viernes, 29 de mayo de 2009

Lo difícil de hacerse tiempo. Por Noelia

Si digo que no tengo tiempo siento que me miento.

Por eso de ahora en más he adoptado decirme: no me hago tiempo. Para excusarme de algo, para excusarme a mi misma de no hacer lo que me gusta, de no sentirme viva cada día, de no hacer cada una de las cosas que me hacen feliz, con el entusiasmo, las ganas, el tiempo, y las personas que corresponden a cada cosa.

Hoy estoy sola, sola y con todos ustedes, con todos aquellos que física o espiritualmente, en pensamientos o en memorias, viven conmigo, me acompañan, me esperan o simplemente están y a veces los veo… (No voy a decir que cuando tengo tiempo por lo anteriormente dicho), si no por no hacérmelo.

Es muy difícil encontrarse sola. Hoy pensé que al desmoronarse en parte un plan, iba a quedar sola, y sin embargo la vida, la lluvia y un poco de música, me mostraron que si quiero no estoy sola, y también lo bueno de estar sola, que es poder pensar en los demás. Y justo este, es el tiempo que andaba necesitando hacerme.

Hacerme tiempo par amar. Para mirar, para escribir, para tomar mate, para escuchar y para hablar…

Escuchar alguna música para volver a revivir sentimientos olvidados, recordar emociones para reírme de lo que alguna vez sentí, para llorar con mis propias angustias y mis pensamientos crueles, o solo para recordar con tristeza lo que alguna vez fui, sin saber si alguna vez lo volveré a ser.

Dejar de hacer guerra por cosas que hasta a mi misma me cuesta a veces encontrarle sentido, fundamentos que sean irrefutables, y me den por vencedora de una guerra que nunca quise iniciar y que valla a saber quién y porqué, hasta terminé peleándola y defendiéndola con cuerpo, corazón y alma.

Empezar a hacer el amor… volver a sentirte, reconciliarme con lo que alguna vez fui… en ideales, en carne propia, en ensueños.

Quiero amar, amar cada cosa que hago para que cuando algo me salga mal, el objetivo sólo sea encontrar el amor en mí misma, para así poder encontrarlo en los demás. Por que hay tanto amor en los demás… que son parte de un todo.


A mis amigos, compañeros, familia y al amor de mi vida.

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martes, 26 de mayo de 2009

DE HUMILDE ARTE por Lisandro

Estas convirtiéndote en inspiración,
si bien tengo un poco de miedo,
desasirte de la tinta no puedo,
comienzo a escribirle a tu corazón.

Hace tiempo quería poetizarte,
hoy la incertidumbre desapareció,

mi perspectiva por ti cambio,
ya eres musa de humilde arte.

En este papel te doy vida mujer,
hermosa muchacha de mis sentidos.
Imagina que te hablo en el oído
invitándote en mi tiempo del querer.

Es que siento y pienso que te quiero,
pero dejo todo en mano del destino,

quizás algún día en mi camino
pueda seguir a la par tu sendero.

Y mi alma ya no está vacía,
con tu luz está cambiada,
ahora duerme, estás cansada...
mañana continuamos la poesía.
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viernes, 22 de mayo de 2009

VOLVIÓ y DEPENDE DE MÍ por Carla

VOLVIÓ
No quise llorar, o simplemente es que no pude.
Siento que debería, que mi pecho me lo pide,
pero no, mis ojos están secos.
Me quiebro, una y otra vez, me quiebro,
y lo siento aquí dentro…
Y me siento flotar, con la mirada fija en un punto cualquiera,
tratando de entender, de deshacer el nudo en mi garganta.


Quiero desaparecer esa opresión en mi pecho.
Y la tristeza que me abraza,
pero me la quito, como si fuera un vestido.
Y pienso, que soy fuerte,
que si pude antes, puedo ahora.
Pero hoy estoy triste, mañana será otro día,
quizás mañana pueda llorar.



DEPENDE DE MÍ.
No hay nada tan lejos como la luna, ni tan cerca como el olvido.
No hay nada que nos despierte en campos de amapolas.
Ni hay nadie que nos asegure una vida con pétalos de rosas.
Solo estamos nosotros y nuestros pasos.
Depende de mi, seguir caminando.
Depende de mi, mirar de frente al presente.
Depende de mi, no seguir llorando…

“nadie nos prometió un jardín de rosas, hablamos del peligro de estar vivos” Fito Paez


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lunes, 18 de mayo de 2009

EL ALEPH por Susana

Este es un trabajo de taller literario basado en “El Aleph” de Jorge Luis Borges.

Volvía a casa, caminando rápido y mirando al suelo, como siempre, sin mirar a nadie.
Lo urgente de mi paso es porque si, nadie me espera, da igual que corra o me detenga pero así me parece que no se nota. No vi a la mujer que mendigaba, cuando me hablo ya casi la estaba llevando por delante- ¿Qué se te perdió?- Preguntó –seguro que se te perdió algo y hace tiempo- siguió hablándome como si me conociera –yo te puedo ayudar…-agregó. Mi frenada en seco, mi susto al verla, mi escudo, mi tribulación, mi secreto… reparé en sus ojos, si alguien puede reírse solo con los ojos ella lo hacía, se reía de mi?
-Andá hasta el camino de tierra que rodea el colegio de monjas que está al final del pueblo, detrás del basural está el campamento de gitanos. Andá ya, no pierdas más tiempo. Si me lo pongo a pensar fue una emboscada, una trampa mortal, ¿una farsa?
Obedezco. Obedecen mis pies y mis cinco sentidos. Obedece mi instinto.


La gitana me da instrucciones precisas, directas, rotundas. Presto atención y repito haciendo un esfuerzo cada detalle, me mira con severidad, quiere que no me equivoque, luego asiente con un gesto. Saco dinero de mi cartera y se lo doy, me escupe una risotada en la cara-¿Qué pensas? ¿Qué podes pagarme? Ya nos volveremos a ver.- afirma o condena. Guarda el dinero y desaparece.



Quiero salir corriendo, el lugar huele mal, no conozco las calles, los perros me ladran.
Desando el camino y tomo conciencia de que no fui racional, no se que hice, no es natural lo que esta sucediendo.
Repaso en mi mente el momento en que vi a la mujer que andaba mendigando.
Me tomo tan de sorpresa…y a la vez, la estaba esperando.
Yo se que en algún lugar hay una palabra que da respuesta a todo, una magia, una prueba irrevocable, una sentencia inapelable, un amor inimputable.
La gitana me dio el Aleph.



Repito las instrucciones en mi cabeza; que mi gata que esta vieja y me mira con pena se duerma a los pies de mi cama.
Que esa noche tú no estés y que se arme tormenta. Sin despertar a la gata de pie junto a la ventana cuando un rayo caiga y antes de que se oiga el trueno, en el lugar donde tu deberías estar, en el hueco del colchón, si la gata no se mueve y la sábana es blanca, sin respirar, después del tic y antes del tac del reloj se abre un aleph.
Como una burbuja de jabón, de las que hacíamos de chicos con el índice y el pulgar en o, por mi mano izquierda soplo un suspiro que se va expandiendo y de repente estamos adentro, mi gata y yo. Luego del rayo, antes del trueno, luego del tic, antes del tac del reloj. ¿Cuánto será eso en tiempo?



Dentro de la burbuja, tiemblo, dudo…olvidé la copita de coñac que da coraje…sigo sin respirar las instrucciones. No hay marcha atrás. En el hueco del colchón, dónde deberías estar durmiendo, sobre la sábana blanca, tuve ante mi “El Universo”
Dentro de un suspiro de amor, dentro de una burbuja de tiempo.
Tuve ante mí la feria mundial del mundo; a los clowns, los poetas. Vi al amor, las guerras, los príncipes, las tormentas.
Vi las piedritas de colores que no traje de Malvín, y a mi madre y a mi hermano y al anillo que perdí resbalando en un pozo negro. A mi padre joven volviendo del trabajo y a mis tías en procesión al cementerio con hortensias de mi casa y riguroso negro.
Vi a un fama bailando catala y a las esperanzas y cronopios esperas.
Vi las instrucciones de como dar cuerda a un reloj.
Vi al primero de la estirpe amarrado a un árbol y al último siendo comido por las hormigas.
Vi a tu doctor que no me da esperanzas.
Vi a mi madre María que te devuelve la vida o te la presta…hasta que Dios diga, hasta que Dios diga…
Vi la canción desesperada, sola.
Vi mas doctores.
Olí la polvera de la abuela en una feria de cosas viejas, y encontré la radio de mi tía Benicia arrumbada sin vida.
No me vi a mi, pero se que me miraban desde el fondo del vértigo los olvidados.
¿Me esperan? ¿Me llaman?
Vi lo que tu estas viendo ahora, ¿Para que contarte? Ese rostro que tu quieres ver, no es el mío.
Vi tu juventud y tus sueños, yo no estaba, y de nuevo a esos doctores que no me hablan.
Vi lo que no queremos ver y cerré los ojos, no escapé, lo vi más grande, nada es como dice ser, nadie es quien nos cuenta, no es tu nombre quien sos.
Vi a un príncipe rubio cuidar su rosa en un planeta.
Y a la miseria del hombre y a los hombres miserables.
Vi cuando el amor es mal parido y mal cuidado mal herido se transforma en hiel.
Vi un río de hiel.
Vi a las madres pariendo con dolor y a los hombres ordenando guerras, y a las guerras los hijos y a las madres dolor.
Vi en el barrio de Sayago en la escuela que adoré, un corazón en un árbol, una cartita de amor…y el mismo patio.
Vi millones de teléfonos celulares…todos llaman, ninguno es para mi.
Vi en Internet cuerpos en oferta y en los diarios regalados.
Vi las balas en el cuerpo y las manos en las armas.
Vi a mis hijos dormir en mi vientre y ahora mi cuerpo se seca.
Y mis manos que tiemblan, se arrugan, se secan, son polvo, nada en la tierra ni un soplo, ni un rayo de sol.
Vi la noche eterna, la ira de Dios, los tsunamis que acechan, los glaciares, los desiertos, océanos, ríos, mares, trenes, subtes, aviones, voces…llantos…hambre.
Y a todos los ojos que hay en la tierra llorando porque se les negó hablar y las bocas mienten.

Yo solo quería verte a ti…y vi los misterios que guardan los gitanos y lo felices que son los gatos maullándole a la luna.
No entendí ningún idioma pero si igual las bocas mienten…
No te encontré y sonó el trueno, sonó el tac del reloj…tarde, para mí ya es tarde…
Vi el aleph, el mío, el de todos, el que ya te contaré, el que no puedo contarte.

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viernes, 15 de mayo de 2009

TALLER ABIERTO MAYO

Como todos ya saben, el taller abierto es un espacio, en el que una vez por mes publicamos el trabajo de las personas que visitan nuestro blog y nos envian un texto de su autoria. Hoy le toca a Mayo.
En este mes hemos elegido los textos de Mª José (conocida como mj) y de Silvia Beatriz Giordano

Maria José, es española, de Murcia. Nos cuenta que escribe desde la adolescencia. Ha sido componente de dos grupos literarios, participó en varias de sus antologías y varias publicaciones en alguna revista cultural. A uno de ellos le debe su primer poemario en solitario. También es miembro de un grupo de pintores “CONTRASTE”, y nos envia su poema "Un Rostro de arena ". Pueden visitar su blog Semillas.

Silvia Beatriz Giordano . Es de Belén de Escobar, Buenos Aires, Argentina. Tiene 57 años y nos dice que "Escribir es una necesidad del espíritu que nunca parece sactifacerse. Escribir es volcar el alma para que se entibie con el sol" Tiene un blog literario muy interesante que invitamos a visitar es: A mi si y si a ti no... ese es tu problema, y nos regala su relato "Según pasa el tiempo".

Para leer los textos has click en "Leer mas"

Un Rostro de arena por Maria Jose
Son las briznas del viento
que a veces depositan la dolencia
en unas caras anónimas,
las desnuda de espíritu
para vestirlas de ausencia,
de derrota y tiempo extinguido
en un ángulo frío del silencio,
bajo el rostro pálido del mundo…
Gorriones de ceniza
Urbanos…
Circulan por las venas
de una ciudad estrecha,
mientras devoran
la triste locura de la nada,
nadie los espera,
ni siquiera la nostalgia,
no fueron elegidos por los dioses.
Son los hijos del desaliento,
de la mordedura
y el hachazo metálico
de la ceguera colectiva…
Jamás verán al sol
derramarse sobre sus auroras.
Son los niños consentidos del olvido…
Las sombras que la miseria perfila
en un relieve de arena…


Según pasa el tiempo por Silvia Beatriz Giordano

Abraza la almohada como a un amante querido y sus cabellos grises resaltan, alborotados por el sueño, sobre la funda estampada con colores gastados. ¡Cuantas veces vi su cabeza a lo largo de los años!... Tan amadas sus facciones como su alma, contemplarla en el descanso hace que mi pecho se dilate de emoción.
Siempre ignorante de mis desvelos – se preocuparía al conocerlos – desgrana sus sueños con suaves ronquidos y murmullos privados y aunque afino mi oído para escucharlos, no puedo captar su significado. Íntimos y ocultos… frente de muchas inseguridades. ¿Sueña con alguien especial, más importante que yo?... ¿Con nuestros hijos, tan lejanos en el mundo, tan próximos en nuestro corazón? ¿Con la vida que se nos va? ¿Con lo que quiso y no pude darle? ¿Con lo que tuvimos y ya no tenemos?...
Casi toda una vida juntos… y verla dormida, el rostro relajado, la boca levemente abierta por donde se evaden sus suspiros, aún ahora me llena de ternura y de ansiedad. El amor sigue aquí, dentro de mí. Un amor que fue cambiando, caminando etapas diferentes cuando diferentes fueron los años, pero fuerte y definitivo. Cuarenta años es tanto… que adivino sus palabras antes de que salgan de su boca… que hasta sus gestos son reflejo de los míos. Ya no somos Inés y Carlos. Somos Inésycarlos. Uno sólo conviviendo en cuerpos diferentes, separados por un mínimo espacio y rodeados de efectos y afectos compartidos.
¿Quién diría, no?, con las arrugas escondiendo la piel lozana y fresca. Con las canas matizando ¿matizando?... no, cubriendo totalmente su cabeza y con tanto poder. Si ella lo supiera…
-¿Qué pasa, viejo?, ¿No podes dormir?-, me pregunta, acomodando la sábana.
Niego con la cabeza, incapaz de emitir una sola palabra.

-Vení. Durmamos abrazados. Como en los viejos tiempos- extiende los brazos y mi cobijo en ellos.


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martes, 12 de mayo de 2009

TRABAJO GRUPAL

En el taller Literario hicimos una actividad, donde la consigna era la siguiente:
Consigna
Principio, medio y final dados. Escribir un texto que incluya las frases siguientes (la primera será la inicial, la tercera será la última y la segunda estará colocada aproximadamente en el medio):

- “Un frío viento llegaba desde la costa”
- "Le dirigió una mirada cómplice”
- "Entonces podemos discutirlo"

Esta actividad la obtuvimos del Taller de Escritura - Textos de Usuarios de la pagina web de Psicofxp.com

Para leer lo que escribimos has clic en "leer mas"

UN FRIO VIENTO por Susana
Un frió viento llegaba desde la costa acompañando el incesante murmullo de las olas… Carla se puso de pie ya se hacía la hora de volver, juntó los juguetes de los niños, la palita de plástico, el rastrillita, el baldecito con los pececitos pintados de colores vivos y los moldecitos para jugar en la arena.
Reunió a los tres diablitos que protestaban por tener que volver, les sacudió la arena, y en fila india los encamino hacia el auto que la esperaba en la rambla.
Acomodó a los niños, guardó los juguetes en el baúl del auto y se dispuso a manejar los diez quilómetros hasta la casa de fin de semana que construyera con su esposo, hacía ya treinta años para venir con sus hijos en las vacaciones.
Cuando llegó los estaban esperando; su hija Noelia, su yerno Lisandro y dos de sus hermanos, Pancho y Susana.
Los niños saltaron del auto ni bien estacionó y enseguida todos la rodearon. Entre besos y abrazos, las preguntas se hacían todas juntas; ¿Cómo están?, ¿Cuándo llegaron?, ¡que bien se los ve!...¿cuanto tiempo se van a quedar?...¿que les gustaría cenar? …
Me imagino que se quedarán unos días, pedía Carla, que presurosa entró a la casa, organizó la cena, dispuso en donde pasaría la noche cada uno, ordenó a los niños y en el momento del café, les dirigió una mirada cómplice a todos los mayores y preguntó…
¿Qué los trae a todos juntos por acá? No es que me molesten, saben que amo que estén aquí conmigo…pero seguramente algo se traen entre manos…
Despertó una risa en el grupo- Sabíamos que no te engañaríamos- dijo Pancho, pero teníamos que hacer el intento. ¿Sabes Iván hoy estuvo en casa? Disparó Susana sin mas preámbulos, Si mama añadió Noelia papá está muy arrepentido, no sabe ya que inventar para que lo ayudemos a volver contigo… Lisandro guardó silencio pero con su sonrisa apoyaba el pedido de su suegro.
Carla meditó un instante, respiró el aroma de su hogar y repasó con la mirada la pared llena de fotos, las caritas de sus nietos y luego dijo…”Bueno vallan a buscarlo, nos hace falta hablar y entonces podremos discutirlo”…



FINAL por Noelia

Un frío viento llegaba desde la costa, era invierno y aquella noche prometía ser la más helada que sus cuerpos habían pasado. Acompañados estaban, en aquella soledad de conversaciones mudas, monólogos del mar, o diálogos entre el viento y algunas aves. Parecía que el tiempo de entendimiento había acabado. Había comenzado uno nuevo, desconocido, y éste, se hacía temer. Pero allí estaban. Porque el viento los arrastró allí, por que cada jueves lo hacían, porque disfrutaban de compartir esos tan especiales momentos junto a la orilla del mar.
Pero ese día no fue un día como todos, había algo extraño que le hacía temblar las manos. Él intentaba ocultar su inquietud, pero solo logró que ella se diera cuenta que algo ocurría. Entonces le dirigió una mirada cómplice, para que confiara en ella como solía hacerlo, para que no temiera en hablar, que rompa esa cortina de silencios que los había separado aquella noche… Aunque ella lo único que quería en verdad, era que no hable, porque una espina la empezaba a pinchar, sus ojos le hacían dudar, sus manos temblorosas no eran a causa del frío ni del fuerte viento y su boca indecisa se apresuraba a lo peor.
Llegó un momento que la oscura noche hizo un claro, el viento se detuvo y sus miradas se fijaron unas a las otras. Ambos sabían lo que sucedía, ambos sabían lo que ocultaban, ambos quisieron retardarla, pero la muerte de lo que fuera, no te olvides que siempre gana.
No hubo discusiones ni reproches, hubo lágrimas calladas y remordimientos en la garganta, no hubo intenciones inmediatas, no hubo desprecio ni caricias aparente… pero en el fondo de una indescriptible certeza de indiferencia, comenzó a llover y tronar. Los árboles perdían vida mientras sus corazones perdían motivos. El mar furioso, fuera de si, los observaba desde la cercanía, y ellos solos se encontraron con un mundo de preguntas y ni un alma que respondiese alguna.
Entonces las miradas se dispersaron y quedaron ellos dos, solos. Como siempre lo habían estado.


EL DESCONOCIDO por Carla
Un frío viento llegaba desde la costa, se puso el abrigo para no sentir el frio y Juán se adentró en la ciudad.
Camino lento, marcando sus pasos en el cemento, vacía de autos la calle, vacío de gente el lugar.
Se dirijió a un callejón obscuro, a lo lejos había un hombre vestido con un sobretodo largo y una gorra que parecia ocultarle el rostro. Cuando llegó a él le dirigió una mirada complice y dió media vuelta. Camino hacia la salida del callejon, el hombre misterioso lo siguió.
Ambos ingresaron a una casa que parecia abandonada... se sentaron en la mesa llena de polvo que había ahí. Los dos se miraron fijamente.
- ¿Lo trajiste? - Dice juán
- Sí - contesta el hombre esbosando una sonrisa.
- Muéstramelo - exige Juan
- Primero el dinero - comenta el hombre.
- No lo tengo... soy pobre... por favor te doy lo que tu quieras... haria cualquier cosa... - Explica Juan entre lágrimas.
- ¿Cualquier cosa? - pregunta el desconocido con una mirada astuta.
- Si - habla Juan resignado y desesperado. Le sudan las manos.
El hombre se recuesta lentamente contra la silla y toma su decición: - Entonces, podemos discutirlo.


COMO TERMINA? por Panchuss

-Un frío viento llegaba desde la costa-, dijo Teresa mientras cerraba el libro, mientras sonaba el segundo timbre, el que anunciaba el fin de la jornada.

-¿Cómo termina?, ¿cómo termina?- gritaron la veintena de guardapolvos celestes y rosas.

-Mañana lo sabrán, ahora guarden sus útiles en sus mochilas, sus papás los están esperando afuera-

Los niños hicieron una fila, tomaron distancia y uno a uno comenzaron a salir del salón.

-Hasta mañana señorita- dijo una niña en una voz muy baja.

-Hasta mañana Sandra- dijo Teresa mientras se reclinaba a darle un beso.

Al dia siguiente…

Teresa espero a que todos sus alumnos se sentaran. -Falto Sandra- dijo un niño que se sentaba en la primera fila. Ella le dirigió una mirada cómplice.

-Si, vamos a tener que empezar sin ella- dijo la maestra mientras abría el libro.

“Un frio viento llegada desde la costa, mientras la canoa naranja se deslizaba sobre el hielo blanco. Dos pingüinos vestidos de frac se acercaron y extendiendo sus aletas ayudaron a bajar a la hermosa niña. Unos osos amarillos aplaudían, unas focas violetas hacían piruetas con pescados en sus narices. La bella niña negra apoyo sus pies descalzos sobre el hielo. En sus manos traía una caracola que apenas podía sostener en sus manitas. -Este es el regalo que el mar les trae-“

La maestra miro a la puerta. Esta se habría mientras Sandra entraba de la mano de su mamá.

La niña se sentó en su pupitre.

Teresa tomó el libro, pero a medida que su vista buscaba los últimos párrafos del cuento veía como Sandra habría su mochila.

La maestra dejo el libro sobre su escritorio. Observo a todos los niños y pregunto en voz alta.

-¿Cómo termina este cuento?-

Sus alumnos acompañaron el silencio que reinaba en el aula.

"- Este es el regalo que el mar les trae- dijo la negra niña. Un viejo elefante marino azul preguntó. -No es lo que esperábamos-. Y la niña mientras dejaba caer la caracola al mar, dijo-. -Entonces podemos discutirlo- "



LA POETIZA, LA MUERTE Y EL MAR. Por Lisandro

Un frío viento llegaba desde la costa y entraba por la ventana semiabierta. Las cortinas se mecían suavemente y la brisa despertó a la mujer que se encontraba acostada. Se levantó de su cama… Su camisón formaba parte del matiz de su piel, sus ojos brillaban de manera extraña, y su sonrisa no era de alegría ni de tristeza.
Miró por la ventana y observó al mar silencioso. Su mano delgada apretaba la cruz que colgaba de su cuello pálido.
- Ya es hora- dijo y salio de su departamento.
El agua mojaba sus pies descalzos y los dedos comenzaron a morarse. Suspiro… y lentamente se internó en el mar. Nado hasta las profundidades.
Una ola se acercaba desde lejos, y la mujer notó que arriba de la rompiente un hombre de negro se acercaba también. Ella se asustó al ver una mirada cómplice que este personaje le demostraba. Dio media vuelta y nadó hasta la orilla donde antes sus huellas se pregonaron en la arena.
El hombre corría sobre el agua para alcanzarla, y a su vez la llamaba:
- ¡Alfonsina! ¡No te vayas! Ven ¡Alfonsina! ¡¿No eras a mí a quién querías?!
Para en la costa ella le respondió secamente:
-¡No!
El hombre ya estaba a pocos pasos de la dama. Ya no gritaba.
- Vos me viniste a buscar y te arrepentiste.
- Sí, es verdad, yo te quería encontrar. Pero ahora quiero irme sola, sin que vengas a buscarme. En soledad pero junto al mar. Me perturba tu presencia.
- Pero es mi deber querida poeta, yo salgo a buscar a las almas, pero cuando ella me buscan a mí tengo que dejar mi rutina y acudir inmediatamente a los llamados. Como en tu caso.
- Por lo menos dejame irme sola, y vos me vigilas de lejos. No quiero que oigas mis versos que dejaré flotando en el mar.
- Es algo complicado- La muerte se quedo pensando- pero lo podemos arreglar de alguna forma.
-¿De qué forma?- Preguntó la poeta algo asustada
- Vos seguime- La muerte le tendió la mano, y ella la acepto sonriendo- Entonces podemos discutirlo






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lunes, 4 de mayo de 2009

Las cosas que hace soñar el mar por Iván

Un frío viento llegaba desde la costa, la marea empezaba a mojar poco a poco la arena seca. Hugo se apartó de la inquieta linea del mar, juntó un tronco y una ramas y prendio una fogón para darse calor. La caotica luz de la lumbre fue el único espectaculo de la noche, pasó las horas mirando el horizonte.
El viento no dejó tranquilo al fuego por un instante,refrescó con intensidad su insolada humanidad de un inmovil Hugo.
Habia soñado que su único hermano, volvia luego de un año en el mar un dia domingo; soñó que bajaba del pesquero y la vida volvía a ser como antes.
El domingo siguiente tambien estuvo en la playa esperando, cuando llegó medianoche, fue lunes y tuvo que volver a su casa, vio a la prometida de su hermano llegar a la playa.
Le dirigió una mirada complice, vendria a esperar tambien, en el sueño de ella era lunes cuando su novio arribaba.
Con el tiempo, Hugo ya no pasaba un dia a la semana esperando a su hermano, ahora pasaba uno y medio, le hacia compania a su cuñada en la madrugada del lunes. Con el tiempo fueron haciando una confianza mayor a la que tenian, se conocieron mas, ya que apenas habian hablado en el pasado a no ser por las largas charlas en las noche de playa.

Nunca se habia dormido en su puesto de espera. Habia pasado un año hasta que se durmió por primera vez, soño que: su hermano bajaba del barco y le daba un anillo para que se case con su propia cuñada. El sueño se vio interrumpido por la mujer del recien soñado deseo.
Hugo estuvo un mes sin ir a la playa, hasta que pudo juntar valor y volver; Al verla enmudecio, ella le conto un sueño, uno donde alguien bajaba del barco a desposarla, esa persona era Hugo.
Quiso besarla, pero no pasó, ella no quiso.

Esa medianoche hubo un silencio incomodo, no se escucho ni las chispas del fuego, ni los latidos del corazon, ni el ruido del mar.
Fueron minutos que parecieron meses, solo corto el paso a la eternidad el ruido de un barco, un barco que atracó en la playa, de donde bajo la persona esperada. Hugo le conto su sueño y su mujer le dijo que queria casarse.
Pero poco interes demostró, solo aclaro que su vida era el mar y nada mas,en dos años mas volvia.
Lo esperaron con tanto viento en la cara, vieron partir el barco, cuando la luz de su cubierta se apago en el horizonte.
Hugo se le acercó, quizo abrazarla, pero esta se alejó; Estaria dispuesta a esperar otros dos años
Entonces las miradas se dispersaron y quedaron ellos dos, solos
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