Supe de promesas a las hadas blancas
hechas por los duendes que dicen que aman.
Y de los secretos en las madrugadas
envuelto en rocío y en lunas plateadas.
Supe de misterios y busque en la magia
todas las respuestas a mis esperanzas
y a mi pregunta, llena de confianza que,
-“ si llegarías a besar mis ansias?-“
Salio de la noche de lunas plateadas
de duendes que aman y de haditas blancas…
solo una palabra,
nunca.
No quise escucharla.
Supe pues un día, de intensas plegarias, de reyes arcanos,
de luces que bailan danzas milenarias
de esbeltas y gráciles ánimas que cantan
y a la desdicha de las desvalidas vidas solitarias, dan una esperanza…
y volví a creer llena de confianza de que a mi pregunta
- si tu llegarías por fin a mi alma…?-
darían respuesta tan asegurada.
Pero otra vez…solo una palabra,
nunca.
No quise escucharla.
Supe al fin de ti, Rey de mis nostalgias
y salí a tu encuentro y roce tu cara
y ofrecí a tu reino un millón de versos,
y puse a tus pies mil y una noches de amor y de cuentos,
más fábulas, prosas, y secretas cábalas
algunas quimeras y el mayor tesoro de mi fantasía
junto a las leyendas de los laberintos historias de amantes….
de amor…y de vida….
Pero esta vez, no hubo respuesta.
No llegué a tu piel, no arañé tu meta
y sin penetrar en tu espacio inmenso
escuché en el viento frío del destierro…
salir de mi boca, cómo letanía...
solo una palabra…que se repetía…
nunca, nunca, nunca…
Nunca fue tan mía.
Leer más...