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miércoles, 25 de mayo de 2011

Foto. Por Noelia.

Son las tardes de otoño a las que le sacaría una foto.

Doradas, frescas, intactas y bien quietas; Solo… para no sentir al menos por momentos el viento atravesando los haces de luz. Para no pelearme con el pelo cuando se desordena más de lo acostumbrado, para no sentir que te quema la piel bajo la ropa, ni el frío sin ella porque no son suficientes ni las temperaturas bajas ni las altas.

Que el tiempo me torne más indecisa de lo que por naturaleza soy, no es algo a lo que crea poder llegar a acostumbrarme.

Los bichos ni se quedan ni se van, dan volteretas en el aire, desorientados como la mente confundida, cuando necesita respirar pero no viento ni sol ni bichos, si no, motivos para ser feliz y sentir paz, que van mucho más allá del aire.

Me sacaría una foto acostada en un montón de hojas secas, una noche sin viento, con una sonrisa de esas dignas de enmarcar, ni mucho diente ni tanta cara, con los ojos abiertos pero no tanto y los brazos estirados aunque uno solo estaría bien.

El pelo suelto, sin volver a peinar. Leer más...

martes, 3 de mayo de 2011

El cigarrillo. Por Noelia

Estábamos sentados en el bar. Todos, los ocho en una mesa para cuatro, charlando del trabajo, de la vida, de los problemas. Conociéndonos.
Algunos encendieron un que otro cigarrillo, la mitad de los presentes fumaban, y después de una larga noche de trabajo, por ser sábado de madrugada, era evidente la necesidad de dispersarse.

Los cigarrillos se fueron consumiendo más rápido de lo normal, y un ansia ajena provocaba la necesidad de encender otro después del cigarrillo recién acabado.

El humo comenzó a ocupar el espacio por completo, como una neblina espesa que llegó a no dejarnos distinguir ni a cincuenta centímetros, muy lentamente... hasta formar algo parecido a una nube, que se encontraba dispuesta sobre nuestras cabezas.
Y de pronto se escuchó un trueno...
comenzó a llover. Leer más...

jueves, 21 de abril de 2011

Verano. (Eterno verano). Por Noelia.

Pasó un mosquito volando. Entusiasmado como beber mi sangre como trago final que lo llevara a la eternidad infinita, desconocida, anhelada.
Merodeó el sitio por unos instantes, como si estuviese buscando el lugar perfecto e indicado donde caer rendido.
Entonces, cuando tuve la oportunidad, ataqué.
Estiré el brazo a gran velocidad y cerré mi puño en el preciso instante que intentó huir de aquella muerte insospechada.
No lo logró.
Sus patas y alas quedaron aplastadas en mis dedos poseedores de una fuerza más allá del motivo.
Creo Sentir el impacto de mis uñas contra mi palma aún.
Lo logré.
Un mosquito menos que de seguro no afectará al ecosistema ni le moverá una piedra a este mundo. Ni felicidad ni victoria. Sin embargo allí estaba el cadáver, rodeado de una aureola ensangrentada que se esparcía por huellas y arrugas de mi palma derecha.
La duda que me persigue es el origen de la sangre, y por más que quiera deducirlo, la borraré tal como se presentó.
Pero aquel mosquito, uno más del montón, portador de una parte de alguien que quizás amó, dejó su marca en mí. Me buscó, me encontró y me dijo algo , que aunque no alcancé a escuchar bien, debió haber sido: No me revientes!!!
Esto saldra en la pagina al pulsar leer mas Leer más...

domingo, 27 de febrero de 2011

El viaje en el Conakry por Ivan

Al leer este texto podrás sentir una tremenda confusión, ya que la historia relatadas aquí, son hilvanadas a otros 2 cuentos; No es recomendable leer nada de este post sin asomarse a sus predecesoras (presentadas a continuación), pues considero que podrían perder tiempo:

(1)"El Conakry"

(2)"La busqueda del Conakry"

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7 - Viajar en el tiempo

Mi mente quedó varada en ese segundo; Solo escuchaba como si fuese a lo lejos a Yuri que me hablaba, estaba a menos de un metro, pero se oía como a cientos. Mi cuerpo estuvo inconexo a mi mente, por algun motivo, di la vuelta y me marché lentamente sin decir adiós, sin hablar, ni mirar, simplemente mi cuerpo como poseído solo se limitó a dar pasos hasta mi casa, sin sentir siquiera la ventisca que viene desde los mares.

Intenté hallarme, recorrer mi vida, volver a mi pasado, volver a mi origen.
Ya era otoño y en el cementerio no encontré la tumba de mi madre, el encargado dijo que generalmente si una tumba pasa 10 años sin recibir un mantenimiento o visita, es removida y los huesos son incinerados. Me pidió un documento para poder ver los archivos.
Por donde me crié, una humilde morada de tablas de pino era ahora un rígido y frío monoblock construido por el estado. El baldío donde jugaba, tampoco estaba, el progreso se lo había llevado, ahora había una casa, me le acerqué y vi una plaqueta "La casa mas antigua de la ciudad, en el aniversario numero cien de la fundación del puerto....". -¿Como puede ser?,Ya había casas, una ciudad, cuando yo pateaba una pelota en ese descampado. No me imagino las cosas, de eso estoy seguro. Me quieren borrar de este lugar, me quieren dejar en el olvido ¿Quien?¿quienes me quieren borrar?¿Para que quieren borrar a alguien tan intrascendente?¿Que hice para merecer esto?

Me volví al puerto, me urgía hablar con Yuri, era la tarde, me senté en un banco sobre la calle a esperar la noche, pasó delante de mi ignorándome.
Esperé y golpeé la puerta, me miró de reojo y no me dio importancia, había otra persona, tenia aspecto de ser importante.

8 - Silberman

Seguí golpeando, y mientras decía :-Yuri, abre maldita sea.-Él me ignoraba, pretendía hacer anotaciones, note su nerviosismo, detrás de él, el extraño, ni se inmutaba.
Seguí golpeando la puerta, jalando el picaporte, pero tenía llave, me di la vuelta y me puse frente a la ventana. Dejó de ignorarme, me miró y me hizo un gesto brusco y cortó con la mano, como indicándome que me fuera. La otra persona en la oficina observaba a Yuri.
-Déjale entrar.- dijo
Yuri se dio vuelta y lo miró
-Hay que hablar con Él, dejadle entrar.-
Yuri hizo caso, entré, salude a Yuri, le estreché la mano al extraño, pero no me respondió, fue como un saludo al aire, sacó dos grabadores de sonido de su bolsillo y los prendió.
Me habló a mi, pero nunca me miró a los ojos, es mas creo que casi ni me miró a la cara.
-¿Cuantos somos nosotros ahora acá, en esta especie de oficina o cabina?-preguntó.
-Tres.- dije yo. -¿Que demencia es esta, me quieren volver loco?-
-Usted no está loco, ni va a estarlo. Quédese tranquilo.-Respondió el extraño.
-Yuri...¿Cuantos somos nosotros ahora acá, en este lugar y en este preciso momento?-Le preguntó.
-Tres. Bah... es lo que yo veo. Pero puede que seamos dos.-
-Bien.-
-¿Y Usted quien es?.-pregunté con prepotencia, en ese momento estaba apunto de enojarme.
-Soy el Doctor Silberman, y Yuri Andronov es mi paciente.- dijo amablemente a lo que agregó -Yo quiero que Yuri este bien, por que sufre de algunas cosas ¿Usted quiere lo mismo?.-
-Delo por seguro,es mi amigo.-
-Venía mostrando avances...-Tomó una carpeta, sacó un documento y me lo dio a leer y continuó diciendo: -A partir de que usted se jubiló, pero estos últimos días decayó un poco.-
-¿Que problemas tienes Yuri?.-le pregunte consternado, estaba cabizbajo, no quería mirarme, no respondía.
Silberman intervino: -Yuri, mi tratamiento sos vos, yo solo te indico como superarte, si no eres sincero y fuerte no funcionara.-
-Soy un mentiroso.- dijo Yuri
-Yuri, no eres sincero. Esta en vos. Es ahora o nunca.-
Me miró y me dijo con los ojos llorosos:- Veo otra realidad, imagino cosas. Amigo siento que eres real, pero no es así, me lo hacen ver, me lo hacen entender con lógica, pero me resisto a creerlo. De algun manera te necesito, necesito tu compañía, pero me hace mal.-
Me quedé petrificado. Silberman me miró y me dijo:-¿Querés pruebas?. Por que las tengo.-
-Si.-Respondí.

9 - El viaje en el Conakry

Fuimos los tres caminado hasta el muelle, Yuri no habló, yo tampoco. Solo se oía la tranquila y confiada voz de Silberman.
Cuando llegamos dijo: -Vamos a buscar que hoy, ahora en lo posible, cada uno de nosotros tres, que en realidad somos dos, ¿cierto Yuri? cada uno pueda seguir un nuevo rumbo feliz y alejadas las partes entre si.-
Asentimos, pero no me gustaba su tono ni su modo de referirse a mi, Yo seguía el juego, me interesaba saber adonde querían ir y a donde lo habían llevado (mentalmente)a Yuri.
-Es época de Conakry.-Dijo con seguridad el Doctor
-No.-Respondí
Yuri me miró y me dijo:-Este año no vino, se puede demorar unos días.-
-Imposible que venga, dadas las condiciones del mar y del clima.-
Silberman me interrumpió: -Acaso sos estadista o metereologo... o marinero siquiera. Por que hasta donde Yo se: sos un simple alumbrador que cuida el puerto mas tranquilo del mundo.-
Me sentí humillado, quise hablar y me volvió a interrumpir.
-Si Yuri dice que el Conakry esta por llegar, es por que el Conakry esta por llegar. Decilo Yuri.-
-Ahí viene el Conakry.-Dijo por inercia
-No suena sincero.- Acotó Silberman
-Ahí viene el Conakry...Ahi viene el Conakry...Ahi viene el Conakry...-
-Pero... Yuri, me dijiste que nunca lo viste.- De eso estaba seguro.
-Cuando lo vea, lo sabré.- Me respondió con confianza
Pasados unos segundos, como si todo estuviese armado con perversa perfección, apareció un reflector verde en la bahía, después de años de ausencia el ya mencionado bote surcaba las estancadas aguas.
Los mire y les dije: -El fantasma, cuando aparezca verán que ustedes están locos y no yo.-
-Nadie dice eso, vos no estas loco, estamos acá para probar que sos ficticio, sos el producto de una mente brillante pero con algunos trastornos.- Me dijo Silberman, sin mirarme siquiera.
-Todavía no demostraste nada.-Respondí
-Cuando lo entiendas, es porque Yuri lo entendió realmente y ahí vas a dejar de estar con nosotros; No te queremos matar, te queremos subir al Conakry, y cada cual por su cuenta.-
-¿Y el fantasma?¿la luz verde?- pregunté
-Es otra fantasía que nunca tomó consistencia, es paralela a vos en el tiempo, nunca se lo permití desarrollar con fuerza. No podíamos batallar dos frentes.-
Las dudas me invadían, la idea era descabellada pero las cosas se empezaban a explicar solas. El barco se acercó a la orilla, chocó el muelle.
-Nunca chocó el muelle.-Dije.
-Porque nunca se lo mencionaste a Yuri, porque a cierto nivel no lo sabe y lo imaginó distinto.-
-¿Por que quieren que suba?.-Les pregunte.
Lo vi a mi amigo el portero, el Yuri con el que nos hicimos compañía tantas noches, tomar aire y dirigirse a mi, pero sin mirarme a la cara:- Yo... no quiero matarte. Y se que irte así, te haría feliz, tal vez llegues a África.- dijo Yuri.
-Es lo mejor para todos.-Dijo el Doctor satisfecho. Palmeó en el hombro a Yuri, después estiró la mano para saludarme, la estiró al vacío, por que yo nunca se la dí, ya estaba arriba del barco, sentado al lado del Capitán.

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jueves, 23 de diciembre de 2010

Conakry por Iván Ignacio

1-El Capitán

Recuerdo que cuando era portuario, hace ya varios años, cuando caían con frecuencia las heladas que hoy escasean y los veranos eran mas amigables.
Trabajé en un puerto perdido en una bahía sin faro, donde se trabajaba de día, y de noche se descansaba.
Ningún barco se adentraba en la bahía por las noches, ni siquiera en noches estrelladas o con luna llena. Ninguno a excepción del "Conakry", entraba a la bahía muy despacio, casi a paso de hombre, iluminaba su camino con un reflector direccional y que destellaba una luz extraña, era una luz un tanto verde.

Me desempeñaba en el turno noche, en ese turno solo trabajábamos dos personas. Yo era el sereno, recorría alumbrando todo con una linterna, caminaba por los muelles y los galpones; La vida se desperdicia en un trabajo solitario y monótono, tal es así que a veces me entretenía con un palangre o pasaba por la portería (Donde trabajaba el otro empleado, mi amigo Yuri, el portero).


2-El Conakry

El Conakry era un barco pequeño, el puerto tenia un calado mínimo; Llegaba de vez en cuando, no venía todos los años, pero sí venía siempre con las calmas aguas de finales de verano. Su capitán era un hombre de mi edad, suponía que era de algún lugar de África Occidental. A pesar de haberlo visto siempre en la cabina, daba la impresión de ser alguien seguro y de sonrisa difícil. Siempre me saludó desde la cabina con respeto y simpleza. Dejaba su bote tan prolijamente cerca de la orilla que no hacia falta que alguien me tirara el amarre, solo me estiraba a tomar de la antigua y gruesa cuerda de yute y amarrarlo yo mismo. Desde detrás del vidrio me agradecía con una saludo y una sonrisa pobre pero real. Una vez asegurado todo, apagaba la luz y la despintada cabina se teñía de oscuridad, y seguro iba a descansar.
Mi turno y el de Yuri se terminaban cuando salia el sol. Cuando volvía a la siguiente noche el barco ya se había ido.


3-La luz

Muchas veces me pareció ver entre la neblina nocturna iluminada por ese reflector verdoso algo que escapaba de lo remotamente de lo normal, en un lugar el vapor se concentraba en un extraño suceso, de la nada y de a poco una imagen un tanto humana aparecía frente a mí, no poseía perfecta definición, tampoco era tan difusa.
Pero entendía con claridad que me tendía la mano, pidiendo algo. Y quedaba ahí, Así como solo aparecía con la extraña luz verde del barco, solo se volvía a la habitual neblina al darle yo la espalda.
Como no todos los principios del otoño traían al Conakry, no todas las veces que venia me hacia ver a ese ente.
Sin nadie nunca a mi lado que me ayude a confirmar si era real lo que se me presentó al menos una docena de veces o era producto del cansancio, la soledad y el aburrimiento.


La anécdota relatada en el Conakry continúa en una segunda parte "La busqueda del Conakry". Clic aquí
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jueves, 12 de agosto de 2010

Traigo... Por Noelia.

Este es un texto que escribi hace más o menos un año... Espero que les guste...
Todos traemos algo, no se bien qué, no se hasta que punto nos sierve o no pero es lo que somos, lo que nos mantiene sobreviviendo....

Me enamoro con poco. Y sigo buscando huellas, rastros y gestos.
Me abstengo con poco. Y me vuelvo ciega, vacía y sin vestigios de lo que alguna vez haya sentido.
La vida te lleva y te trae. Los estados cambian y yo sigo acá dando giros, tratando de creer que no estoy confundida, de que camino sobre aquello que decido, hasta que una luz se prende al final del pasillo, y agachando la cabeza suspiro, por que el brillo vuelve a los ojos, el aliento continúa saliendo de tu boca, la tormenta pasa. Me conformo con poco…
Pero me consuelo con menos. Intento salir, sin remedio y hasta sin dinero. Con agua o sin agua me zambullo en la esperanza de que lo que me hace sentir bien es lo correcto, es realmente lo que quiero. Que la vida pasa y no se si es una sola. No me acuerdo de cuando comenzó y no se si termina. Por lo tanto, ¿Está mal pensar que es infinita?
Quizás el día de mañana sea un dicho eterno, quizás yo continúe equivocándome hasta que ya no me acuerde, la esperanza tal vez no me deje sorpresas, y hasta alguna vez quizás piense que ya nada de esto vale la pena.
Pero me reanimo con poco. Vuelvo a decidir de a poco. Todo se construye de nuevo, se taparán y sellarán puertas, se abrirán nuevas hendijas por donde mirar, por donde dejar pasar sueños agarrados de la mano, problemas enredados en una madeja de lana, lágrimas en un vaso de vidrio, dolor dentro de una caja de curitas vacía, un corazón entero dibujado en las hojas de un cuaderno viejo…
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martes, 6 de abril de 2010

Un segundo y medio. Por Noelia.

Presurosa salió a su encuentro.
Abrumada por sus propios sentimientos y expectativas, con el corazón golpeándola en el pecho en posición de escape a cualquiera de las fuerzas naturales. Se podía sentir el aire húmedo y agitado saliendo de su dibujada boca de cerezas.

Sin interrupciones a su paso decidido, levantando el polvo del suelo con sus pies descalzos, acostumbrados a la rusticidad del aquel suelo que la sintió nacer.
Se plantó en seco al verlo bajar con el bolso en las manos, con el rostro cansado, los hombros caídos y una imperceptible gota recorriéndole la cara, disimuladamente borrada con la manga de un traje azul gastado.
El tiempo lo había cambiado, no se parecía en nada a aquel hombre que corría al alzarla en brazos para jugar con Miranda, cuando sus labios tenían una risa y un brillo propios, y ahora a penas esbozaba una triste sonrisa.
No alcanzó a pensar en los motivos del cambio irreversible que se avecinaba, pero supo desde aquel momento, que las cosas no volverían a ser como antes, que no volvería a ver reír a su padre.
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lunes, 29 de marzo de 2010

Noche Definitiva por Lisandro


El viento silbaba agudamente, dejándose oír por las rendijas de las persianas. Altamirano lo oía entre dormido. La agitación de sus ronquidos junto con el canto del viento se mezclaba en sonidos densamente espesos dentro de la habitación.

El ventilador seguía golpeando el aire produciendo molestias en Altamirano, este se levantó suavemente decidido a darle un fin al aparato, y así corrió la perilla hasta apagarlo. Las patas de la cama relincharon dando señal que el hombre volvió a acostarse.
No podía dormir bien, estaba ahogado, apretado y molesto en su mismo lugar. Suspiraba insatisfecho y quejoso, relinchando como un caballo, por no conseguir aunque sea un MINUTO de sueño, y resalto minuto porque cabe destacar que también las agujas del reloj se complotaron con hacer un recorrido abruptamente retumbando sobre el oído del mal dormido. Ni que hablar de los grillos con sus cánticos intolerables produciendo eco sobre las cuatro paredes.
Y así fue, por tanta desesperación, por no pegar ni un ojo, Altamirano se pegó un tiro.

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jueves, 28 de enero de 2010

UNA MUJER SOLA por Carla Kowalski

Estaba sentada debajo de un árbol mirando una hoja indecisa, y apostaba en cuantos segundos iba a caer; pero perdía siempre, la hoja jugaba conmigo y no se dejaba caer.
Me aburrí. Me aburrí como siempre de mis juegos tontos de tardes de soledad, de ésta vida sin sentido.
Caminé por el valle, al borde del río, me pregunté si tendría el valor de tirarme de un salto y perderme entre las profundidades y por fin ver la luz, aquella que todos cuentan que ven cuando se van.


Cerré los parpados y tuve una aproximación a esa imagen tan deseada por mí…
Y vi el mueble de mis abuelos, la lana amarilla con la que tejía mi tía. Y sentí el gusto del estofado de mi madre. Pise el pie de mi padre para que me retara como cuando era una niña.
Te vi a vos también, vi las marcas de tu cuerpo avejentado y las miradas de desconfianza de mis tías solteras cuando fuiste por primera vez a casa.
Vi la nube donde descansas ahora, y estiré mi brazo para alcanzarte… pero me asusté con los aullidos de la loba que rondaba por la casa de mis primos aquella noche estrellada; entonces deje de tratar de alcanzar tu nube para tocar al misterioso animal, lo hice con el dedo, y ella lamió mi mano, y pensé que tontos éramos en ese tiempo, acurrucados debajo de las sábanas por el miedo.
Vi a mi hermano, trayendo la cal para hacer nuestra casa y gesticular con vos muecas graciosas… pero ni aún aquí entiendo lo que se decían.
Espié a nuestro hijo durmiendo en su cama, y lloré ante ese recuerdo, pero fue hermoso poder abrazarlo otra vez, poder sentir su aroma de niño pequeño. Siempre le sentí olor a menta, por más extraño que parezca…
Vi la sien de Claudia chocar contra las rocas, y me vi pidiendo al rey de los cielos que nos la devuelva, que ese no pudiera ser su fin. Y te vi llorando solo junto a la alberca, bajo el sol de aquel otoño tan triste, y a tu amigo yendo a consolarte. Lo peor fue ver la cruz de su tumba, como la de tantos otros que me toco ver.
Y volví a sentir esa tristeza que te araña el alma, y entonces regrese a mi niñez, y nade con mis hermanos entre las algas, me vi jugando y riendo, y luego tirando los dados en la casa de Alicia, me vi ganando y a todos enojados.
Vi el cielo que nos cubrió en nuestro primer beso, y yendo a tu casa, cuando ponías tu cara sobre el riel para decirme si venía el tren.
Vi las estalactitas de la cueva donde hicimos el amor, muertos de frio y luego muertos de calor. Nos descubrí en el mirador de Mar Chiquita, planeando nuestra vida. Y sentí nuevamente mi corazón latir de emoción como aquella vez.
Volví a ver al hombre que vivía en la esquina de mi casa, cuando lo alcanzó el rayo, aquel día de tormenta. Vi a su mujer corriendo hacia él y gritar, y me acorde de la sensación que se siente ver, por primera vez, a la muerte.
Sonreí con los muñecos de felpa que me daban en navidad, y ante la garganta seca por tantos recuerdos quise agua para saciar mi sed, y oí a nuestro niño diciendo “mami tengo sed” en aquella tarde espantosa con sus 40º de fiebre. Volví a experimentar como cada extremidad de mi cuerpo se rompía al morir en nuestros brazos, y sentí la insolación que tuvo en las vacaciones de verano, cuando aún corría por la arena, entrando y saliendo del mar, en la preciosa edad que confundía la palabra aparecer con parecer, y me contaba “mira mamita, el mago pareció un conejito”.
Volví a reencontrar a mi hermano diseñando nuestra casa, y tuve la misma impresión que me dio cuando piso el clavo y hubo que llevarlo al hospital.
Me encontré a mi misma en la edad de ocho años, saliendo despavorida cuando observé en penumbras a mis padres en un coito desenfrenado. Me oí rezándole a Dios por tremendo pecado.
Y sentí el temor que una y mil veces me dio, después de perderte y el de perderlos a todos.
Y al final de este trayecto, vi a una mujer que era yo, sentada debajo de un árbol, jugando con una hoja, calculando los segundos para que se cayese, y perdía el juego.
Y entonces ese remolino de recuerdos desapareció, y me quedé mirando el rio, con el corazón lleno de emociones.
Por un segundo los vi a todos, en un segundo vi mi vida… ahora solo veo mi soledad.
Y así fue que volví a ver la nube, y te vi a vos con nuestro hijo, con toda mi familia y la tuya, y me estiraste la mano, y ahora si puedo sonreír al decirte: -¿Por qué tardaste tanto amor?.

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jueves, 5 de noviembre de 2009

Relato fantastico en una villa sin fin ni principio por Iván

El Galpón

Amaneció un día y ya estaba ahí, no se sabe quien lo trajo, o quien lo armó. Al principio no le dieron importancia, la gente de la barriada le fue indiferente, los únicos asombrados fueron los vecinos más próximos.

-En ese lote estaba la casa de los Peñalba.-
-También ocupa algo de mi terreno.- se quejó más de uno
Que se levante un galpón en un día, no es misterio para nadie que no viva en la proximidad. Pero que de la noche a la mañana levanten un galpón, que ocupe parte de tu terreno y no hayan hecho el mínimo ruido, eso sí es un misterio.

Desde mi casa (una de las pocas de dos plantas en ese asentamiento) se lo podía ver bien, ya que está desde mi ventana cruzando la calle.
El galpón ocupaba un área de diez por veinte, fue difícil medirlo, por que cortaba paredes y pasillos de la villa. Tenía una altura calculada de diez y un techo a dos agua con mínima pendiente. Estaba cubierto por chapas de zinc sin pintar y extrañamente no tenía puertas, ni ventanas ni aberturas. Otro misterio, el segundo.

¿Qué paso con los Peñalba? ¿Están adentro? ¿Cómo van a salir?
Un día mientras todos estaban debatiendo en la vereda, alguien dijo: -Al fondo del pasillo no vivía un viejito-. Nadie respondió, todos pensaron un rato. -El que trabajaba en el puerto y se jubiló, ese que caminaba con el bastón.- agregó
Ahí lo recordaron, y era cierto... la casa del viejito también habría quedado debajo del galpón. Más misterios, de esos que asombran mucho y preocupan otro tanto.

Algunas noches se podía ver salir de entre sus duros chapones, vapor de agua, como si adentro alguna actividad estuviese ocurriendo.
Todos los días desde que había aparecido, semejante mole metálica, los vecinos se juntaban a partir de las seis a debatir y hablar sobre el tema. Cada vez era mayor el número de disertantes y curiosos. Fue una tarde que Ángel Cejas propuso hacer un relevamiento:
-Tengo un limonero, y antiyer estaba a metro, metro y medio, y ahora ta ahí nomas. Al ladito. Casi que me lo arranca, me dobló todas las ramas. No puede ser esto.-
Entre todos fuimos a su patio, cada vez más reducido en lo que respecta a superficie.
Era cierto lo que había dicho Angelito. El piso era de tierra seca, sin césped. Donde la chapa termina y se apoya, había una acumulación de tierra removida, como si se hubiese arrastrado. ¿Misterioso no?

La noticia se corrió por todos lados, y al otro día las personas ocupaban ambas veredas y la calle .El patrullero rondaba con frecuencia. Sospechaban de los vecinos. Las órdenes de allanamiento ya habían sido pedidas al juez.
Entre tanto tumulto apareció la barra de: "El Martuco", tenían un fama de "pesados". Atropellaron prepotentemente para abrirse paso y con una escalera se metieron por el pasillo y sin dar explicaciones la apoyaron sobre una de sus paredes. Venían a desarmar todo y a vender las chapas. Nadie dijo nada, no hubo quejas ni reclamos, porque tal vez era la única vez que una actitud mafiosa hacía algo bueno por el pueblo. Un tal "Negro" se subió primero al techo, era muy delgado casi esquelético. Después subió otro, a ese lo conocía, era Kike Flores, cuando un tercero estaba en ascenso, la escalera se cayó, pareció estar bien apoyada, quien estaba en ella solo sufrió un golpe cuasi mortal. Kike se asomó a ver, e inexplicablemente fue a parar al suelo, nadie lo empujó, solo sufrió un traumatismo.
-A mí como que... me empujo el piso. No sé cómo explicarlo,- dijo Kike.
Arriba se escuchó ruido de chapas y el típico ruido de cuando algo golpea el piso de tierra.
Nadie sabe que le pasó al "Negro", desapareció ahí arriba, nunca más se lo vio.
-Se lo habrán tragao las chapas.- dijo uno.
Caras de susto y angustias solo se vieron en ese momento por el pasadizo.

Después que la ambulancia se llevo al malherido, y sin preocuparse mucho por el desaparecido. Decidieron no volver a subir y empezar a desarmar desde abajo. No había remaches ni pernos visibles, ni siquiera cumbreras.
Palanquearon entre dos una chapa con una barra, les dio bastante esfuerzo, la doblaron, cuando la elasticidad fue vencida, uno de los fulanos se agachó y se asomó. Se movió horrorizado, estaba agitado y no pudo hablar bien de corrido. Cuando se recompuso dijo:-Esta...la cabeza...de...Javier ("El Negro")-.
"Martuco" se asomó, y en un acto sobrenatural la chapa se dobló, a su posición natural, arañando y despellejando violentamente parte de la cara de éste.
Fue este hecho lo que provocó que desenfundaran sus pistolas de 9mm y comenzaran a vaciar los cargadores contra la susodicha estructura.
Cada impacto dejaba un orificio que tardaba no más de cinco segundos en ser remendado desde el interior con otra chapa.
Tomaron sus cosas y así como vinieron se marcharon.
¿Como y porque fue que pasó esto? Misterio. Misterio. Diría Roberto Arlt.

"La Vieja del kiosco" tenía en un rancho pegado a la casa de los Peñalba, pero con ingreso por la otra calle, la perpendicular. Vivía sola en una casa de ladrillos huecos y techo de madera.
Fue una madrugada que un ruido alboroto a la gente. Y ese alboroto me despertó, desde mi ventana pude ver todo. Entendí el porqué de esa reacción, pero me quedó la sensación de que había más cosas inentendibles.
El galpón se estaba desplazando con movimientos lentos y flexibles, como una oruga metálica sin anillos. Lo hacía sobre la casa de "La Vieja", derrumbando sus muros y techos, aplastando las pocas cosas que tenia, incluso a ella misma, que desde el interior gritaba.
En la vereda todos estupefactos, nadie hacia nada.
¿Qué le pasó a la pobre vieja? ¿Como carajo se puede semejante cosa? ¿Que corno pasó acá?

Me dormí intranquilo, estaba muriendo gente conocida. Eran las 2.A.M, en 3 horas me levantaba y entraba a trabajar.
Cuando amanecí, ni pensé en lo ocurrido, tomé mi habitual mate con criollitas y bajé. Ya en la calle encontré gente que se acercaba de todos lugares. Estaba Angelito, me le acerqué.
-¿Qué pasó?-Pregunté a Ángel
-Se jué, desapareció.-
-¡¿El galpón?!-
Asintió feliz, tenía una sonrisa larga, se lo notaba relajado.
Once días estuvo, como vino se fue, se llevo varias personas. Dicen que reapareció por la Villa Banana en Rosario, por Campana, En La Plata en tres lugares distintos y en muchos lugares más, ¿donde está? si puedo lo voy a ver.
Me gustaría entrar, quiero ver que mierda hay adentro.

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domingo, 9 de agosto de 2009

REWIND por Carla

Cristina sintió la cuchilla atravesando su estómago. Manuel no le quitó los ojos de encima hasta que la vio morir.

Cuando entró en el departamento se dio cuenta de que algo andaba mal, lo veía en la mirada de Manuel, estaba nervioso.
- ¿Me das los apuntes?- pregunto la muchacha nerviosamente. Quería salir de allí lo más rápido posible, sabia que algo andaba mal.
Abrió la puerta, pero él la detuvo.
Ambos comenzaron a pelear, ella sabía que él era mas fuerte, pero aún así tenía que intentarlo, entre los forcejeos pudo zafarse, corrió hacia la cocina, arriba de la mesa encontró una cuchilla. Fue directamente hacia él y tiró con fuerza.
Manuel frenó el filo del elemento con su mano. Gritó de dolor, pero el odio pudo más y se lo quitó.


- ¿Me acompañas?- dijo el muchacho tímidamente.
- Es que… no se… tengo cosas que hacer- comentó ella.
- No te preocupes, ya sabes que soy amigo de las chicas, además ellas te dijeron que vinieras conmigo- comento él.
En ese momento paró el auto de Gabriel, se ofreció a llevarla a su casa.
Ella titubeó, estaba insegura, realmente necesitaba esos apuntes…
- No, deja- dijo - me voy con Manuel a buscar unos apuntes, después me tomo un taxi, gracias-.
Vio el auto irse, y miro a su compañero que la observaba con una sonrisa.
- Vamos, solo son dos cuadras – dijo empujando su espalada con la mano.
Manuel y Cristina caminaron hacia el departamento.

Marisa, Alejandra y Manuel se acercan a Cristina, y la saludan.
Marisa se adelanta y habla: -Mira, Cris, el es Manuel, un gran amigo de nosotras. Él tiene los apuntes que necesitas para terminar la carrera.
- ¿En serio?- pregunto con sorpresa Cristina – No conozco a muchas personas, y no los puedo conseguir.
Manuel aprovecha la oportunidad y le dice:- Yo no tengo problemas en prestártelos, los tengo en mi casa, si queres vamos y te los doy.
- Es que no te conozco, ¿no me los podes llevar mañana a la facu?- le pidió.
Marisa al ver que su plan podía caerse, toma la iniciativa y le dice que Manuel se va de viaje al día siguiente por dos meses. El muchacho asentía.
- No te pierdas esta oportunidad, Cris, vos no lo conoces, pero nosotras si… bueno, vos fijate, Ale y yo nos tenemos que ir- Le dijo Marisa saludando a los dos con un beso.
Las amigas se alejan.

- Hola Manu, ¿Cómo andas?- Saludo Marisa.
- Tirando chicas, que se yo…. – contestó tristemente.
Marisa, con aires de misteriosa le dijo: - Mira, te tengo que decir algo importante, algo que… no se si decírtelo…-.
-¿Qué? ¿Qué pasa?, lárgalo- contesto ofuscado.
- Ni Ale lo sabe- Dijo esto viendo como su amiga bajaba la cabeza, para luego mirarlo fijamente y decirle – Se quien es la chica… está acá.
Manuel dejó caer unas lágrimas y la miró desesperado.
- Es Cristina, la chica de buzo rojo, la que esta apoyada en la columna- Le indico su amiga.
La cara del chico se transformo en un gesto de odio y dolor. Marisa le dijo que se la podía presentar, que le dijera que tenía unos apuntes para prestarle.
- Te tenés que vengar Manuel, asustala, decile un par de cosas… para que se vuelva a su pueblo- le indico Marisa.
- Dale, lleváme con ella- respondió él.

Marisa y Alejandra se encontraban en la salida de la facultad charlando. Cuando Marisa vio a Cristina comenzó todo:
- Mirá, ahí esta la tonta esa- dijo Marisa.
-¿Cristina?- preguntó Alejandra
- si, no entiendo que le ve Gabriel- le comentó
-¡Basta Marisa! – Replico su amiga- Hace tres meses que cortaste con él, dejalo hacer su vida, y vos buscate otro.
- mmm… algo se me va a ocurrir-dijo sonriendo.
Alejandra al ver que su amiga tramaba algo le pidió que no hiciera nada.
Pero ella ya tenia un plan, le contó a su amiga, que iría con Manuel y le diría que Cristina era la chica que manejaba el auto con el que su novia chocó y murió.
Su amiga le pidió que lo no lo hiciera, que era un plan macabro, que estaba loca.
Al ver a Alejandra preocupada Marisa le explico: - Es para que le de un sustito nada más, si Manuel es un boludo, no ves que no mata ni una mosca.

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viernes, 29 de mayo de 2009

Lo difícil de hacerse tiempo. Por Noelia

Si digo que no tengo tiempo siento que me miento.

Por eso de ahora en más he adoptado decirme: no me hago tiempo. Para excusarme de algo, para excusarme a mi misma de no hacer lo que me gusta, de no sentirme viva cada día, de no hacer cada una de las cosas que me hacen feliz, con el entusiasmo, las ganas, el tiempo, y las personas que corresponden a cada cosa.

Hoy estoy sola, sola y con todos ustedes, con todos aquellos que física o espiritualmente, en pensamientos o en memorias, viven conmigo, me acompañan, me esperan o simplemente están y a veces los veo… (No voy a decir que cuando tengo tiempo por lo anteriormente dicho), si no por no hacérmelo.

Es muy difícil encontrarse sola. Hoy pensé que al desmoronarse en parte un plan, iba a quedar sola, y sin embargo la vida, la lluvia y un poco de música, me mostraron que si quiero no estoy sola, y también lo bueno de estar sola, que es poder pensar en los demás. Y justo este, es el tiempo que andaba necesitando hacerme.

Hacerme tiempo par amar. Para mirar, para escribir, para tomar mate, para escuchar y para hablar…

Escuchar alguna música para volver a revivir sentimientos olvidados, recordar emociones para reírme de lo que alguna vez sentí, para llorar con mis propias angustias y mis pensamientos crueles, o solo para recordar con tristeza lo que alguna vez fui, sin saber si alguna vez lo volveré a ser.

Dejar de hacer guerra por cosas que hasta a mi misma me cuesta a veces encontrarle sentido, fundamentos que sean irrefutables, y me den por vencedora de una guerra que nunca quise iniciar y que valla a saber quién y porqué, hasta terminé peleándola y defendiéndola con cuerpo, corazón y alma.

Empezar a hacer el amor… volver a sentirte, reconciliarme con lo que alguna vez fui… en ideales, en carne propia, en ensueños.

Quiero amar, amar cada cosa que hago para que cuando algo me salga mal, el objetivo sólo sea encontrar el amor en mí misma, para así poder encontrarlo en los demás. Por que hay tanto amor en los demás… que son parte de un todo.


A mis amigos, compañeros, familia y al amor de mi vida.

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lunes, 18 de mayo de 2009

EL ALEPH por Susana

Este es un trabajo de taller literario basado en “El Aleph” de Jorge Luis Borges.

Volvía a casa, caminando rápido y mirando al suelo, como siempre, sin mirar a nadie.
Lo urgente de mi paso es porque si, nadie me espera, da igual que corra o me detenga pero así me parece que no se nota. No vi a la mujer que mendigaba, cuando me hablo ya casi la estaba llevando por delante- ¿Qué se te perdió?- Preguntó –seguro que se te perdió algo y hace tiempo- siguió hablándome como si me conociera –yo te puedo ayudar…-agregó. Mi frenada en seco, mi susto al verla, mi escudo, mi tribulación, mi secreto… reparé en sus ojos, si alguien puede reírse solo con los ojos ella lo hacía, se reía de mi?
-Andá hasta el camino de tierra que rodea el colegio de monjas que está al final del pueblo, detrás del basural está el campamento de gitanos. Andá ya, no pierdas más tiempo. Si me lo pongo a pensar fue una emboscada, una trampa mortal, ¿una farsa?
Obedezco. Obedecen mis pies y mis cinco sentidos. Obedece mi instinto.


La gitana me da instrucciones precisas, directas, rotundas. Presto atención y repito haciendo un esfuerzo cada detalle, me mira con severidad, quiere que no me equivoque, luego asiente con un gesto. Saco dinero de mi cartera y se lo doy, me escupe una risotada en la cara-¿Qué pensas? ¿Qué podes pagarme? Ya nos volveremos a ver.- afirma o condena. Guarda el dinero y desaparece.



Quiero salir corriendo, el lugar huele mal, no conozco las calles, los perros me ladran.
Desando el camino y tomo conciencia de que no fui racional, no se que hice, no es natural lo que esta sucediendo.
Repaso en mi mente el momento en que vi a la mujer que andaba mendigando.
Me tomo tan de sorpresa…y a la vez, la estaba esperando.
Yo se que en algún lugar hay una palabra que da respuesta a todo, una magia, una prueba irrevocable, una sentencia inapelable, un amor inimputable.
La gitana me dio el Aleph.



Repito las instrucciones en mi cabeza; que mi gata que esta vieja y me mira con pena se duerma a los pies de mi cama.
Que esa noche tú no estés y que se arme tormenta. Sin despertar a la gata de pie junto a la ventana cuando un rayo caiga y antes de que se oiga el trueno, en el lugar donde tu deberías estar, en el hueco del colchón, si la gata no se mueve y la sábana es blanca, sin respirar, después del tic y antes del tac del reloj se abre un aleph.
Como una burbuja de jabón, de las que hacíamos de chicos con el índice y el pulgar en o, por mi mano izquierda soplo un suspiro que se va expandiendo y de repente estamos adentro, mi gata y yo. Luego del rayo, antes del trueno, luego del tic, antes del tac del reloj. ¿Cuánto será eso en tiempo?



Dentro de la burbuja, tiemblo, dudo…olvidé la copita de coñac que da coraje…sigo sin respirar las instrucciones. No hay marcha atrás. En el hueco del colchón, dónde deberías estar durmiendo, sobre la sábana blanca, tuve ante mi “El Universo”
Dentro de un suspiro de amor, dentro de una burbuja de tiempo.
Tuve ante mí la feria mundial del mundo; a los clowns, los poetas. Vi al amor, las guerras, los príncipes, las tormentas.
Vi las piedritas de colores que no traje de Malvín, y a mi madre y a mi hermano y al anillo que perdí resbalando en un pozo negro. A mi padre joven volviendo del trabajo y a mis tías en procesión al cementerio con hortensias de mi casa y riguroso negro.
Vi a un fama bailando catala y a las esperanzas y cronopios esperas.
Vi las instrucciones de como dar cuerda a un reloj.
Vi al primero de la estirpe amarrado a un árbol y al último siendo comido por las hormigas.
Vi a tu doctor que no me da esperanzas.
Vi a mi madre María que te devuelve la vida o te la presta…hasta que Dios diga, hasta que Dios diga…
Vi la canción desesperada, sola.
Vi mas doctores.
Olí la polvera de la abuela en una feria de cosas viejas, y encontré la radio de mi tía Benicia arrumbada sin vida.
No me vi a mi, pero se que me miraban desde el fondo del vértigo los olvidados.
¿Me esperan? ¿Me llaman?
Vi lo que tu estas viendo ahora, ¿Para que contarte? Ese rostro que tu quieres ver, no es el mío.
Vi tu juventud y tus sueños, yo no estaba, y de nuevo a esos doctores que no me hablan.
Vi lo que no queremos ver y cerré los ojos, no escapé, lo vi más grande, nada es como dice ser, nadie es quien nos cuenta, no es tu nombre quien sos.
Vi a un príncipe rubio cuidar su rosa en un planeta.
Y a la miseria del hombre y a los hombres miserables.
Vi cuando el amor es mal parido y mal cuidado mal herido se transforma en hiel.
Vi un río de hiel.
Vi a las madres pariendo con dolor y a los hombres ordenando guerras, y a las guerras los hijos y a las madres dolor.
Vi en el barrio de Sayago en la escuela que adoré, un corazón en un árbol, una cartita de amor…y el mismo patio.
Vi millones de teléfonos celulares…todos llaman, ninguno es para mi.
Vi en Internet cuerpos en oferta y en los diarios regalados.
Vi las balas en el cuerpo y las manos en las armas.
Vi a mis hijos dormir en mi vientre y ahora mi cuerpo se seca.
Y mis manos que tiemblan, se arrugan, se secan, son polvo, nada en la tierra ni un soplo, ni un rayo de sol.
Vi la noche eterna, la ira de Dios, los tsunamis que acechan, los glaciares, los desiertos, océanos, ríos, mares, trenes, subtes, aviones, voces…llantos…hambre.
Y a todos los ojos que hay en la tierra llorando porque se les negó hablar y las bocas mienten.

Yo solo quería verte a ti…y vi los misterios que guardan los gitanos y lo felices que son los gatos maullándole a la luna.
No entendí ningún idioma pero si igual las bocas mienten…
No te encontré y sonó el trueno, sonó el tac del reloj…tarde, para mí ya es tarde…
Vi el aleph, el mío, el de todos, el que ya te contaré, el que no puedo contarte.

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lunes, 4 de mayo de 2009

Las cosas que hace soñar el mar por Iván

Un frío viento llegaba desde la costa, la marea empezaba a mojar poco a poco la arena seca. Hugo se apartó de la inquieta linea del mar, juntó un tronco y una ramas y prendio una fogón para darse calor. La caotica luz de la lumbre fue el único espectaculo de la noche, pasó las horas mirando el horizonte.
El viento no dejó tranquilo al fuego por un instante,refrescó con intensidad su insolada humanidad de un inmovil Hugo.
Habia soñado que su único hermano, volvia luego de un año en el mar un dia domingo; soñó que bajaba del pesquero y la vida volvía a ser como antes.
El domingo siguiente tambien estuvo en la playa esperando, cuando llegó medianoche, fue lunes y tuvo que volver a su casa, vio a la prometida de su hermano llegar a la playa.
Le dirigió una mirada complice, vendria a esperar tambien, en el sueño de ella era lunes cuando su novio arribaba.
Con el tiempo, Hugo ya no pasaba un dia a la semana esperando a su hermano, ahora pasaba uno y medio, le hacia compania a su cuñada en la madrugada del lunes. Con el tiempo fueron haciando una confianza mayor a la que tenian, se conocieron mas, ya que apenas habian hablado en el pasado a no ser por las largas charlas en las noche de playa.

Nunca se habia dormido en su puesto de espera. Habia pasado un año hasta que se durmió por primera vez, soño que: su hermano bajaba del barco y le daba un anillo para que se case con su propia cuñada. El sueño se vio interrumpido por la mujer del recien soñado deseo.
Hugo estuvo un mes sin ir a la playa, hasta que pudo juntar valor y volver; Al verla enmudecio, ella le conto un sueño, uno donde alguien bajaba del barco a desposarla, esa persona era Hugo.
Quiso besarla, pero no pasó, ella no quiso.

Esa medianoche hubo un silencio incomodo, no se escucho ni las chispas del fuego, ni los latidos del corazon, ni el ruido del mar.
Fueron minutos que parecieron meses, solo corto el paso a la eternidad el ruido de un barco, un barco que atracó en la playa, de donde bajo la persona esperada. Hugo le conto su sueño y su mujer le dijo que queria casarse.
Pero poco interes demostró, solo aclaro que su vida era el mar y nada mas,en dos años mas volvia.
Lo esperaron con tanto viento en la cara, vieron partir el barco, cuando la luz de su cubierta se apago en el horizonte.
Hugo se le acercó, quizo abrazarla, pero esta se alejó; Estaria dispuesta a esperar otros dos años
Entonces las miradas se dispersaron y quedaron ellos dos, solos
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sábado, 21 de febrero de 2009

MI AMIGO

Tengo un amigo que no ha visto a otros Dioses ni Diosas porque de chico le pintaron que solo había uno.
Así que se quedó a medias ciego.
No reconoce los Duendes que merodean todos los jardines, ni las hadas que salpican de rocío las flores por la mañana .Jamás se topó con un príncipe, o un rey, ni siquiera de los que son magos.
No puede distinguir otros mundos en los espejos y cree que le pica la nariz porque sufre alergia.
No le reza a la Diosa del amor por un amor ni al Dios del viento para que se lo traiga.


No hay peor ciego que el que no quiere ver. Cuando te mira no ve más que un envase y clasifica lo que ve por tu color de piel y el precio de tus zapatos.
Es por esto que suele ser el blanco preferido de las bromas de los duendes, que le esconden las llaves de sus autos, los llaveros de sus casas, le desatan los cordones de sus zapatos, (que le cuesta mucho atar por la panza) le adelantan o le atrasan el reloj, a veces hasta le hacen un agujerito en los bolsillos para que se le pierdan las monedas.
Le gusta a mi amigo “hacer números”, mas bien, hacer sumas, (no le gusta restar) suma y suma sus monedas y los duendes se matan de risa cuando las cuentas no le dan por que perdió algunas. También multiplica (creo que esto le gusta más).
No lee cuentos, no tiene tiempo.
A veces pienso en mi amigo con un poco de lástima y lo invito al cine, pero no va, o le digo de tomar un café, pero lleva el teléfono y no lo apaga.
Tampoco ha querido venir a caminar conmigo, conocería tantas aves que cantan, tanto sol que te acaricia y baña con su luz… Pero dice que tiene que “trabajar” y no me acompaña.
¡No tiene mascotas porque le ensuciarían la alfombra! Cuando voy hasta su casa las ventanas están cerradas. Y la puerta, tan pesada, tiene por dentro treinta y cinco trabas.
Tengo un amigo que es realmente raro. No cree nada más que en lo que él ve y palpa, no se ríe en el espejo y toma pastillas para la alergia cuando los besos que le mando le hacen cosquillas en la nariz por la mañana.

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martes, 17 de febrero de 2009

Soy el ojo cosido.

Este trabajo surgió de una consigna del taller El Gusano Máximo, el cuál trataba un artículo acerca de los polémicos límites del arte... Tenía que escribir siendo el ojo cosido de un hombre que había estado tres días en una galería de Tokio, atrapado (voluntariamente), entre dos tablas colgadas de un haz de estacas, con la boca y los párpados cosidos con un hilo quirúrgico... Los polémicos límites del arte...no?

Soy el ojo cosido

Muchas cosas me quitaron, muchas cosas a las que estaba acostumbrado... El sol es a quien extraño, su luz infinita, la del amanecer, tal vez la del ocaso. La luna también, tan inmensa, radiante y bella, siempre al lado de las estrellas, sus fieles compañeras, a la que observaba cada noche, y ahora solo escucho hablar de ella.

¿Quién lo hubiese imaginado? ¿Quién me hubiese entendido?. Nadie me hubiese creído. Ni el propio autor del desastre al que fueron condenados mis días cree que tenga sentimientos.

Pero sí, Aquí estoy, agonizando este sufrimiento que tanto me atormenta, sólo en mi tristeza y en mis pensamientos... Extrañando todo lo que veía y ahora no veo... El brillo en otros ojos, en otras miradas que buscan la mía, el destello de alguna sonrisa, el dolor de alguna lágrima...

Sólo, sólo en un inmenso vacío, en un interminable desfile de sombras en una pared negra, en un cielo sin lunas ni estrellas en la noche, y por la mañana, un sol oscuro sin rayos ni nada...

Primero llegás al mundo con un cargo, con un fin determinado, con objetivos que te vas armando, con un ilusión que vas creando. Y después, asi de la nada, a la mitad del camino te quitan todo: los motivos por vivr, las metas que terminar, los sueños por cumplir, las esperanzas de llegar hasta el fin y hasta las ganas de vivir...

Entonces sólo y angustiado tendré que soportar ese capricho de la vida, del destino, preguntándome una y otra vez, si así vale la pena seguir... si así vale la pena vivir.

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viernes, 16 de enero de 2009

EL ULTIMO JUEVES

Hoy, el último jueves de agosto, decidí escribirle una carta.
Pensé contarle del frio que hizo, que llovió todo el día y que no deje de pensar en él.
Pensé en contarle de mi vida, preguntar sobre su familia y seguir hablando sobre el clima.
Y aunque tenía muchas cosas que decirle, la hoja quedo medio vacía, entonces le agregué una foto mía. La pegue en el papel para que no pareciera una carta incompleta.

Busque en el cajón un sobre de color, entre el rojo y el verde elegí el verde, porque si le mandaba el otro iba a parecer una carta de amor.
Me puse el abrigo, y fui caminando hacia el correo. Hacia frio y ya estaba anocheciendo.
Hice la cola, me atendió el empleado, le pague, y le puso al sobre verde una estampilla. Lleve la carta al buzón, quede por unos segundos mirando fijamente el buzón. Un hombre me interrumpió, y solté la carta.
Mientras me hablaba la vi deslizarse lentamente, y me di cuenta que no le puse su dirección, pero no hice nada, y me fui.
Quizás otro día le volvía a escribir.

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domingo, 28 de septiembre de 2008

AMO MI LIBERTAD

Tengo una mansión 970 metros cuadrados cubiertos, cuatro baños privados más los tres de servicio. Sauna, yakushi, piscina climatizada, tres cocheras, habitaciones de huéspedes, un piano de cola en la sala, cuadros de pintores famosos, algunos diamantes en la caja fuerte, un parque con cancha de tenis mas la piscina de verano con cascada. Un cocinero francés, cinco mucamas, chofer, jardinero y mucha gente de seguridad.
¡Tengo todo lo que quiero!
Sin dudas me atrevo a asegurar que soy la mujer más feliz del mundo.
Si no fuera por esa nenita que apareció hace unos días.
Una nenita sucia, que me mira desde el tapial, le mande los perros, pero los seis Rottweiler no la asustan. Si hasta parecen ovejitas cuando se les acerca.
Puedo ver que esta sin zapatos, los rulitos sucios y el vestidito roto. Me compadecí y le mandé a la mucama con unas latas importadas. Espero que lo sepa apreciar y se vaya.
¡Ay! ¡No puede ser! Otra ves esa nenita allí. Estos pobres son así, no trabajan, salen a pedir.
Sus ojos me miran fijo. ¿Qué querrá? Ya sé, tengo un vestido que me quedó chico, voy a mandar que se lo entreguen. Quizás así de una vez se vaya de ahí, afea el lugar.

¿Dónde están los guardias? ¿Dónde están los perros? ¡Esa criatura sucia sigue sentada en el tapial! ¿Será por que está descalza? ¡Ramona, alcáncele estos zapatos a esa vagabunda! Los traje de París, que los cuide ya le van a quedar bien.
Voy a ordenar que levanten el tapial.
Ahora miro y no esta la nena, el nuevo muro de cinco metros de alto, fue la mejor idea. Pero yo se que del otro lado sus ojitos me están mirando.
Hoy amanecí con un poco de fiebre, tal vez un poco nerviosa, claro que no es fácil mantener todo esto, hay que trabajar duro y no se puede confiar en nadie.
Aun veo los ojos de esa nena y su cara a través del tapial, su pelo sigue sucio y lleva el hermoso vestido que le mandé. Creo que estoy delirando…
No debí tomar tanta champagne en la embajada anoche. Pero los compromisos son inevitables.
Ahora la nena me mira otra vez, esta sentada en la enorme terraza con baldosas venecianas que mande construir para desayunar en los días soleados. Sus ojos van derecho a mi cama. Me mira. Me recuerda a alguien…no se a quien.
¿Dónde están los perros y la guardia de la casa? ¿Cómo es que está tan cerca?
Mi cabeza da vueltas. Le hago una seña y viene arrastrando el vestido y chancleteando los zapatos. Los perros le lamen las manitos y se echan a sus pies.
La tengo ahora tan cerca, son sus ojos transparentes los mismos que atravesaban, el inmenso parque y la terraza…
-¿Cómo te llamas?- pregunté.
Y entonces la nena habló.
=Tu me conoces= La voz de la niña sonaba a vientos, sonaba lejos, a vidrios rotos, a dolor.
=¿Yo te conozco dices?!!= La voz de nuevo me escupió de frente y sonaba a cuento que escuche, a voces de detrás del tapial a ecos muertos, a fantasmas aburridos y secos…La vos de nuevo trajo un recuerdo.
=Si, tu me entregaste.=
=Pero… ¿Qué dices? Niña loca ! ¿Cómo te llamas? Contesta! Tu no sabes quien soy yo! Mira tu ropa yo te la di, ese vestido y ese calzado valen mas que todo lo que hayas usado en tu vida junta!
=Tu me entregaste = Volvió a decir y su manita me apunto.
=A quien te entregue?=
=Tu me vendiste = Y sus deditos estirados atravesaron mi vientre recién lipoaspirado…y temblé.
= ¿ A quien te vendí? =
=A quien pudiera darte una casa grande, vestidos caros, estos zapatos, rejas, joyas, sirvientes, guardias…
Mi cabeza da vueltas, ya la recuerdo. Ella es mi libertad. La que tenia cuando todo era solo un sueño, la que jugaba conmigo de niña…y construíamos castillos de arena. Cuando solo me pertenecían; el mar, el aire, el sol, mi castillo pequeñito, la brisa y todo el tiempo del mundo para reír…
Y ahora mi libertad vino a increparme:
=Por que me abandonaste? =
Y allí mismo salte de la cama a ponerle un parche, para que no hable mas en la boca, y arriba del parche un moño que hiciera juego con el vestido!!!

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domingo, 31 de agosto de 2008

MONÓLOGO VESPERTINO

Escucho un fuerte alarido casi después del disparo. Me ha despertado y siento frío. La veo arrodillarse frente al cuerpo, murmura palabras pero no le entiendo… está llorando. No puedo ver quién es, quiero tocarla… tampoco puedo. Me pregunto si soy un espectador de una obra de teatro a oscuras, ubicado en un rincón oscuro del escenario. El tiempo es otro, todo transcurre muy lentamente, las escenas son pausadas. Comienzo a sentir un dolor muy agudo, desesperación, angustia, creo que mi cuerpo es su cuerpo. No, todo es confuso… quizás sólo siento dolor. Necesito ver su rostro pero está de espaldas a mí y no puedo moverme, me desespero y éste miedo ahora es mío.
¿Quién es el que me obliga presenciar ésta escena? Cruel situación en la que sólo puedo observar sin ser visto; intento cerrar los ojos pero una fuerza mayor a mi resistencia no me lo permite, quiero volverme pero los esfuerzos son en vano, parece que estoy condenado a no perderme detalle de lo que ocurre frente a mí. Me doy cuenta que desde que desperté estoy mojado. Noto que debajo del cuerpo fluye sangre; siento escalofríos al pensar que me ha salpicado… otra vez ese dolor, ¿será quizás que mi piel se desgarra? No, es ella que grita nuevamente. Pero ahora una idea ilumina mis pensamientos… soy parte de un sueño, de una terrible pesadilla, sólo puede ser eso, y mañana no recordaré nada o tan sólo me reiré de esto… de creer que estaba despierto ante terrible infamia. ¿Cómo no se me ha ocurrido antes? Es la única explicación lógica ante ésta situación increíble, pero a pesar de esto nuevamente me siento extraño porque algo dentro de mí me dice que no es un sueño, pues ya he despertado ante el sonido del disparo.
Ante tal incertidumbre observo detalladamente la escena, ella se levanta y camina hacia un costado, éste nuevo movimiento me permite ver la identidad del cuerpo.
Una terrible revelación me hiela la sangre, las lágrimas brotan de mis ojos. Es mi rostro, es mi cuerpo e inmediatamente comienzo a recordar todo… mis pensamientos y mi sufrimiento por no poder volver a tocar y hablar con Adela… el revolver en mi sien, el disparo, todo. Pero algo peor se avecina, me doy cuenta que la mujer de la habitación es Adela, aunque no pueda ver su rostro ahora se que es ella, la veo arrodillarse frente a mi cuerpo, acariciar mis cabellos, mi cara… toma el revolver, prepararlo… mis gritos y mis peticiones no sirven de nada y entonces, dispara, cayendo sobre mi cuerpo. No puedo soportar éste dolor, es mas terrible que el de saberla lejos… pero mis ojos me devuelven la felicidad, su imagen está frente a mí. Que hermoso saber que vamos a estar siempre juntos. La miro con amor, pero sus rasgos se transforman en un gesto de espanto al ver los dos cuerpos. Pobrecita, no debe querer presenciar ésta imagen, es muy doloroso. Susurro su nombre… lo grito, pero ella no hace más que llorar. No puedo acercarme, lo intento, pero es imposible. Me siento desvanecer al darme cuenta de esta situación desdichada, de ésta tortura, no puede ser tan cruel, no puede haber jugada mas irónica… destino fatal en el que tendré que soportar el dolor inmenso de la situación por la que me he matado, y ella estará, encerrada en éste cuarto como yo, sabiéndome y viéndome muerto hasta que la eternidad no exista.

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