miércoles, 24 de septiembre de 2008

La niñez perdida

Se despertó de la siesta un poco extraño, somnoliento, con las manos se refregó los ojos, estiró los brazos y bostezo.
Corrió la cortina verde de la ventana para ver el patio, y si la pileta tenía agua. El sol hizo que sus ojos fueran chiquititos.
Tomo su oso de peluche con el que dormía todas las noches y bajó las escaleras. Sonrió cuando vio a su abuela en el sillón, corrió a abrazarla. Ella lo apretó fuerte sobre su pecho, le dio muchos besos. El la miro con esos ojos grandes y negros y le susurró:

- Abu, que bueno que viniste, hace mucho que no venías, ¿y mamita donde está?.
La abuela acarició los cabellos del niño y le dijo que mamá estaba en la cocina, pero que estaba ocupada, que no la molestara. Pero su nieto, con oso en mano, salió corriendo a buscarla. Mamita, mamita, gritaba. Se frenó cuando la vio sentada en la mecedora, con los ojos colorados, la mirada lejos, la cara toda empapada. Dio media vuelta y se fue, de reojo vio las valijas al lado de la escalera, mirando a su abuela preguntó por su papá; ella, mordiéndose el labio, le dijo que tenía que ser valiente, que ya era todo un hombrecito, que papá no iba a volver, que “se lo habían llevado” (eso último no lo entendió), que ahora era el hombre de la casa.
Pablito, de casi seis años, mirando el estudio de su papá todo desordenado, todo lleno de papeles tirados en el piso, dejó caer lentamente su oso de peluche. Tuvo ganas de abrazarlo con todas sus fuerzas, pero no lo hizo, no podía, ahora tenía que ser un hombre.

3 comentarios:

Panchuss dijo...

carla:
lei tu texto. si me permitis te doy mi opinion.
la primer parte del texto ya me dice que el final va a ser triste.
segundo: es raro que un niño tenga un oso, si las chicas.
las imagenes estan bien descriptas pero podrian ser de una escena no tan Deya-vu.
besos
pancho

Maria Susana dijo...

No estoy de acuerdo con Pancho en que los varones no tienen osos los nenes que yo cuido tienen ,mi hermano tenía ,el Sr. BERNS tuvo. Una pelota de futbol no marcaría tan bien el final de la niñes perdida por que los varones si juegan al fútbol toda la vida.

Netomancia dijo...

Estremece Carla, el concepto de pérdida, la escena que quedará grabada por siempre en el niño/hombre. Mucha responsabilidad para tan solo seis añitos.
Muy bueno, realmente.