Lo único que quería era ser su amiga, ayudarla a tener una vida mejor, pero ella no quería, me miraba indiferente.
En las reuniones de la escuela, siempre me acercaba a hablarle, le recomendaba un corte de cabello más moderno, así como el mío, rubio platinado. Y sólo me miraba, ni una palabra.
Vivíamos enfrente, en la mañana, cuando la veía salir a hacer los mandados, me cruzaba y le mostraba mis jeans nuevos y mis zapatos de Ricky Sarkany. Ella se lo tomaba a mal, no entendía que lo hacía por su bien, era peor que le dijera que ésta era la ropa que tenía que usar y no esas camisas del año ’80.
A la siesta, ella barría la vereda y yo aprovechaba para ir al gym. Le decía: -Animáte, Margarita, busquemos un personal trainer, así bajas esos quilitos de mas.
Ella se enojaba, y eso que yo hacia de todo para incentivarla. Cada tarde me ponía un top que marcara mi cintura y unas calzas bien ajustadas.
Lo hacia todo por ella, así al ver mi cuerpo esbelto y trabajado se animaba a ejercitarse.
Hasta que un día me canse, me trató súper mal.
Yo la veía a ella, pobrecita, sin ni siquiera poder lucir unas lolas sexys como las mías. Entonces decidí, como prueba de mi cariño, entregarle mi secreto mas preciado, el numero de teléfono de mi cirujano plástico, para que hiciera como yo, se operara las lolas y se aseguraba el matrimonio.
La tarde en que me acerque, espere a que estuviera charlando con las otras chusmas de barrio mientras baldeaba la vereda. Buscaba un efecto shock, algo que la hiciera despertar de esa vida espantosa que tenía, y entonces le dije: -Margarita, no sabes lo que dicen en el barrio, que tu marido te engaña, con una chica re pechugona. ¿Viste Margarita?, eso por ser tan dejada, pero yo te lo soluciono chiquita- Y justo cuando le decía que confiara en mi, Margarita levanto un balde lleno de agua y me empapó de la cabeza a los pies.
¡No lo podía creer! Con todo lo que intente hacer por ella, pero me dije ¡Basta! Era una salvaje, no merecía mis consejos.
Ahora ocupo las tardes en mi, me tomo un tecito en el jardín de invierno, le compro ropa nueva a mi caniche toy, me ejercito…
Pero hay días que me acerco a la ventana, y la veo con las otras vecinas riéndose a carcajadas.
Y me pregunto ¿de que se ríen?, ¿por que parecen tan felices? ¿Por qué nunca quiso ser mi amiga?
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sábado, 19 de marzo de 2011
miércoles, 9 de febrero de 2011
TANKAS PARA KAPASULINOS por Carla
El tanka es un tipo de poesía tradicional japonesa. Consta de cinco versos de 5-7-5-7-7 sílabas.
Los siguientes Tankas los escribí pensando en mis amigos del taller literario. Espero les guste a ellos y a ustedes también.
Si hay algún error en algunos de los versos me avisan... es que soy primeriza en este tipo de poesía.
Gracias!
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Los siguientes Tankas los escribí pensando en mis amigos del taller literario. Espero les guste a ellos y a ustedes también.
Si hay algún error en algunos de los versos me avisan... es que soy primeriza en este tipo de poesía.
Gracias!
Lisandro:
Dulce poeta
acaricias las letras
porque son tuyas
vas descubriendo el sol
en cada amanecer.
Iván:
Amor profundo
te quiero dar mis brazos
sacarte el frío
te quiero dar mi amor
mi calor, mi tibieza.
Noelia:
Niña del cielo
musas te acompañan
Amiga fiel
Amiga de las prosas
mariposa pequeña.
Silvina:
Pisciana va
dejando grandes huellas
buscando aves
para poder volar
en un mundo de letras
Susana:
Amiga fuerte
hoy te doy este tanka
para que veas:
que eres como el sol
siempre esta refulgiendo.
Nota: Agradezco a Sil que me corrigió los errores!
lunes, 24 de enero de 2011
SI ESCRIBE, ¿POR QUÉ CREE QUE LO HACE?

Esta pregunta es un ejercicio literario que realizamos en el Taller. Para conocer las respuestas de cada uno de los integrantes cliquea Leer mas…
RESPUESTA DE NOELIA:
Y al escribir,
descansa el alma en cada línea,
respira al instante justo
antes de estallar con el último suspiro.
RESPUESTA DE LISANDRO:
Si me hubiesen preguntado por que escribo hace 6 años atrás, mi respuesta era: “para matar la soledad”
Hoy en día, puedo decir que escribo para divertirme es una justificación y en todo caso una diversión. No me creo un gran escritor, ni pretendo ser un poeta, sólo lo hago para matar el tiempo y buscar la manera de dejarme llevar por las líneas, de esa manera me gusta entrar en un delirium y expandirme, y experimentar ese trance en el cual soy conciente, o no, de lo escrito, pero al tiempo de ver el trabajo terminado hacer el crack, y tener una sonrisa de satisfacción estando conforme o desconforme con lo terminado.
RESPUESTA DE IVÁN:
Escribo porque un día me animé a hacerlo, y el que ha compartido esa experiencia sabe que una palabra trae a otra. Nunca hay una última emoción, en el peor de los casos se esta preso entre un punto y una coma.
RESPUESTA DE CARLA:
Escribo porque un día no se me ocurrió hacer otra cosa, o porque me nació a los 14 años la necesidad de hacerlo.
Escribo porque también me gustaba (y me gusta) leer, y se despertó en mí la curiosidad de las letras.
Escribo porque me gusta, me gusta de verdad, y cuando creo alguna historia lo disfruto muchísimo, más que cualquier otra cosa.
Escribo porque hace unos días descubrí que era mi vocación. Años buscándola, cuando las letras estuvieron siempre delante de mis ojos.
Escribo porque lo siento, escribo porque me hace bien. Escribo porque amo hacerlo.
RESPUESTA DE SILVINA:
Escribo porque puedo y porque quiero:
La altura inalcanzable de los cielos.
La estrella que eligió habitar mi padre.
La anchura que es del mar inabarcable.
La arena y su dorada infinitud.
La luna que podría ser de nácar.
El río que se escurre dulcemente.
Veranos sin principios ni finales.
Coserme un par de alas invisibles.
Decirte que te amo sin escrúpulos.
Librarme de la ropa y de las sombras.
Ser otra vez tu esclava (por un rato…)
Reír hasta llorar sobre el teclado.
Tornar un monitor en mil ventanas.
Hacer con cada lágrima un aljófar.
Lograr que mi tragedia sea un sainete.
Y un banco una zafírea alfombra mágica.
Vivir- después de muerta- en un libro
cuajado de poemas y de sueños
CUMPLIDOS.
RESPUESTA DE SUSANA:
Si, escribo. A veces, creo que es por una necesidad incluso ajena a mi voluntad.
No decido ni el momento, ni el día, no sigo un patrón de conducta pre-determinado.
No se si soy autor o vehículo, si, me doy cuenta, que no es fácil que el lector entienda lo que quise decir....o será que yo misma no lo entiendo al ser vehículo.
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martes, 9 de noviembre de 2010
ALGO DISTINTO por Carla
Hoy no hay un cuento ni una poesía… hoy quiero escribir sobre algo distinto, sobre una experiencia personal.
Quiero saber que piensan ustedes sobre la espiritualidad, en general, no importa de qué religión sean.
Este post tiene que ver con una de las experiencias más memorables e importantes que tuve en mi vida, y realmente siento, que aunque a algunos les parezca exagerado, solo la va a superar pasar por un embarazo o un parto.
El Jueves pasado, fui a Rosario (para los que no son de Argentina es una ciudad de aproximadamente 1.000.000 de habitantes, en la provincia de Santa Fe), en realidad fui a ver, a conocer a una persona, a un sacerdote, el Padre Ignacio.
Cuando llegué a la Iglesia estaba llena de jóvenes (ese día era la misa de los Jóvenes, también hay una para las mujeres, otra para los hombres, las embarazadas, y los domingos para todo el mundo). Era impresionante la gente que había, la gente que había convocado.
Debo confesar que nunca creí, ni me simpatizó el Padre Ignacio, pero como tengo un problemita de salud, y por insistencia de mis amigas decidí ir.
Creo que se trataba de un último intento para poder sentirme bien.
La cuestión, es que durante las imposiciones de manos, empecé a sentirme emocionada, comencé a pensar en mi problema de salud y sollozaba a cada instante. Pero cuando estaba a dos pasos de encontrarme con el Padre Ignacio, todas las emociones comenzaron a salir, y no pude contener mis lágrimas y el llanto se hizo grande. Hasta que estuve en frente de él… y me miro, y me hablo y me abrazó. Y sentí que el mundo me abrazaba, que una paz infinita inundaba mi cuerpo, que el amor total entraba en mi alma. Nose como explicar la sensación que viví, solo puedo decir que fue una experiencia espiritual que nunca había vivido.
Y yo se que esto es un Taller Literario, y que no tiene mucho que ver lo que estoy escribiendo, pero la mayoría de ustedes ya son mis compañeros, mis amigos literarios, y realmente quería contarles lo que había sentido.
Quería preguntarles, o que me contaran, si alguna vez habían sentido algo parecido con respecto a la Espiritualidad. No tiene que ser con un sacerdote, no se, algo que los haya hecho sentir vivos, grandes, llenos de amor.
Me gustaría que me contaran que experiencia los marco en la vida.
Gracias por leerme, por escucharme, hoy tenía la necesidad de hablar más que de escribir.
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Quiero saber que piensan ustedes sobre la espiritualidad, en general, no importa de qué religión sean.
Este post tiene que ver con una de las experiencias más memorables e importantes que tuve en mi vida, y realmente siento, que aunque a algunos les parezca exagerado, solo la va a superar pasar por un embarazo o un parto.
El Jueves pasado, fui a Rosario (para los que no son de Argentina es una ciudad de aproximadamente 1.000.000 de habitantes, en la provincia de Santa Fe), en realidad fui a ver, a conocer a una persona, a un sacerdote, el Padre Ignacio.
Cuando llegué a la Iglesia estaba llena de jóvenes (ese día era la misa de los Jóvenes, también hay una para las mujeres, otra para los hombres, las embarazadas, y los domingos para todo el mundo). Era impresionante la gente que había, la gente que había convocado.
Debo confesar que nunca creí, ni me simpatizó el Padre Ignacio, pero como tengo un problemita de salud, y por insistencia de mis amigas decidí ir.
Creo que se trataba de un último intento para poder sentirme bien.
La cuestión, es que durante las imposiciones de manos, empecé a sentirme emocionada, comencé a pensar en mi problema de salud y sollozaba a cada instante. Pero cuando estaba a dos pasos de encontrarme con el Padre Ignacio, todas las emociones comenzaron a salir, y no pude contener mis lágrimas y el llanto se hizo grande. Hasta que estuve en frente de él… y me miro, y me hablo y me abrazó. Y sentí que el mundo me abrazaba, que una paz infinita inundaba mi cuerpo, que el amor total entraba en mi alma. Nose como explicar la sensación que viví, solo puedo decir que fue una experiencia espiritual que nunca había vivido.
Y yo se que esto es un Taller Literario, y que no tiene mucho que ver lo que estoy escribiendo, pero la mayoría de ustedes ya son mis compañeros, mis amigos literarios, y realmente quería contarles lo que había sentido.
Quería preguntarles, o que me contaran, si alguna vez habían sentido algo parecido con respecto a la Espiritualidad. No tiene que ser con un sacerdote, no se, algo que los haya hecho sentir vivos, grandes, llenos de amor.
Me gustaría que me contaran que experiencia los marco en la vida.
Gracias por leerme, por escucharme, hoy tenía la necesidad de hablar más que de escribir.
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martes, 19 de octubre de 2010
HUELE A CEREZAS por Carla
Huele a cerezas tu nombre,
aroma dulce, elixir del amor.
Fragancia nocturna, increíble paz.
Huelo tu boca, tus ojos,
huelo tu cuerpo…
Quiero beber tu esencia,
quiero que me huelas con pasión animal.
Esta noche quiero tu cuerpo.
Te deseo, profundamente te deseo.
Toca mi piel.
Comienza despacio, después apura el ritmo,
Bésame, cada parte de mi cuerpo lo ansía.
Huéleme, bébeme, cómeme.
Como si fuera esta noche, la última vez…
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lunes, 27 de septiembre de 2010
MONÓLOGO DE UN HOMBRE CRUEL por Carla

Pensé que nunca regresaría a aquella casa. La noche se apoderaba de mis sueños, no descanse bien. Quizás era la incomodidad de dormir en esa habitación, esa habitación que había sido mía.
Muchos recuerdos pasaban por mi mente, habíamos sido un matrimonio feliz. Aún no entendía porque se quiso separar, mas allá de que yo nunca había querido tener hijos, no me parecía una razón válida para el divorcio.
Recordé cuando me fui, recordé prometerle no volver a pisar la casa, recordé todo el asunto del juez, la maldita orden de restricción… Aún no entendía el porqué de tanta saña, tenía recuerdos felices de los diez años compartidos con Ana. Sentía que había sido un buen marido… Siempre le pedía perdón de rodillas cuando la golpeaba ¿Quién hubiera aguantado esa humillación de pedir perdón? Nadie. Solo yo.
Pero ella nunca consideró mis sentimientos. No. A ella le gustaba verme de rodillas, por eso hacía las cosas mal, por eso me molestaba, para que la golpeara, porque prefería los moretones solo por el placer de verme ante sus pies.
Para no humillarme más acepté el divorcio, pero ella no se quedo tranquila, me seguía buscando, me seguía hostigando. Recordé cuando un compañero de trabajo me dijo que vio a Ana con otro hombre. Puta, pensé. Lo había hecho a propósito. Seguramente lo había planeado todo… esperó el momento justo para cruzarse con Carlos. Sabía que me iba a hacer quedar como un idiota, sabía como humillarme.
Entonces volví a aquella casa, no se imaginan la cara que puso cuando me vió, no la deje gritar.
Le tapé la boca con mi mano.
La metí para adentro.
Pero esta vez no me iba a arrodillar…
Esta vez no tuve piedad.
Y se murió nomás…
Y otra vez se salió con la suya, como no me di cuenta antes, lo había hecho a propósito. Siempre quiso verme preso. Todo había sido un plan suyo y fue ahí cuando fui a la habitación, y soñé toda la noche, hasta que me despertaron los gritos de la hermana de Ana.
Más allá de los consejos de mi abogado jamás pedí perdón, nunca más iba a humillarme.
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miércoles, 8 de septiembre de 2010
ENCUENTROS FUGACES por Carla

Era sábado, la noche llegó rápidamente. El aire era espeso. Las estrellas no se veían en el cielo tan oscuro.
La vi llegar, me di cuenta de lejos, pues llevaba el tapado rojo. Iluminaba la noche con su cabello rubio.
- Hola Claudia.
- Hola Manuel.
- ¿Hace mucho que me esperabas?
Le mentí, le dije que no.
Otra noche, otro encuentro fugaz.
¿Por qué no me quería? ¿Por qué? ¿Era tan difícil amarme? ¿Era tan difícil?
Si al final estaba conmigo. Siempre respondía que sí a mis invitaciones. Pero en realidad nunca estaba presente…
Era solo algo casual, pero yo quería más. Quería ser su novio, casarme con ella, tener una vida juntos. Quería que fuera mía, sólo mía. Entonces le pregunte:
- Claudia, ¿soy el único en tu vida?
- Ya lo hablamos Manuel, infinidad de veces…
- ¡Pero quiero aclararlo de una vez por todas!
- Pero ya me mataste Manuel, infinidad de veces…
- Te maté porque eras mía.
- Me mataste, pero aún así, seguimos hablando de lo mismo.
- Es que no me decís si sos mía.
- Dejame ir Manuel… dejame ir…
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sábado, 19 de junio de 2010
EL MAÑANA NUNCA SERÍA UN DÍA MEJOR por Carla Kowalski
Mañana será un día mejor, me dije, sin saber que no sería así.
Estaba desempleado, y quise tener la esperanza que al día siguiente conseguiría un trabajo.
Y el mañana se hizo hoy, y el hoy comenzó como un día normal. Una llamada lo cambió todo.
Mi hija de 22 años estaba internada.
Fui corriendo al hospital, Ana había tenido un problema. Los médicos me explicaban lo que había ocurrido, pero mi angustia era tal que no podía escuchar atentamente.
Todo pasó muy rápido. Sin pausas llegó su funeral. Fue pobre pues no tenía dinero.
Nunca supe que pasó bien con Ana, creo que lo que sucedió en verdad es que no me quise dar por aludido. Sabía de su problema de adicción, pero lo negaba porque era mi nena.
Desde ese día supe, que aunque las cosas salieran como yo quisiera, el mañana nunca sería un día mejor.
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Estaba desempleado, y quise tener la esperanza que al día siguiente conseguiría un trabajo.
Y el mañana se hizo hoy, y el hoy comenzó como un día normal. Una llamada lo cambió todo.
Mi hija de 22 años estaba internada.
Fui corriendo al hospital, Ana había tenido un problema. Los médicos me explicaban lo que había ocurrido, pero mi angustia era tal que no podía escuchar atentamente.
Todo pasó muy rápido. Sin pausas llegó su funeral. Fue pobre pues no tenía dinero.
Nunca supe que pasó bien con Ana, creo que lo que sucedió en verdad es que no me quise dar por aludido. Sabía de su problema de adicción, pero lo negaba porque era mi nena.
Desde ese día supe, que aunque las cosas salieran como yo quisiera, el mañana nunca sería un día mejor.
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lunes, 31 de mayo de 2010
POEMA PARA MI MADRE por Carla Kowalski.
A esos ojos, tan celestes, tan cristalinos,
llenos de esperanza y de aurora.
A esos ojos que me miran con dulzura,
yo les digo que los quiero.
A esas manos que me abrazan,
como si aún fuera una niña.
A esas manos que despiertan amaneceres,
yo les digo que las necesito.
A esa voz que me habla con ternura,
que canta de noche y aún parece que es de día.
A esa voz que me mece con ternura,
yo le digo que es el arrullo de mis días.
A esa madre, que nació para ser madre,
que despierta cada día con una sonrisa para sus hijas.
A esa madre que es el anhelo de cualquier niña,
yo le digo que la quiero con alma y vida.
FELIZ CUMPLEAÑOS MAMI!!!!
30-05-10
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martes, 20 de abril de 2010
UN TRAGO DE DESPEDIDA por Carla Kowalski
- Me enteré de que se casa Pablo- dijo Inés tomando de las manos a Patricia.
Al principio Inés se asustó al no ver reacción alguna en su amiga, pero después la tuvo que sostener cuando su cuerpo se fue hacia el piso.
Las lágrimas goteaban en su rodilla.
Patricia sintió que el mundo la aplastaba contra el suelo, lo siguió sintiendo aunque Inés hacia horas que la había levantado y recostado en su cama.
- Después de tantos años se casa con otra- murmuraba.
Con los días se fue acostumbrando a la idea, aunque tenía la esperanza de que él la llamara, que se arrepintiera, que la eligiera.
Y como respuesta a todas sus plegarias, Pablo llamo:
- Hola, mi vida – dijo una voz masculina.
-¡Mi amor! ¡Mi amor! ¡Llamaste! Me dijeron algo horrible- le contó ella.
- Pará Pato, no digas nada… Te tengo que contar algo, perdona que lo haga por teléfono, pero creo que así nos evitamos una situación incómoda.
- ¿Entonces te casas? ¿Y me lo vas a decir por teléfono? ¿Después de haberte dado seis años de mi vida?- preguntó ofuscada.
- Escenas no, Patricia. Vos sabías que esto algún día iba a pasar, hace diez años que estoy con Alicia. Nunca te engañe-
- Si… pero… yo pensé… yo…- Patricia no podía emitir palabras, sentía que el pecho se le rompía, no podía aguantar el dolor, no podía creer que el amor de su vida se casara con otra. No podía creer que fuera tan hijo de puta.
Pablo, respiró hondo y le explicó:- Pato… Pato… perdóname, es que soy medio brusco para decir las cosas… ya me conoces, pero hay algo mas, ahora que me voy a casar, entenderás que no nos vamos a poder ver mas, es que me quiero poner las pilas…
- Entiendo- dijo Patricia con la cara empapada en lágrimas.
-Pero… en honor a nuestro amor… a todos estos años juntos, creo que nos deberíamos una despedida- Dijo Pablo soltando una risita.
Ella no contestó, quedó inmóvil, sosteniendo el teléfono, sin pestañar, con la vista fija en la pared.
- Ok, no me contestes ahora. Pensalo y llamame. Creo que nos merecemos una última noche juntos, brindar por todos estos años, sería como un trago de despedida ¿no? Pensalo. Chau, bebe.
Patricia colgó el teléfono, luego lo arrojó contra la pared. Tiro todo lo que tenia a su alcance, hasta se propuso arrancar el papel tapiz de la pared. Paró cuando descubrió el piso lleno de sangre. Luego se vio las manos.
Dos días antes de la boda, los amantes quedaron en verse en el departamento de soltero de Pablo. A pesar de los gritos y consejos de Inés, lo había llamado y aceptado su invitación de despedirse con una noche muy especial. Por única vez, un último encuentro.
Se vistió con un vestido ajustado negro, se pinto de rojo los labios y arregló su cabello para que parecieran desordenado. Dejo caer dos gotas de perfume en su escote.
Cuando llego al departamento, Pablo le sonrió e hizo un ademán para que ingrese.
Patricia observó detenidamente los detalles del ambiente: luces tenues, velas por doquier, música romántica. De sus ojos cayeron un par de lágrimas, pensó que quizás alguna vez la había querido.
- ¿Qué pasa mi vida? ¿Tomamos el champagne que trajiste? Que no te quiero ver con esa carita triste- La animaba él.
Patricia lo observaba, miraba su caminar, sus ojos, esa sonrisa fascinante…
Brindaron, tomaron casi toda la botella, él más que ella...
Y Patricia lo seguía mirando, a veces le sonreía cuando hacia una payasada, y le siguió sonriendo cuando lo vio agarrarse el estómago, cuando lo vio retorcerse del dolor.
Y cuando supo que estaba apunto de morir hablo: - ¿Vos no querías un trago de despedida? Yo no, corazón, nos vemos en el infierno.- Y se tomó el último trago con veneno.
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Al principio Inés se asustó al no ver reacción alguna en su amiga, pero después la tuvo que sostener cuando su cuerpo se fue hacia el piso.
Las lágrimas goteaban en su rodilla.
Patricia sintió que el mundo la aplastaba contra el suelo, lo siguió sintiendo aunque Inés hacia horas que la había levantado y recostado en su cama.
- Después de tantos años se casa con otra- murmuraba.
Con los días se fue acostumbrando a la idea, aunque tenía la esperanza de que él la llamara, que se arrepintiera, que la eligiera.
Y como respuesta a todas sus plegarias, Pablo llamo:
- Hola, mi vida – dijo una voz masculina.
-¡Mi amor! ¡Mi amor! ¡Llamaste! Me dijeron algo horrible- le contó ella.
- Pará Pato, no digas nada… Te tengo que contar algo, perdona que lo haga por teléfono, pero creo que así nos evitamos una situación incómoda.
- ¿Entonces te casas? ¿Y me lo vas a decir por teléfono? ¿Después de haberte dado seis años de mi vida?- preguntó ofuscada.
- Escenas no, Patricia. Vos sabías que esto algún día iba a pasar, hace diez años que estoy con Alicia. Nunca te engañe-
- Si… pero… yo pensé… yo…- Patricia no podía emitir palabras, sentía que el pecho se le rompía, no podía aguantar el dolor, no podía creer que el amor de su vida se casara con otra. No podía creer que fuera tan hijo de puta.
Pablo, respiró hondo y le explicó:- Pato… Pato… perdóname, es que soy medio brusco para decir las cosas… ya me conoces, pero hay algo mas, ahora que me voy a casar, entenderás que no nos vamos a poder ver mas, es que me quiero poner las pilas…
- Entiendo- dijo Patricia con la cara empapada en lágrimas.
-Pero… en honor a nuestro amor… a todos estos años juntos, creo que nos deberíamos una despedida- Dijo Pablo soltando una risita.
Ella no contestó, quedó inmóvil, sosteniendo el teléfono, sin pestañar, con la vista fija en la pared.
- Ok, no me contestes ahora. Pensalo y llamame. Creo que nos merecemos una última noche juntos, brindar por todos estos años, sería como un trago de despedida ¿no? Pensalo. Chau, bebe.
Patricia colgó el teléfono, luego lo arrojó contra la pared. Tiro todo lo que tenia a su alcance, hasta se propuso arrancar el papel tapiz de la pared. Paró cuando descubrió el piso lleno de sangre. Luego se vio las manos.
Dos días antes de la boda, los amantes quedaron en verse en el departamento de soltero de Pablo. A pesar de los gritos y consejos de Inés, lo había llamado y aceptado su invitación de despedirse con una noche muy especial. Por única vez, un último encuentro.
Se vistió con un vestido ajustado negro, se pinto de rojo los labios y arregló su cabello para que parecieran desordenado. Dejo caer dos gotas de perfume en su escote.
Cuando llego al departamento, Pablo le sonrió e hizo un ademán para que ingrese.
Patricia observó detenidamente los detalles del ambiente: luces tenues, velas por doquier, música romántica. De sus ojos cayeron un par de lágrimas, pensó que quizás alguna vez la había querido.
- ¿Qué pasa mi vida? ¿Tomamos el champagne que trajiste? Que no te quiero ver con esa carita triste- La animaba él.
Patricia lo observaba, miraba su caminar, sus ojos, esa sonrisa fascinante…
Brindaron, tomaron casi toda la botella, él más que ella...
Y Patricia lo seguía mirando, a veces le sonreía cuando hacia una payasada, y le siguió sonriendo cuando lo vio agarrarse el estómago, cuando lo vio retorcerse del dolor.
Y cuando supo que estaba apunto de morir hablo: - ¿Vos no querías un trago de despedida? Yo no, corazón, nos vemos en el infierno.- Y se tomó el último trago con veneno.
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viernes, 9 de abril de 2010
Minicuentos POR KAPASULINOS
Este es un trabajo que realizamos en el taller en una de nuestras reuniones. Cada uno tenía que escribir tres mini-cuentos y elegir uno para ser publicados.
En el último ejercicio escribimos un minicuento todos juntos.
Para leer los minicuentos cliquear en Leer mas.
Minicuento por SUSANA
Sonó el despertador, eran las seis de la mañana, recordó que era domingo, lo apagó y siguió durmiendo.
Minicuento por CARLA.
Sofia jugaba en la hamaca. El viento rozaba sus cabellos. El hombre se acercó y la miró. No hubo vuelta atrás.
Minicuento por LISANDRO
Prendió un cigarro y los recuerdos se le hicieron ceniza. El cenicero se ensució de experiencia. Insiste en prender otro cigarro… Quiere consumir lo vivido.
Minicuento por NOELIA
Solía caminar en noches claras, rodeada de sombras empeñadas en acabar con sus pasos hasta despertar.
Minicuento por IVÁN
Es la ventana más triste que vi. A través de ella se ve el celeste del cielo, los rayos del sol entran como si nada, las mariposas se apoyan del lado de afuera.
Mejor compro una cortina. Una cortina bien oscura voy a comprar.
Minicuento por KAPASULINOS
El pintor vio como el rojo se fundía en el azul. La mezcla matizó su satisfacción al crear un tercer color. Recordando aquellos logros inalcanzables de toda su existencia, había descubierto ya tres colores ¿Habría de existir un cuarto color?
Necesitaba un nuevo elemento, decidió probar con su sangre.
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En el último ejercicio escribimos un minicuento todos juntos.
Para leer los minicuentos cliquear en Leer mas.
Minicuento por SUSANA
Sonó el despertador, eran las seis de la mañana, recordó que era domingo, lo apagó y siguió durmiendo.
Minicuento por CARLA.
Sofia jugaba en la hamaca. El viento rozaba sus cabellos. El hombre se acercó y la miró. No hubo vuelta atrás.
Minicuento por LISANDRO
Prendió un cigarro y los recuerdos se le hicieron ceniza. El cenicero se ensució de experiencia. Insiste en prender otro cigarro… Quiere consumir lo vivido.
Minicuento por NOELIA
Solía caminar en noches claras, rodeada de sombras empeñadas en acabar con sus pasos hasta despertar.
Minicuento por IVÁN
Es la ventana más triste que vi. A través de ella se ve el celeste del cielo, los rayos del sol entran como si nada, las mariposas se apoyan del lado de afuera.
Mejor compro una cortina. Una cortina bien oscura voy a comprar.
Minicuento por KAPASULINOS
El pintor vio como el rojo se fundía en el azul. La mezcla matizó su satisfacción al crear un tercer color. Recordando aquellos logros inalcanzables de toda su existencia, había descubierto ya tres colores ¿Habría de existir un cuarto color?
Necesitaba un nuevo elemento, decidió probar con su sangre.
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jueves, 25 de marzo de 2010
UN HOMBRE DESESPERADO por Carla Kowalski.
Marcos vivía en Montecarlo, tenía un mono-ambiente donde habitaba solo. A sus 52 años no tenía hijos ni novia, ya que era homosexual. Pero como era celoso de su vida privada, nunca se lo había confesado a nadie, y tampoco había logrado tener una relación con un hombre.
Su único entretenimiento era el casino, a veces ganaba y otras perdía, pero eran sumas insignificantes.
La noche del viernes se dirigió al casino. Como estaba fastidiado de su trabajo, decidió jugárselo todo, y apostar el sueldo del mes.
Jugó la suma al 32. La ruleta giró, los segundos se hicieron horas. Comenzó a sentir el repiqueteo de la bolilla en su vuelta final. 30, 31, 32, 33… 32.
Marcos no lo podía creer, por primera vez en su existencia, la vida lo había premiado. Un millón de euros, todo para él.
Lo que siguió a esa noche fue inesperado: botellas de champagne, vodka, whisky, gente desconocida a su alrededor, gente felicitándolo, el casino dándole vueltas en su cabeza.
Parecía ser otro hombre, totalmente borracho no se daba cuenta de nada. El problema, fue al día siguiente, se despertó en la cama de un hotel junto a un hombre.
¡Que espanto! ¡Que desesperación! – Sentía Marcos. ¿Cómo pudo llegar a hacer lo que nunca había logrado en su vida, lo que siempre había tratado de evitar?.
Se cambió rápidamente y salió de la habitación todo asustado. Católico devoto fue a la primera Iglesia que encontró, se confesó… pero el párroco no consideró su situación, su tristeza, su ofuscación y prácticamente lo condenó al infierno.
Marcos salió desolado, su millón de euros habían sido una maldición. ¿De que le habían servido, si todo en lo que se había esforzado en su vida para reprimir su homosexualidad se había perdido en una noche?
¿De que le servirían, si Dios, el único ser en el que creía, no lo iba a perdonar, según el párroco de la Iglesia?
Su vida no tenía sentido, todo su esfuerzo se había esfumado en esa noche…
Según sus pensamientos, lo único que le quedaba era suicidarse.
Llegó a su casa, y lo hizo.
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Su único entretenimiento era el casino, a veces ganaba y otras perdía, pero eran sumas insignificantes.
La noche del viernes se dirigió al casino. Como estaba fastidiado de su trabajo, decidió jugárselo todo, y apostar el sueldo del mes.
Jugó la suma al 32. La ruleta giró, los segundos se hicieron horas. Comenzó a sentir el repiqueteo de la bolilla en su vuelta final. 30, 31, 32, 33… 32.
Marcos no lo podía creer, por primera vez en su existencia, la vida lo había premiado. Un millón de euros, todo para él.
Lo que siguió a esa noche fue inesperado: botellas de champagne, vodka, whisky, gente desconocida a su alrededor, gente felicitándolo, el casino dándole vueltas en su cabeza.
Parecía ser otro hombre, totalmente borracho no se daba cuenta de nada. El problema, fue al día siguiente, se despertó en la cama de un hotel junto a un hombre.
¡Que espanto! ¡Que desesperación! – Sentía Marcos. ¿Cómo pudo llegar a hacer lo que nunca había logrado en su vida, lo que siempre había tratado de evitar?.
Se cambió rápidamente y salió de la habitación todo asustado. Católico devoto fue a la primera Iglesia que encontró, se confesó… pero el párroco no consideró su situación, su tristeza, su ofuscación y prácticamente lo condenó al infierno.
Marcos salió desolado, su millón de euros habían sido una maldición. ¿De que le habían servido, si todo en lo que se había esforzado en su vida para reprimir su homosexualidad se había perdido en una noche?
¿De que le servirían, si Dios, el único ser en el que creía, no lo iba a perdonar, según el párroco de la Iglesia?
Su vida no tenía sentido, todo su esfuerzo se había esfumado en esa noche…
Según sus pensamientos, lo único que le quedaba era suicidarse.
Llegó a su casa, y lo hizo.
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miércoles, 3 de marzo de 2010
PARA IVÁN por Carla Kowalski
Al final del camino te voy a encontrar
buscando en cada mirada la luz de la paz
sintiendo con fuerza el amor que está en mi
porque se que existe alguien perfecto para mi
Y con sorpresa descubrí...
que el final del camino llego sin pensar
y encontré en unos ojos la alegría que busque,
en una sonrisa el beso del amor,
en un abrazo la familia que soñé
Y en tu nombre, Iván, el hombre para mí
Y se que el camino será uno para los dos,
y se que esta vida es nuestra mi amor.
Porque siempre y para siempre estarás en mi corazón
Por siempre y para siempre serás mi gran amor.
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Etiquetas:
Carla,
Misceláneas
jueves, 28 de enero de 2010
UNA MUJER SOLA por Carla Kowalski
Estaba sentada debajo de un árbol mirando una hoja indecisa, y apostaba en cuantos segundos iba a caer; pero perdía siempre, la hoja jugaba conmigo y no se dejaba caer.
Me aburrí. Me aburrí como siempre de mis juegos tontos de tardes de soledad, de ésta vida sin sentido.
Caminé por el valle, al borde del río, me pregunté si tendría el valor de tirarme de un salto y perderme entre las profundidades y por fin ver la luz, aquella que todos cuentan que ven cuando se van.
Cerré los parpados y tuve una aproximación a esa imagen tan deseada por mí…
Y vi el mueble de mis abuelos, la lana amarilla con la que tejía mi tía. Y sentí el gusto del estofado de mi madre. Pise el pie de mi padre para que me retara como cuando era una niña.
Te vi a vos también, vi las marcas de tu cuerpo avejentado y las miradas de desconfianza de mis tías solteras cuando fuiste por primera vez a casa.
Vi la nube donde descansas ahora, y estiré mi brazo para alcanzarte… pero me asusté con los aullidos de la loba que rondaba por la casa de mis primos aquella noche estrellada; entonces deje de tratar de alcanzar tu nube para tocar al misterioso animal, lo hice con el dedo, y ella lamió mi mano, y pensé que tontos éramos en ese tiempo, acurrucados debajo de las sábanas por el miedo.
Vi a mi hermano, trayendo la cal para hacer nuestra casa y gesticular con vos muecas graciosas… pero ni aún aquí entiendo lo que se decían.
Espié a nuestro hijo durmiendo en su cama, y lloré ante ese recuerdo, pero fue hermoso poder abrazarlo otra vez, poder sentir su aroma de niño pequeño. Siempre le sentí olor a menta, por más extraño que parezca…
Vi la sien de Claudia chocar contra las rocas, y me vi pidiendo al rey de los cielos que nos la devuelva, que ese no pudiera ser su fin. Y te vi llorando solo junto a la alberca, bajo el sol de aquel otoño tan triste, y a tu amigo yendo a consolarte. Lo peor fue ver la cruz de su tumba, como la de tantos otros que me toco ver.
Y volví a sentir esa tristeza que te araña el alma, y entonces regrese a mi niñez, y nade con mis hermanos entre las algas, me vi jugando y riendo, y luego tirando los dados en la casa de Alicia, me vi ganando y a todos enojados.
Vi el cielo que nos cubrió en nuestro primer beso, y yendo a tu casa, cuando ponías tu cara sobre el riel para decirme si venía el tren.
Vi las estalactitas de la cueva donde hicimos el amor, muertos de frio y luego muertos de calor. Nos descubrí en el mirador de Mar Chiquita, planeando nuestra vida. Y sentí nuevamente mi corazón latir de emoción como aquella vez.
Volví a ver al hombre que vivía en la esquina de mi casa, cuando lo alcanzó el rayo, aquel día de tormenta. Vi a su mujer corriendo hacia él y gritar, y me acorde de la sensación que se siente ver, por primera vez, a la muerte.
Sonreí con los muñecos de felpa que me daban en navidad, y ante la garganta seca por tantos recuerdos quise agua para saciar mi sed, y oí a nuestro niño diciendo “mami tengo sed” en aquella tarde espantosa con sus 40º de fiebre. Volví a experimentar como cada extremidad de mi cuerpo se rompía al morir en nuestros brazos, y sentí la insolación que tuvo en las vacaciones de verano, cuando aún corría por la arena, entrando y saliendo del mar, en la preciosa edad que confundía la palabra aparecer con parecer, y me contaba “mira mamita, el mago pareció un conejito”.
Volví a reencontrar a mi hermano diseñando nuestra casa, y tuve la misma impresión que me dio cuando piso el clavo y hubo que llevarlo al hospital.
Me encontré a mi misma en la edad de ocho años, saliendo despavorida cuando observé en penumbras a mis padres en un coito desenfrenado. Me oí rezándole a Dios por tremendo pecado.
Y sentí el temor que una y mil veces me dio, después de perderte y el de perderlos a todos.
Y al final de este trayecto, vi a una mujer que era yo, sentada debajo de un árbol, jugando con una hoja, calculando los segundos para que se cayese, y perdía el juego.
Y entonces ese remolino de recuerdos desapareció, y me quedé mirando el rio, con el corazón lleno de emociones.
Por un segundo los vi a todos, en un segundo vi mi vida… ahora solo veo mi soledad.
Y así fue que volví a ver la nube, y te vi a vos con nuestro hijo, con toda mi familia y la tuya, y me estiraste la mano, y ahora si puedo sonreír al decirte: -¿Por qué tardaste tanto amor?.
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Me aburrí. Me aburrí como siempre de mis juegos tontos de tardes de soledad, de ésta vida sin sentido.
Caminé por el valle, al borde del río, me pregunté si tendría el valor de tirarme de un salto y perderme entre las profundidades y por fin ver la luz, aquella que todos cuentan que ven cuando se van.
Cerré los parpados y tuve una aproximación a esa imagen tan deseada por mí…
Y vi el mueble de mis abuelos, la lana amarilla con la que tejía mi tía. Y sentí el gusto del estofado de mi madre. Pise el pie de mi padre para que me retara como cuando era una niña.
Te vi a vos también, vi las marcas de tu cuerpo avejentado y las miradas de desconfianza de mis tías solteras cuando fuiste por primera vez a casa.
Vi la nube donde descansas ahora, y estiré mi brazo para alcanzarte… pero me asusté con los aullidos de la loba que rondaba por la casa de mis primos aquella noche estrellada; entonces deje de tratar de alcanzar tu nube para tocar al misterioso animal, lo hice con el dedo, y ella lamió mi mano, y pensé que tontos éramos en ese tiempo, acurrucados debajo de las sábanas por el miedo.
Vi a mi hermano, trayendo la cal para hacer nuestra casa y gesticular con vos muecas graciosas… pero ni aún aquí entiendo lo que se decían.
Espié a nuestro hijo durmiendo en su cama, y lloré ante ese recuerdo, pero fue hermoso poder abrazarlo otra vez, poder sentir su aroma de niño pequeño. Siempre le sentí olor a menta, por más extraño que parezca…
Vi la sien de Claudia chocar contra las rocas, y me vi pidiendo al rey de los cielos que nos la devuelva, que ese no pudiera ser su fin. Y te vi llorando solo junto a la alberca, bajo el sol de aquel otoño tan triste, y a tu amigo yendo a consolarte. Lo peor fue ver la cruz de su tumba, como la de tantos otros que me toco ver.
Y volví a sentir esa tristeza que te araña el alma, y entonces regrese a mi niñez, y nade con mis hermanos entre las algas, me vi jugando y riendo, y luego tirando los dados en la casa de Alicia, me vi ganando y a todos enojados.
Vi el cielo que nos cubrió en nuestro primer beso, y yendo a tu casa, cuando ponías tu cara sobre el riel para decirme si venía el tren.
Vi las estalactitas de la cueva donde hicimos el amor, muertos de frio y luego muertos de calor. Nos descubrí en el mirador de Mar Chiquita, planeando nuestra vida. Y sentí nuevamente mi corazón latir de emoción como aquella vez.
Volví a ver al hombre que vivía en la esquina de mi casa, cuando lo alcanzó el rayo, aquel día de tormenta. Vi a su mujer corriendo hacia él y gritar, y me acorde de la sensación que se siente ver, por primera vez, a la muerte.
Sonreí con los muñecos de felpa que me daban en navidad, y ante la garganta seca por tantos recuerdos quise agua para saciar mi sed, y oí a nuestro niño diciendo “mami tengo sed” en aquella tarde espantosa con sus 40º de fiebre. Volví a experimentar como cada extremidad de mi cuerpo se rompía al morir en nuestros brazos, y sentí la insolación que tuvo en las vacaciones de verano, cuando aún corría por la arena, entrando y saliendo del mar, en la preciosa edad que confundía la palabra aparecer con parecer, y me contaba “mira mamita, el mago pareció un conejito”.
Volví a reencontrar a mi hermano diseñando nuestra casa, y tuve la misma impresión que me dio cuando piso el clavo y hubo que llevarlo al hospital.
Me encontré a mi misma en la edad de ocho años, saliendo despavorida cuando observé en penumbras a mis padres en un coito desenfrenado. Me oí rezándole a Dios por tremendo pecado.
Y sentí el temor que una y mil veces me dio, después de perderte y el de perderlos a todos.
Y al final de este trayecto, vi a una mujer que era yo, sentada debajo de un árbol, jugando con una hoja, calculando los segundos para que se cayese, y perdía el juego.
Y entonces ese remolino de recuerdos desapareció, y me quedé mirando el rio, con el corazón lleno de emociones.
Por un segundo los vi a todos, en un segundo vi mi vida… ahora solo veo mi soledad.
Y así fue que volví a ver la nube, y te vi a vos con nuestro hijo, con toda mi familia y la tuya, y me estiraste la mano, y ahora si puedo sonreír al decirte: -¿Por qué tardaste tanto amor?.
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viernes, 11 de diciembre de 2009
NO TE DETENGAS por Carla Kowalski
No te detengas, pero no camines en vano,
Llora cuanto quieras, pero solo si no tiene remedio,
Ama enloquecidamente, pero cuando valga la pena,
Corre contra el viento, corre por las calles,
siente el viento en tu cara.
Rompe todos los estereotipos,
No te olvides de sacar fotos en tu mente,
de todos aquellos de los que te rodeen,
porque quizás en el último suspiro,
te des cuenta de quien fue
el que valió la pena.
No te detengas,
chócate contra las paredes,
de las equivocaciones también se aprende
Grita, grita cuanto quieras,
pero asegúrate de que te escuche quien deseas.
Y por último vive,
vive cada instante, cada segundo.
No creas en el destino, créalo vos mismo.
Por eso… ¡nunca te detengas!
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Llora cuanto quieras, pero solo si no tiene remedio,
Ama enloquecidamente, pero cuando valga la pena,
Corre contra el viento, corre por las calles,
siente el viento en tu cara.
Rompe todos los estereotipos,
No te olvides de sacar fotos en tu mente,
de todos aquellos de los que te rodeen,
porque quizás en el último suspiro,
te des cuenta de quien fue
el que valió la pena.
No te detengas,
chócate contra las paredes,
de las equivocaciones también se aprende
Grita, grita cuanto quieras,
pero asegúrate de que te escuche quien deseas.
Y por último vive,
vive cada instante, cada segundo.
No creas en el destino, créalo vos mismo.
Por eso… ¡nunca te detengas!
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martes, 1 de diciembre de 2009
Cadaver Exquisto 6
Cadáver exquisito es un ejercicio literario que se realiza en grupo. Un integrante escribe tres oraciones, tapa las dos primeras y pasa la hoja al siguiente compañero. Este solo ve el final y a partir de eso escribe tres oraciones. Como el compañero anterior pasa la hoja tapando sus dos primeras oraciones, y así sucesivamente hasta llegar al ultimo compañero.
Para leer el cadáver exquisito realizado por: Carla, Noelia, Susana, Iván y Lisandro Cliquea en Leer más....
Cansado de los sin sabores de la soledad
porque no hay peor soledad que estar sin ella
entonces al estar sin ella es estar en nada…
Y la nada no existe, solo es una palabra
una palabra vacía con cuatro letras.
Todo existe y nada escapa. Ni siquiera la nada se escapa.
Cómo voy a estar solo, si estoy siempre acompañándome.
Cómo estar triste, si se que después seré feliz y viceversa.
Cansado de mi propia compañía no sé que hacer, estoy desesperado.
La desesperación me llevo a las calles, caminé sin cesar buscando algo que aliviara ese dolor de estar sin ella.
Cometí muchos errores, prostituí mi alma y mi cuerpo. Y lo único que lograba era que el vacío en mi pecho se hiciera mas grande.
¡Cometí tantos errores ! ¿Cómo remediarlos?
¿Cómo volver a los momentos felices? ¿Cómo pedir perdón?
Una y otra vez me siento culpable, y esta soledad que no me deja, que no me quiere dejar. Camina a mi lado por las calles y no me aparece ningún alivio…
O tal vez, tal vez la solución sea la alocada autopista…
Pero está en reparación… la están reconstruyendo…
Sólo me queda tirarme del puente… Y ahí voy… Me dirijo con los hombros cansados de soportar la cruz en esta espalda… Y ahí voy… Siento el aire en mi cara y la muerte en mi alma…
Estoy a punto de tirarme y sonrió y lloro. Adiós soledad… Adiós vida.
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Para leer el cadáver exquisito realizado por: Carla, Noelia, Susana, Iván y Lisandro Cliquea en Leer más....
Cansado de los sin sabores de la soledad
porque no hay peor soledad que estar sin ella
entonces al estar sin ella es estar en nada…
Y la nada no existe, solo es una palabra
una palabra vacía con cuatro letras.
Todo existe y nada escapa. Ni siquiera la nada se escapa.
Cómo voy a estar solo, si estoy siempre acompañándome.
Cómo estar triste, si se que después seré feliz y viceversa.
Cansado de mi propia compañía no sé que hacer, estoy desesperado.
La desesperación me llevo a las calles, caminé sin cesar buscando algo que aliviara ese dolor de estar sin ella.
Cometí muchos errores, prostituí mi alma y mi cuerpo. Y lo único que lograba era que el vacío en mi pecho se hiciera mas grande.
¡Cometí tantos errores ! ¿Cómo remediarlos?
¿Cómo volver a los momentos felices? ¿Cómo pedir perdón?
Una y otra vez me siento culpable, y esta soledad que no me deja, que no me quiere dejar. Camina a mi lado por las calles y no me aparece ningún alivio…
O tal vez, tal vez la solución sea la alocada autopista…
Pero está en reparación… la están reconstruyendo…
Sólo me queda tirarme del puente… Y ahí voy… Me dirijo con los hombros cansados de soportar la cruz en esta espalda… Y ahí voy… Siento el aire en mi cara y la muerte en mi alma…
Estoy a punto de tirarme y sonrió y lloro. Adiós soledad… Adiós vida.
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miércoles, 18 de noviembre de 2009
BIZARRO por Carla Kowalski
(Ejercicio realizado a través de la frase “la noche tira un salto mortal” de una canción de Patricio Rey)
Salgo a caminar, y de pronto veo algo extraño, la noche tira un salto mortal. Siento un terremoto en mis pies. Cambio de lugar estoy en una disco de música electrónica. Todos me miran, me señalan, se ríen a carcajadas.
Si, ya sé, la ropa no combina, en realidad estoy en pijamas.
De nuevo el temblor, cambio, esta vez con saco y corbata, pero en calzoncillos, y me ciegan los flashes, me doy cuenta que estoy en un evento de alfombra roja de Hollywood.
Vuelve el temblor, vuelvo a mi casa.
Me miro al espejo y veo que me sangra la nariz. Me doy vuelta, en la mesa quedan un par de líneas.
No se que hacer… ¿imito a la noche?
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Salgo a caminar, y de pronto veo algo extraño, la noche tira un salto mortal. Siento un terremoto en mis pies. Cambio de lugar estoy en una disco de música electrónica. Todos me miran, me señalan, se ríen a carcajadas.
Si, ya sé, la ropa no combina, en realidad estoy en pijamas.
De nuevo el temblor, cambio, esta vez con saco y corbata, pero en calzoncillos, y me ciegan los flashes, me doy cuenta que estoy en un evento de alfombra roja de Hollywood.
Vuelve el temblor, vuelvo a mi casa.
Me miro al espejo y veo que me sangra la nariz. Me doy vuelta, en la mesa quedan un par de líneas.
No se que hacer… ¿imito a la noche?
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lunes, 2 de noviembre de 2009
LAS CINCO HISTORIAS por Carla, Iván, Lisandro, Noelia y Susana
Este es un trabajo grupal, una especie de cadáver exquisito, que consistió en que cada uno comenzara una historia de pocos renglones, luego se le pasaba la hoja al compañero hasta completar la ronda.
El final de cada historia fue escrito por quien la empezó.
Los participantes fueron: Carla, Iván, Lisandro, Noelia y Susana.
Para leer las historias hagan clic en Leer más.
Historia comenzada por Noelia
Despertó a la madrugada transpirado, agitado, confundido, desorientado.
Aquella pesadilla lo había dejado pensando más de lo normal, lo había hecho dudar entre la realidad y el misterio de los sueños, el mágico misterio de los sueños. Mágico y aterrador. (Noelia).
Trató de recordar detalles de su sueño pesadilla. Tres esqueletos negros corrían por el interminable pasillo de la mansión a medio derruir de sus abuelos maternos muertos hace ya diez años.
Tres rostros desfigurados y a la vez familiares pero no lograba recordar de donde…
Volvió a sentir el frío recorriendo su espalda… Igual a cuando era niño y lo obligaban a pasar sus vacaciones con los viejos. (Susana).
Comenzó a caer una gota fría de sudor, quedó quieto en el ante baño. No sabía si moverse, correr, gritar o llorar. Mirando esos rostros frente del espejo, con un hilo de voz, les preguntó si querían algo, qué buscaban… Pero sus abuelos no le respondían, solo le sonreían con malicia. (Lichi).
Dio media vuelta y desaparecieron, fue a la cocina asustado, y vio a sus abuelos tomando unos mates. Quería correr pero estaba paralizado del miedo.
Los fantasmas, con gestos, lo invitaban a sentarse a matear con ellos. Un impulso lo levó a acercarse. (Carla)
De a poco fue caminando hacia aquellos extraños huéspedes, creyendo que en cualquier momento desaparecerían, se esfumarían tal y cual como llegaron. Pero no, siguieron allí, la pesadilla no era más que los minutos del tiempo real, y lo peor fue que lo esperaban, lo hablaban y solo les interesaba que entendiera que no había que tener miedo, que ellos era lo que seguía al final, y que tenían un solo objetivo y era quedarse a esperar a los que vendrían después, como había llegado él. (Noelia)
Historia comenzada por Iván
Castellanos y Tucumán no es la esquina más linda de Rosario, tampoco la más limpia. Poco transito un miércoles a las 2 PM, me incline sobre la pared y mire el cielo, un rayo surcó los aires. El trueno se oyó a los 5 segundos. (Iván)
Apenas sucedió el impacto quedé atónito, quieto en mi lugar, escuchando gritos desesperados, oyendo bocinas de los autos; y el humo, y la gente aturdida corriendo. Llantos de niños. Sucedió una catástrofe, pero la humareda no me dejaba ver. (Lisandro)
El rayo cayó sobre la estación de servicio, impactando una centella sobre el surtidor de Nafta que estaba justo llenando el tanque de un camión. (Susana)
Lo que vi, no solo fue desesperación, sino gente quemándose viva, autos en llamas, casas… Pero la gente… ¡la gente no! No podía hacer nada, me tumbe en el piso a llorar, viendo como el fuego se me acercaba. (Carla)
Me escondí en la entrada de un edificio, el fuego me rodeó, el calor ampollaba mi piel. Arrinconado cada vez por las llamas, la pintura se derretía de las paredes, las llamas estaban a medio metro… Cuando cayó un diluvio. Pero yo estaba en un hall, y los halles son techados. (Iván)
Historia comenzada por Lisandro
Fue la verdulera quien incendio mi casa. Lo sé, me dijeron. Todo porque se enojo por no haberle pagado la cuenta, todo por deberle veinticinco pesos. (Lichi)
Yo pensaba pagarle ni bien cobrara, pero esa loca salió a la calle con varios bidones de nafta, un encendedor y la lista de deudores. En total incendió treinta y cinco casa por un total de ciento trece pesos, que no lo justificaba ni lo que gasto en fósforos. (Susana).
Pero ella era así, descontrolada. Todos los vecinos sabíamos pero nunca pensamos que iba a llegar a tanto. Cuando llegó la policía amenazo con que si la tocaban se quemaba viva. (Carla).
Estaba arriba de un árbol, con varios bidones de nafta. Los bomberos, la policía y el barrio estaban esperando que baje. Se negó, se roció con nafta y dijo que le diéramos el dinero de los seguros. (Iván).
Al convencerla, se bajó del árbol despacio, llorando y riendo a la vez. Lograron calmarla, el olor a nafta inundó toda la cuadra, cuando creímos que ya estaba todo calmado y solucionado, accidentalmente el viejo Gutiérrez prendió un cigarrillo con un fósforo y lo tiro semi-prendido sobre el pie de la verdulera.
Aun nos preguntamos ¿Habrá sido sin querer? (Lichi)
Historia comenzada por Susana
Sonó el celular era de madrugada Alberto Santos Costa no estaba acostumbrado a recibir llamadas a las 2y17 minutos de la madrugada, menos de su madre que antes de que existieran los celulares ya había fallecido. (Susana)
Era muy puntillosa, así que dejo de lado el susto y le contesto correctamente-“Buenas noches madre. ¿Necesita algo?-
Su madre le contestó- Si y tiene que ser ahora.- (Carla)
Pensó que era una broma de mal gusto.
Colgó.
Sonó de nuevo, apagó y llego a su casa un tanto nervioso. Prendió la luz y lo primero que vio fue el monedero de su madre sobre la mesa. (Iván)
Paralizado lo tomó y lo revisó, detrás de la puerta corrediza sintió un -“Chhist…Chhist…”-
Se asomó despacio esperando no ver a su madre….pero ahí estaba ella, con la mirada fría y la boca torcida….
Nunca supo si le sonreía. (Lichi)
Como pudo se sobrepuso y la saludó amablemente (no quería enfurecerla) aún recordaba su mal carácter -¿Qué tal madre? ¿Qué la trae por aquí?- le preguntó, a lo que la señora inmediatamente contestó. –“Mira Albertito, como ya sabes éste domingo es el día de la madre”
-Si madre ya encargué la docena de claveles rojos que tanto le gustaban-
-No Alberto este año quiero otra cosa, éste año quiero un celular!!!- (Susana)
Historia comenzada por Carla
El sonido se oyó hasta el fondo de mi casa. Salí corriendo a la vereda; fue tanta la impresión cuando lo vi, que vomité. (Carla)
Arrodillada en la calle con las manos en la tierra, no pude contener lo que serían punzadas de asco en el estómago. Nunca había visto un cuerpo decapitado, nunca vi tanta sangre esparcida, que fea imagen… (Iván)
El cuerpo yacía sobre el cordón de mi casa, y la cabeza en la calle. Mi perro Sultán lamía la parte del corte, y yo lo intentaba alejar, aún le daba órdenes con el hilo de voz por el susto. (Lichi)
Sin querer vi la cara que me miraba apartada del cuerpo desde la calle, ya sabía quien era… mi vecino. Estudiante avanzado de química, era un genio, quería inventar algo que le salvara para el resto de su vida.
Ya varias veces hubo que asistirlo por quemaduras y golpes de electricidad…. pero esta vez se le fue la mano. (Susana)
Los vecinos que me vieron en la vereda y alarmados por el ruido se fueron acercando. Nadie nunca pudo borrar esa imagen. Lo único que nos quedo fue mudarnos. Esa cuadra quedó vacía para siempre. (Carla)
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El final de cada historia fue escrito por quien la empezó.
Los participantes fueron: Carla, Iván, Lisandro, Noelia y Susana.
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Historia comenzada por Noelia
Despertó a la madrugada transpirado, agitado, confundido, desorientado.
Aquella pesadilla lo había dejado pensando más de lo normal, lo había hecho dudar entre la realidad y el misterio de los sueños, el mágico misterio de los sueños. Mágico y aterrador. (Noelia).
Trató de recordar detalles de su sueño pesadilla. Tres esqueletos negros corrían por el interminable pasillo de la mansión a medio derruir de sus abuelos maternos muertos hace ya diez años.
Tres rostros desfigurados y a la vez familiares pero no lograba recordar de donde…
Volvió a sentir el frío recorriendo su espalda… Igual a cuando era niño y lo obligaban a pasar sus vacaciones con los viejos. (Susana).
Comenzó a caer una gota fría de sudor, quedó quieto en el ante baño. No sabía si moverse, correr, gritar o llorar. Mirando esos rostros frente del espejo, con un hilo de voz, les preguntó si querían algo, qué buscaban… Pero sus abuelos no le respondían, solo le sonreían con malicia. (Lichi).
Dio media vuelta y desaparecieron, fue a la cocina asustado, y vio a sus abuelos tomando unos mates. Quería correr pero estaba paralizado del miedo.
Los fantasmas, con gestos, lo invitaban a sentarse a matear con ellos. Un impulso lo levó a acercarse. (Carla)
De a poco fue caminando hacia aquellos extraños huéspedes, creyendo que en cualquier momento desaparecerían, se esfumarían tal y cual como llegaron. Pero no, siguieron allí, la pesadilla no era más que los minutos del tiempo real, y lo peor fue que lo esperaban, lo hablaban y solo les interesaba que entendiera que no había que tener miedo, que ellos era lo que seguía al final, y que tenían un solo objetivo y era quedarse a esperar a los que vendrían después, como había llegado él. (Noelia)
Historia comenzada por Iván
Castellanos y Tucumán no es la esquina más linda de Rosario, tampoco la más limpia. Poco transito un miércoles a las 2 PM, me incline sobre la pared y mire el cielo, un rayo surcó los aires. El trueno se oyó a los 5 segundos. (Iván)
Apenas sucedió el impacto quedé atónito, quieto en mi lugar, escuchando gritos desesperados, oyendo bocinas de los autos; y el humo, y la gente aturdida corriendo. Llantos de niños. Sucedió una catástrofe, pero la humareda no me dejaba ver. (Lisandro)
El rayo cayó sobre la estación de servicio, impactando una centella sobre el surtidor de Nafta que estaba justo llenando el tanque de un camión. (Susana)
Lo que vi, no solo fue desesperación, sino gente quemándose viva, autos en llamas, casas… Pero la gente… ¡la gente no! No podía hacer nada, me tumbe en el piso a llorar, viendo como el fuego se me acercaba. (Carla)
Me escondí en la entrada de un edificio, el fuego me rodeó, el calor ampollaba mi piel. Arrinconado cada vez por las llamas, la pintura se derretía de las paredes, las llamas estaban a medio metro… Cuando cayó un diluvio. Pero yo estaba en un hall, y los halles son techados. (Iván)
Historia comenzada por Lisandro
Fue la verdulera quien incendio mi casa. Lo sé, me dijeron. Todo porque se enojo por no haberle pagado la cuenta, todo por deberle veinticinco pesos. (Lichi)
Yo pensaba pagarle ni bien cobrara, pero esa loca salió a la calle con varios bidones de nafta, un encendedor y la lista de deudores. En total incendió treinta y cinco casa por un total de ciento trece pesos, que no lo justificaba ni lo que gasto en fósforos. (Susana).
Pero ella era así, descontrolada. Todos los vecinos sabíamos pero nunca pensamos que iba a llegar a tanto. Cuando llegó la policía amenazo con que si la tocaban se quemaba viva. (Carla).
Estaba arriba de un árbol, con varios bidones de nafta. Los bomberos, la policía y el barrio estaban esperando que baje. Se negó, se roció con nafta y dijo que le diéramos el dinero de los seguros. (Iván).
Al convencerla, se bajó del árbol despacio, llorando y riendo a la vez. Lograron calmarla, el olor a nafta inundó toda la cuadra, cuando creímos que ya estaba todo calmado y solucionado, accidentalmente el viejo Gutiérrez prendió un cigarrillo con un fósforo y lo tiro semi-prendido sobre el pie de la verdulera.
Aun nos preguntamos ¿Habrá sido sin querer? (Lichi)
Historia comenzada por Susana
Sonó el celular era de madrugada Alberto Santos Costa no estaba acostumbrado a recibir llamadas a las 2y17 minutos de la madrugada, menos de su madre que antes de que existieran los celulares ya había fallecido. (Susana)
Era muy puntillosa, así que dejo de lado el susto y le contesto correctamente-“Buenas noches madre. ¿Necesita algo?-
Su madre le contestó- Si y tiene que ser ahora.- (Carla)
Pensó que era una broma de mal gusto.
Colgó.
Sonó de nuevo, apagó y llego a su casa un tanto nervioso. Prendió la luz y lo primero que vio fue el monedero de su madre sobre la mesa. (Iván)
Paralizado lo tomó y lo revisó, detrás de la puerta corrediza sintió un -“Chhist…Chhist…”-
Se asomó despacio esperando no ver a su madre….pero ahí estaba ella, con la mirada fría y la boca torcida….
Nunca supo si le sonreía. (Lichi)
Como pudo se sobrepuso y la saludó amablemente (no quería enfurecerla) aún recordaba su mal carácter -¿Qué tal madre? ¿Qué la trae por aquí?- le preguntó, a lo que la señora inmediatamente contestó. –“Mira Albertito, como ya sabes éste domingo es el día de la madre”
-Si madre ya encargué la docena de claveles rojos que tanto le gustaban-
-No Alberto este año quiero otra cosa, éste año quiero un celular!!!- (Susana)
Historia comenzada por Carla
El sonido se oyó hasta el fondo de mi casa. Salí corriendo a la vereda; fue tanta la impresión cuando lo vi, que vomité. (Carla)
Arrodillada en la calle con las manos en la tierra, no pude contener lo que serían punzadas de asco en el estómago. Nunca había visto un cuerpo decapitado, nunca vi tanta sangre esparcida, que fea imagen… (Iván)
El cuerpo yacía sobre el cordón de mi casa, y la cabeza en la calle. Mi perro Sultán lamía la parte del corte, y yo lo intentaba alejar, aún le daba órdenes con el hilo de voz por el susto. (Lichi)
Sin querer vi la cara que me miraba apartada del cuerpo desde la calle, ya sabía quien era… mi vecino. Estudiante avanzado de química, era un genio, quería inventar algo que le salvara para el resto de su vida.
Ya varias veces hubo que asistirlo por quemaduras y golpes de electricidad…. pero esta vez se le fue la mano. (Susana)
Los vecinos que me vieron en la vereda y alarmados por el ruido se fueron acercando. Nadie nunca pudo borrar esa imagen. Lo único que nos quedo fue mudarnos. Esa cuadra quedó vacía para siempre. (Carla)
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jueves, 22 de octubre de 2009
LA CASA DE LOS MOLINOS por Carla Kowalski

De niña, con mis padres, íbamos a la casa de mis abuelos, un pueblo que quedaba a 40Km. de mi ciudad. Siempre me llamaba la atención del recorrido una casa con tres molinos a su alrededor, que se encontraba a 1/2Km de la ruta, en el centro del campo.
Había algo en ella, que me hacía pegar mi cara en la ventanilla del auto, algo mágico y diferente, que me llamaba la atención y no sabía que…
Pasaron los años y fui creciendo, pero mi cara pegada en la ventanilla no cambiaba.
La última vez que fui de mis abuelos, cuando volvíamos del cementerio por el fallecimiento de mi abuela, era de noche y yo tenía 16 años.
Volví a acercarme a la ventanilla, pensando que era la última vez que vería la misteriosa casa de los molinos. Pero ésta vez fue diferente, cerca de la ruta, de frente a la casa, había dos ancianos. Nuestras miradas se cruzaron, pero para mi sorpresa los dos me miraban con odio y uno de ellos me señaló. Despegué mi cara de la ventanilla rápidamente, sentí mi corazón latir con fuerza, estaba asustada, angustiada. Les comente a mis padres si habían visto a los ancianos, pero ellos no habían notado a nadie en el camino.
Pasaron dos años, y yo nunca deje de pensar en esas personas. Soñaba con ellos, tenía pesadillas terribles…
Luego de reflexionar, tome una decisión que me cambiaría la vida. Cansada de mis pesadillas, resolví ir a la casa de los molinos, quizás así terminaría con la obsesión que e rondaba todos los días.
Me levanté temprano y me subí a mi auto. Cuando manejaba sentía escalofríos, no sabía con qué me iba a encontrar. Me tranquilizaba pensar que quizás era solo una fantasía de niña.
Llegué al campo y me adentré en el camino que llevaba a la casa.
Cuando descendí del auto, vi a los dos ancianos sentados en unas reposeras. Al verlos de cerca me di cuenta que sus rostros me eran conocidos, pero no lograba descubrir quienes eran.
Al unísono dijeron: -Te estábamos esperando.
No sabía que decir, estaba terriblemente asustada.
La anciana se levantó y mirándome fijamente dijo:-Por tu culpa estamos atrapados aquí- mientras me señalaba. Yo seguía sin poder emitir palabra.
El hombre se paró y se me acercó dos pasos: -Dentro de unos años tomarás una decisión que hará miserable la vida de mucha gente, destruirás vidas como las nuestras- Agregó.
-¿Qué?, ¿Quiénes son ustedes?- Alcancé a decir.
Ellos no contestaron a mis preguntas, pero me explicaron:-Nuestra misión es avisarte.
La anciana cambió su mirada de odio, por una de dolor: -Por favor… no lo hagas…
Después de pronunciar esas palabras desaparecieron ante mis ojos..
Corrí a mi vehículo desesperada, aceleré con fuerza, quería alejarme de ahí. No entendía. Miles de emociones recorrían mi cuerpo.
¿Sería real lo que había vivido? ¿Yo podría causar algo terrible en el futuro? Como saberlo…
Sólo me quedaba la esperanza, de llegado el momento que ellos mencionaron, tomar la decisión correcta.
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jueves, 1 de octubre de 2009
Y SÍ… ME CAI DE LA ESCALERA por Carla Kowalski
Eran las 4 de la tarde de un lunes cuando salí al patio de mi casa para destender la ropa seca. Subí a la escalera que me lleva a la terraza y junté dos remeras y 1 par de medias. Bajaba tranquila cuando de pronto, como una revelación, me vi cayendo de cara, rompiéndome todos los dientes, quebrándome la nariz y sacándome un ojo. Gracias a esa visión, fue que con fuerza tiré hacia abajo, cayendo sentada de costado y doblándome un pie.
Obvio que me dolió, pero no tanto… pero como estaba sola, empecé a lloriquear con un “ay… ay… ay” para ver si me sentían los vecinos. Pero tampoco había nadie. Lo más extraño es que no era que necesitaba que alguien me levantara, pero tenía la necesidad de escuchar:-¿Estas bien? ¿Necesitas algo?- Para poder decir con cara de sufrimiento y lástima: No… puedo sola.
Como no apareció nadie, me tuve que levantar solita. Conclusión: Esguince de pie y una bota aparatosa que parece un patín roller sin rueditas, que uso hasta para dormir.
Pero, todo esto, tiene un comienzo, un elemento protagonista que es: la escalera, que tiene el honor de ser llamada: “Escalera de mierda”.
Primero porque la casa no tenia escalera, a mi se me ocurrió colocarla para tender la ropa en la terraza, en un tendedero chiquito que entra en el patio… (Si, ya se, no se entiende).
Pero yo quería tener una terraza, y me compre un banquito de plaza para sentarme los días de sol. ¿Cuántas veces me senté? 4 o 5… El uso que le doy es apoyar el cesto de ropa mojada mientras la tiendo (si, un desperdicio).
Para colmo, mi patio es muy chico, así que con la escalera no se aprovecha, puse una mesita de plástico y 4 sillas…. pero están todas apiladas. O sea, no me siento ni en el patio ni en la terraza.
Y el motivo de la caída fue porque al ser un patio pequeño, no había espacio para escalones anchos y no queda otra que subir de costado, para llegar al tendedero que entra en el patio, pero que está en la terraza, porque abajo la escalera ocupa lugar y están la mesa y las sillas apiladas en las que nunca me siento. Eso sí, en los cumpleaños, cuando me quedo sin asientos, siempre me salvan las sillas apiladas.
Otro uso que le iba a dar a la escalera, era en la parte de abajo del descanso, hacer como un placarcito porque me pensaba comprar una cortadora de césped, que nunca compre, porque por mas que le dije al herrero que me hiciera los escalones tapados, me los hizo con unas rejitas para que me salga mas barato, cuando yo le había dicho que no me importaba porque quería el famoso descanso tapado para resguardar la cortadora de césped de la lluvia, pero ni tampoco eso logre.
En fin, quizás saque la escalera, o la rompa o la prenda fuego, porque desde el momento en que la vimos colocada, con los hierros, toda aparatosa, ocupando todo el patio, alguien dijo: “Alguno se va a caer”.
Y sí… tenía que ser yo.
Pero la pregunta que me da vuelta en estos días es ¿para qué mierda quería una escalera? La verdad, no logro respondérmelo.
14-08-09
(Para todos los que me preguntaron, Sí, es real.)
La caída que pudo ser... jejeje
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