viejo edificio rumbo a la cocina. María la observa hasta que no la ve más. “Es pobre” piensa ¿Por qué será que se ve tan contenta?
María se sienta en la galería que rodea a los salones nuevos anexados al edificio principal, tiene cuidado de no ensuciar su guardapolvo blanco, saca la merienda del bolsillo, como todos los días y mira a su alrededor. La fila de niños que toman la leche, unas nenas que hacen la ronda, un grupo de varones jugando a la bolita, los nenes grandes siempre están todos amontonados en un tronco caído en el fondo del patio, a veces se ríen fuerte y se empujan. Las maestras tomando el té, la señora directora que observa todo con apenas una sonrisa, y Ángela que ya tomó la leche y viene sacudiendo la taza como para secarla después de lavarla.
-¿Vos no tomas la leche? ¿Por qué?= le pregunta a María.
-Porque la tomo en casa- Le contesta.
-¿Y que tiene que ver? ¡Mañana traé una taza y tomás la leche acá! ¿Querés jugar?
Que maravilloso momento se volvió el recreo, la llegada a la escuela y conversar en clase, aunque la maestra amenazo con separarlas.
¡Como no contagiarse de la risa de Ángela! María piensa que es dulce el sabor de tener una amiga que lo único que quiere es que te rías con ella.
El primer día después de las vacaciones de invierno, Ángela faltó.
María la esperó porque pensó que estaría enferma, se le achicó el corazón. ¿No estará enojada?
A los pocos días la maestra dijo que Ángela no vendría mas a la escuela -”Estos niños pobrecitos son así - se lamentó. Eso fue todo.
Y yo no entiendo, si todos los demás niños siguen yendo, si yo voy todos los días…¿Por qué justo Ángela tenÍa que ser quien no fuera mas?


Maria Susana.

Creo que pasaron treinta y ocho años y no entiendo todavía.

4 comentarios:

La Fabi dijo...

Querida Mama, que sea la ultima vez que me haces leer algo tan triste en mi sabado libre. Gracias!
Besitos
Atte
La Fabi

Anónimo dijo...

Hola tia! muy bueno el blog. segui escribiendo asi!
besos!!!
Victoria

Anónimo dijo...

que bueno te felicito Susy!!!!!!
Tu mejor amiga Olga.

Unknown dijo...

La verdad es que si lo había leído no me acuerdo... pero lo encontré y me gustó muchísimo, salvando esa especie de angustia que te deja en entre la garganta y el estómago...
Te kiero. Besos