A ellos.

A Ustedes, que hacen de esta vida, una mejor.
A cada diferencia, que nos hace pensar y replantearnos qué es lo que estamos haciendo.
A cada coincidencia, que nos hace cómplices buscando la esencia de cada momento.
A Cada secreto confesado, motivo de interminables risas y alegrías.
A cada angustia declarada, motivo para juntar fuerzas entre todos y tratar de conquistar el mundo.
Cada uno, un universo distinto, con miles de historias distintas para contar o guardar.
Cada uno un tesoro para cuidar.
A todos, gracias. A todos y a cada uno de mis amigos.
Ellos, personas admirables, que luchan y sobreviven con el sólo objetivo de ser felices.
Amigos, de esos que no se rinden, que dan todo por ver bien a alguien más.
Ellos, personas inolvidables, de las que me reservo cada enseñanza, cada consejo.
A ellos,
que nos muestran caminos,
nos enseñan las rutas,
nos dibujan lo mapas,
nos graban las indicaciones para no perdernos
y nos anulan aquellos de los que se sospecha peligro sin algo que verdaderamente lo valga.
Nos acompañan por los que podemos conocer juntos, nos esperan a la salida en aquellos que sólo nosotros podemos ir, y tiemblan con nosotros cuando se avecina uno desconocido.
Nos aconsejan y nos retan. Todo vale por que no son seres extraños ni entrometidos: Son parte nuestra.
Son amigos especiales que no quieren ni más ni menos que estar ahí y recibirte con los brazos abiertos al volver de cada uno de los viajes.
Porque los amo y por el deseo de corresponder a esa amistad al cien por ciento, gracias.